El IGM estudia la toxoplasmosis ovina y las diferencias entre los aislados que la causan
DICYT Investigadores del Instituto de Ganadería de Montaña (IGM, centro mixto del CSIC y la Universidad de León), junto con otros expertos de la Universidad Complutense de Madrid, han analizado por primera vez los efectos en ovejas gestantes de diferentes tipos de aislados de Toxoplasma gondii, el parásito que provoca la toxoplasmosis ovina. Esta enfermedad es muy importante en los rebaños, siendo una de las principales amenazas para su bienestar y comprometiendo su viabilidad económica. Los resultados, publicados en la revista Veterinary Parasitology, muestran que diferentes aislados del microorganismo tienen distintas consecuencias clínicas en los animales, aunque las consecuencias para la producción son similares.
El parásito T. gondii es capaz de infectar a cualquier animal de sangre caliente, por lo que afecta también al ser humano. En las ovejas, el problema aparece tras la ingestión de las formas infectantes presentes en el agua o en el alimento, que son eliminadas por algún gato infectado. En el momento de la infección el parásito se disemina por todo el organismo por vía linfática y hemática, produciendo una fuerte respuesta inflamatoria. Sin embargo, la mayoría de las veces la infección pasa desapercibida para el ganadero, ya que el animal únicamente mostrará fiebre e inapetencia por unos días, pero si es una oveja gestante, el parásito consigue atravesar la placenta y llegar hasta el feto. “La multiplicación del parásito en la placenta y en el feto, junto con la respuesta inflamatoria son las responsables del aborto”, explica a DiCYT Daniel Gutiérrez Expósito, profesor de la Universidad de León y principal autor del trabajo. “No obstante, en otras ocasiones, si la infección se produce en periodos tardíos de la gestación, nacerán corderos vivos, prematuros y débiles que con frecuencia mueren durante los primeros días de vida”, añade.
En anteriores estudios, el IGM ya ha analizado el coste que supone este problema. Ahora, el principal objetivo de esta nueva investigación era conocer si las consecuencias clínicas de la enfermedad en ovejas gestantes varían en función del aislado de T. gondii que las infecte. A nivel mundial, existen tres tipos de aislados mayoritarios (tipo I, II y III) con características genéticas y fenotípicas diferentes. En ratones, lechones y personas se han descrito variaciones en la virulencia, pero no siempre se pueden extrapolar directamente los resultados obtenidos en un modelo experimental o especie animal a otros.
Por eso, los investigadores seleccionaron dos aislados de tipo II, el predominante en España (TgShSp1 y TgShSp16) y un aislado de tipo III (TgShSp24) que se habían obtenido dentro de un proyecto de investigación coordinado con el grupo de investigación SALUVET de la Universidad Complutense de Madrid y que habían sido previamente estudiados en modelos in vitro e in vivo para estudiar su comportamiento en un modelo ovino gestante. Asimismo, se escogieron ovejas gestantes y fueron infectadas a los 90 días de gestación. Se dividieron las ovejas en 4 grupos (3 grupos infectados con cada una de los aislados y un grupo control). Tras la infección, “realizamos un seguimiento diario de las ovejas midiéndoles la temperatura corporal y tomándoles muestras de sangre para medir los niveles de anticuerpos”, explica el investigador. Periódicamente, se analizaron lesiones microscópicas en animales sacrificados y se anotaron los abortos y los nacimientos de corderos débiles.
Consecuencias para la producción
Los resultados demostraron varias diferencias entre la enfermedad causada por los distintos aislados del parásito. Concretamente, las ovejas infectadas con el aislado TgShSp1 (tipo II) desarrollaron un aumento de temperatura y anticuerpos más tardío que con los aislados TgShSp16 (tipo II) y TgShSp24 (tipo III). Las ovejas infectadas con el aisladoTgShSp16 (tipo II) fueron las que menos lesiones desarrollaron y en las que se detectó el parásito en menor proporción.
Sin embargo, cuando se consideraron todos los abortos y las muertes fetales de los tres grupos infectados globalmente, los resultados fueron similares (50%, 40% y 47%, respectivamente), por lo tanto, “aunque existan diferencias en algunos parámetros clínicos, el impacto a nivel productivo es similar en los tres aislados”, comenta el experto.
Por otra parte, el estudio supone un hito en varios aspectos. Por ejemplo, la utilización de una dosis de infección baja ha permitido reproducir fielmente lo que ocurre en condiciones de campo (en estudios previos las dosis elevadas enmascaraban lo que ocurriría en condiciones naturales). Además, los resultados confirman que los hallazgos obtenidos en otros modelos animales (principalmente en ratones) no pueden extrapolarse a lo que ocurre en las ovejas. También se ha demostrado que existen aislados que son capaces de generar más lesiones que otros y de distribuirse por los tejidos más fácilmente a pesar de ser genéticamente similares. Por último, “este estudio pone en evidencia lo poco que conocemos sobre los mecanismos causantes del aborto, ya que la infección con el aislado que causó menos lesiones, y que se distribuyó menos por el organismo, se asoció a una tasa global de fallo reproductivo de aborto o mortalidad en corderos similar a las de los otros dos aislados”, destaca Gutiérrez Expósito.
A pesar de que las consecuencias para los rebaños sean similares con los diferentes tipos de parásito, los científicos creen que el estudio será útil para los ganaderos y que es importante concienciarles para la implantación de medidas de control eficaces frente a la toxoplasmosis ovina, como la vacunación, que eviten el aborto, ya que las pérdidas económicas son graves.
Dentro de esta línea de investigación los siguientes objetivos de los científicos pasan por explicar los mecanismos causantes del aborto en las ovejas infectadas y cuáles serían los factores del hospedador que otorgarían protección frente a ellos. Para ello, y de forma más inmediata, se estudiaría la respuesta inmunitaria periférica y local en las muestras procedentes de este estudio. Por otro lado, “sería interesante investigar por qué existen estas diferencias entre aislados, intentando descubrir cuáles son los factores de virulencia específicos”. Para ello, la secuenciación y comparación del genoma completo podría aportar las claves de por qué unas cepas son más virulentas que otras.
Referencia bibliográfica | |
Vallejo R, Benavides J, Arteche-Villasol N, Sánchez-Sánchez R, Calero-Bernal R, Ferreras MC, Criado M, Pérez V, Ortega-Mora LM, Gutiérrez-Expósito D. Experimental infection of sheep at mid-pregnancy with archetypal type II and type III Toxoplasma gondii isolates exhibited different phenotypic traits. Vet Parasitol. 2023 Mar;315:109889. doi: 10.1016/j.vetpar.2023.109889. Epub 2023 Feb 2. PMID: 36753878. |