Alimentación España Canadá, Internacional, Viernes, 13 de octubre de 2006 a las 14:39

Investigadores canadienses descubren plantas con propiedades anticongelantes

Los estudios han servido para identificar una enzima en una variedad de centeno que confiere al organismo una mayor resistencia a las heladas

AVPR/DICYT Un equipo de investigación de la universidad canadiense de Waterloo ha identificado una enzima en una variedad de centeno capaz de activarse a muy bajas temperaturas, otorgando a la planta una resistencia importante a las heladas. El descubrimiento constituye una recompensa para este grupo de científicos que trabaja desde hace más de una década en la identificación de variedades de cultivos resistentes al frío, de cara a incrementar el rendimiento de las cosechas durante los largos inviernos canadienses.

Pero la enzima descubierta, denominada glucanasa, ha resultado ser importante también por otros motivos, ya que además de evitar que la planta de centeno sucumba al frío, también le otorga cierta resistencia a los patógenos habitualmente más comunes en esta especie, y participa en la síntesis de la pared celular y el desarrollo del polen.

Por lo general, las plantas que son cultivadas en zonas templadas deben soportar las inclemencias del clima, pasando de un calor severo en verano a un frío intenso en invierno. En temperaturas bajas, las células de las plantas forman cristales de hielo que la destruyen, provocando la salida de agua y ocasionando su deshidratación, así como la susceptibilidad a organismos patógenos.

 

Evitar los cristales de hielo


Los científicos de la Universidad de Waterloo descubrieron que algunos cereales eran capaces de de tolerar las heladas a través de un mecanismo de aclimatación. En este proceso, las plantas fabrican proteínas anticongelantes que inhiben el crecimiento de los cristales de hielo. De esta forma, evaluaron la capacidad anticongelante de esta enzima en condiciones severas de invierno y los resultados fueron positivos, por lo que el equipo científico ya se plantea utilizar los genes que codifican estas proteínas para implantarlos, con ayuda de la ingeniería genética, en otras especies y comprobar si se activan correctamente, evitando que la variedad modificada se congele en condiciones adversas.