Un 10% de los pacientes que acude al médico de cabecera en España padece depresión
AVPR/DICYT Hasta un 10% de los pacientes que pasan por la consulta del médico de familia padece depresión. A pesar de las cifras, la escasa tendencia a buscar apoyo por parte de los afectados origina el denominado Fenómeno del Iceberg, por el que se conoce la falta de diagnóstico de la enfermedad y que, según apuntan los expertos, hace que pasen desapercibidos un 50% de los casos. Según la doctora María Jesús Cerecedo, coordinadora del Grupo de Salud Mental de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (Semfyc), “la depresión enmascarada es muy habitual en atención primaria. En estos casos la tristeza vital o el ánimo deprimido quedan en un segundo plano al no expresarse en la consulta. En cambio, el paciente suele referir molestias somáticas y conductuales como fatiga o falta de energía, problemas digestivos y alergias múltiples”.
El riesgo de sufrir depresión se estima en un 5% para el hombre y un 10% para las mujeres, constituyendo los trastornos del humor, junto con los de la ansiedad, las patologías psiquiátricas más frecuentes entre la población general y, por tanto, también en el primer nivel asistencial. En el mundo hay entre 120 y 200 millones de personas con depresión y en España cerca de dos millones de afectados.
La explicación al bajo índice de detección de esta enfermedad mental, señalan los especialistas, responde a varios factores. En primer lugar, al hecho de que muy raramente un paciente acude a consulta del médico de familia refiriendo un estado de ánimo deprimido, sino que manifiesta síntomas somáticos, como cefaleas o vértigos, problemas psicosociales o patologías orgánicas simultáneas que dificultan el diagnóstico. Y en segundo lugar, a que existe una falta de conciencia por parte de los profesionales de la alta prevalencia de la depresión, a pesar de que se trata de un trastorno tan frecuente como, por ejemplo, la hipertensión arterial.
Factores de riesgo
La depresión puede presentarse a cualquier edad, si bien los datos más recientes sobre morbilidad indican que hay una mayor frecuencia en edades más jóvenes (entre los 30 y los 40 años) y una tendencia a desarrollar formas más graves en edades más avanzadas. Los estudios epidemiológicos coinciden en reconocer una mayor prevalencia en el sexo femenino con una proporción de tres a uno, diferencia que podría explicarse por variables psicosociales como una mayor vulnerabilidad social, o por factores hormonales. A esto habría que añadir el menor reconocimiento de los cuadros depresivos en varones, lo que habitualmente se debe a que su expresión clínica está enmascarada por el alcoholismo o por determinadas alteraciones de la conducta.