Alimentación España Salamanca, Salamanca, Martes, 03 de julio de 2007 a las 18:30

Expertos internacionales defienden en Salamanca las cualidades de los cultivos modificados genéticamente

Consideran que el único incoveniente que presentan es la reducción de la biodiversidad, algo que está "en la esencia de la agricultura"

José Pichel Andrés/DICYT Los expertos reunidos en Salamanca con motivo del congreso sobre dormición y germinación de semillas se han mostrado muy favorables a los cultivos modificados genéticamente y consideran que, en un futuro, los beneficios que hoy sólo ven los agricultores se trasladarán también a los consumidores. En ese sentido, consideran que el único inconveniente del desarrollo de productos transgénicos es que reducen la biodiversidad, algo que, en cualquier caso, es inherente a la actividad agrícola, que siempre ha favorecido un cultivo determinado frente a otros. Los supuestos riesgos carecen de base científica, según estos especialistas.

 

Roberto Benech-Arnold, investigador del Departamento de Agricultura de la Universidad de Buenos Aires, ha explicado a DICYT que "modificar un organismo significa sacar un trozo de ADN de una especie y colocárselo a otra". En ese sentido, asegura que "cuando los europeos importaron patatas de América llevaban mucho más que un trozo de ADN y ahora no hay nada que nos lleve a pensar que la introducción de esas modificaciones pueda traer consecuencias distintas a las esperadas". El científico apunta que "en Argentina más del 90% de la producción de soja se realiza con organismos genéticamente modificados y no hay reparos, aunque puedo entender los reparos de los consumidores europeos cuando se parte de la base de que esta primera generación representa ventajas para el productor, pero no para el consumidor", comenta. Así, en la actualidad, "el gen no añade algo que mejora la salud del consumidor, sino que opone resistencia a los herbicidas. Sin embargo, en una próxima generación de organismos modificados traerá beneficios para el consumidor, como de hecho ya existen con productos como el arroz dorado, al cuál se le ha puesto un gen que aporta una vitamina que habitualmente no está en la dieta de los consumidores asiáticos", afirma.

 

Sin base científica

En la misma línea se manifiesta Dolores Rodríguez, catedrática de Fisiología Vegetal de la Universidad de Salamanca, al declarar que "no hay una base científica real para oponerse a las plantas transgénicas, pues sólo contienen un gen que ya existe en otros organismos, que no es dañino y que está controlado. Hay más riesgos en otros cultivos que los agricultores han ido seleccionando para una mejor productividad", añade. En ese sentido, explica que ninguna de las plantas que se consumen en la actualidad tiene "nada que ver con las originales. Se han ido modificando por otros mecanismos, ahora lo que se hace es controlar esa modificación y el único riesgo real es que disminuya la biodiversidad", sentencia. Aún así, en su opinión, "la biodiversidad siempre ha estado en contra de la agricultura, porque la agricultura favorece el desarrollo de un cultivo en contra de otros. El resto de los riesgos es irreal y no tiene ninguna base científica", agrega. 

En opinión de ambos, si el consumidor detectara un abaratamiento de los precios o una mejora de la calidad, admitiría mejor los productos transgénicos y, en cuanto haya más ventas, los precios se abaratarán. "Ninguna planta transgénica ha provocado problemas en el mundo y, de hecho, Europa y España ya han admitido 12 variedades de maíz con la proteína BT, que produce una proteína que actúa como insecticida ante el llamado taladro del maíz, una plaga terrible", explica Dolores Rodríguez, que, no obstante, se muestra a favor de un control estricto de los genes que se manipulan y de las plantas que se comercializan, para lo que ya existen organismos internacionales que hacen pasar controles muy exhaustivos.

 

Ejemplos de búsquedas científicas 
El argentino Benech-Arnold ha intervenido hoy en el congreso para explicar sus trabajos sobre dormición de semillas, que es el modo de detener la germinación. "Mi grupo estudia justamente la falta de dormición que presentan algunos cereales debido a una mala selección anterior, lo que termina arruinando la cosecha. Nuestro interés es controlar los tiempos de evolución del grano, para lo cual queremos conocer en detalle los mecanismos fisiológicos y moleculares que están detrás", explica. "Nos nutrimos de varias fuentes, como la información que proviene del organismo modelo denominado arabidopsis thaliana, pues el 90% de los trabajos que uno conoce en encuentros como éste tienen que ver con este modelo vegetal", destaca.

En una línea parecida trabaja Kent Bradfort, especialista de la Universidad de California, pero enfocada a plantas hortícolas, especialmente en lechugas. "Nuestro interés es conseguir mejores semillas y, por lo tanto, mejores cosechas, con las que proveer de estos cultivos mejorados a los agricultores", señala. Además, en el centro de Biotecnología de semillas donde trabaja Bradfort, el trabajo se centra en la modificación de estas semillas para que sean más útiles y rentables, estudiando sobre todo algodón y maíz, para conseguir variedades "resistentes a los herbicidas y a condiciones de frío, salinidad o sequía, así como a insectos que puedan destrozar las cosechas", declara.