Investigadores leoneses analizan la presencia de antibióticos en las aguas residuales
Isidoro García Cano/DICYT Científicos de la Universidad de León (ULE) desarrollan un proyecto para analizar la presencia de antibióticos en las aguas residuales. El estudio trata de afinar un método para detectar la presencia de este fármaco, que se elimina por la orina y cuya cantidad no es controlada actualmente en el agua tratada por las depuradoras. Su presencia en el medio ambiente puede traer como consecuencia un incremento en la resistencia al fármaco de las bacterias a las que combate.
Esta situación “puede convertirse en un problema grave”, explica a Dicyt Javier Martín Villacorta, catedrático de Química-Física de la Universidad de León y responsable del proyecto. “Los antibióticos están diseñados para tener un efecto que persiste después de su uso terapéutico”, continúa. Así, si las cepas de bacterias que se encuentran en la naturaleza entran en contacto con estos antibióticos y se adaptan a ellos pueden generar más resistencia, por lo que, en el futuro, “tal vez esos fármacos no sean capaces de hacerles frente y tengamos que aumentar las dosis, como ya se está haciendo, o bien, nos veamos obligados a desarrollar antibióticos nuevos”.
En cuanto al modo en que estos compuestos llegan al medio ambiente, el experto explica que, al igual que ocurre con otros muchos fármacos, los antibióticos se eliminan del cuerpo por la orina, pasando así a las aguas fecales y de ahí a las plantas depuradoras. Allí se tratan mediante lodos activos, un conjunto de microorganismos que degradan las aguas fecales. Este proceso “cumple con la ley en cuanto a que el nivel de materia orgánica que contiene el agua depurada es bajo”, comenta Martín, “pero no se sabe de qué tipo es, si tiene actividad biológica o si ésta es inocua”.
Afinar el análisis
Para controlar este problema, los investigadores leoneses estudian el nivel de depuración que se alcanza mediante lodos activos en aguas contaminadas con antibióticos. Los análisis se aplican a una planta depuradora piloto construida en el laboratorio que recrea las condiciones reales, con el objetivo final de mejorar la técnica y ganar sensibilidad para poder aplicar estos análisis en las depuradoras convencionales. En este proceso colaboran con el Instituto de Química Ambiental de Barcelona (CSIC).
Las concentraciones de antibióticos en las aguas de las depuradoras "son más bajas” que las de las muestras de laboratorio, según señala, por lo que hay que someterlas a laboriosos procesos de concentración y utilizar detectores más sensibles que sean capaces de llegar a escalas muy reducidas, del orden de las 20-50 partes por billón. La metodología empleada se basa en la técnica conocida como cromatografía de líquidos (HPLC, por sus siglas en inglés), que realiza un análisis cualitativo (separa los distintos componentes presentes en un medio y los identifica) y cuantitativo. Además, al funcionar en estado líquido “no destruye las muestras”, aclara Martín.
Los antibióticos que buscan detectar los científicos de leoneses pertenecen a los grandes grupos de las tetraciclinas (utilizadas para potenciar el crecimiento en animales), penicilinas y cefalosporinas, las más usados en humanos “y los que presentan mayores problemas de resistencia bacteriana”. Algunas de las bacterias que ya han mostrado mayor resistencia a los antibióticos son Enterococcus faecalis, Mycobacterium tuberculosis y, sobre todo, Pseudomonas aeruginosa.
Un reflejo del consumo farmacéutico local | |
Las aguas residuales de una ciudad reflejan el consumo de fármacos que realiza su población. Así, el grupo de investigadores dirigido por Javier Martín Villacorta ha analizado la presencia de fármacos en las aguas residuales de León encontrando diversas concentraciones de los productos más habituales en los botiquines caseros: antiinflamatorios, analgésicos, ácido acetilsalicílico, antidepresivos, hormonas presentes en la píldora anticonceptiva... “Los fármacos que encuentras en las aguas residuales son los mismos que se venden en las farmacias”, resume Martín. Este análisis dependerá de la época del año, asociado a enfermedades estacionales como los resfriados, o del lugar, “en las aguas residuales de salida de los hospitales habrá mayor concentración de antibióticos”, explica el científico, “por lo que las cepas bacterianas podrían aumentar su resistencia”. |