Alimentación España León, León, Viernes, 05 de octubre de 2007 a las 11:57

Un estudio del polen fósil reconstruye la historia de bosques leoneses de la Cordillera Cantábrica

Los trabajos servirán para precisar las teorías sobre migración de especies vegetales

IGC/DICYT Los restos fósiles del polen pueden ofrecer valiosa información para reconstruir el clima y la vegetación del pasado más remoto. En este campo de investigación, un grupo de investigadoras del Instituto de Recursos Naturales de la Universidad de León realiza un estudio de los palinomorfos (polen, esporas, etc.) presentes en turberas del Cuaternario, mediante el cual reconstruyen la evolución de las especies vegetales de la zona. Los datos obtenidos a lo largo de la Cordillera Cantábrica leonesa pueden trastocar las teorías actuales sobre la migración de especies vegetales de la última glaciación.

 

El estudio comienza con la obtención de muestras, un trabajo para el que el que se realizan uno o dos sondeos en cada turbera. Éstas “son zonas húmedas, con condiciones anaeróbicas”, explica María Amor Fombella Blanco, responsable del grupo de investigación, por lo que, sobre todo en zonas más hondas, “lo que se conserva es bastante representativo” del pasado. Según la investigadora han llegado a realizar sondeos de 7'8 metros de profundidad, “lo cual es mucho para un trabajo científico”.

 

Trabajo de laboratorio

 

Una vez que las muestras se ordenan comienza el trabajo de laboratorio, donde se las somete a un proceso para separar la materia orgánica de la inorgánica. Posteriormente el resultado se observa al microscopio para anotar cada uno de los taxones (tipos de polen) presentes. Después, estos resultados se incluyen en un programa estadístico que ofrece una distribución de los tipos de polen de la muestra, lo que se conoce como un perfil polínico.

 

A través de la interpretación de este diagrama, los científicos pueden conocer “la vegetación que existía en ese territorio en un momento del pasado”, resume Fombella. Se trata de saber “la historia de la vegetación, cómo ha evolucionado o cómo eran los bosques”. Incluso dentro de cada sondeo, de cada perfil polínico, se reflejan cambios “que se traducen en cambios climáticos”. Así, por ejemplo, si predomina una especie como el pino indica un clima distinto que si la especie principal es el abedul, que requiere más humedad.

 

En los últimos 18 o 15.000 años “podemos hablar de pulsos climáticos”, describe Fombella. “En épocas cercanas a la glaciación predomina una vegetación más esteparia. Posteriormente se observa la mejoría climática porque el bosque empieza a desarrollarse. Y lo que se observa en todos lo perfiles es la acción del hombre en los últimos tres mil años, ya que se reduce mucho la abundancia de polen procendente de los árboles”. La deforestación, los incendios y otras actividades relacionadas con el hombre “es lo único que explicaría ese cambio drástico”.

 

Una revisión de la teoría
Los datos obtenidos por las investigadoras de la institución leonesa pueden obligar a recomponer las teorías de las migraciones vegetales durante la glaciación. Según María Amor Fombella, los estudios que afirman que ciertas especies encontraron refugio en la Península no disponían de datos sobre el terreno, que muestran la presencia anterior de estas mismas especies.