¿Los jueces y abogados se encuentran libres de sesgos al juzgar moralmente las acciones criminales? Esta no es una pregunta trivial ya que las decisiones de estos expertos afectan de forma directa la vida tanto de víctimas como de victimarios. Los marcos legales tradicionales frecuentemente conciben la ley como un proceso puramente racional, libre de emociones, intuiciones o sesgos. Sin embargo, las ciencias del comportamiento y las neurociencias han mostrado sistemáticamente que las decisiones humanas, especialmente aquellas que involucran juicios morales, están profundamente influenciadas por sesgos emocionales y cognitivos. Estos factores no racionales han sido raramente abordados en investigaciones en el ámbito legal, las cuales han tendido a enfocarse primordialmente en la toma de decisiones racionales. Pero ¿qué tan susceptibles son los jueces y los abogados a estas influencias no racionales cuando juzgan escenarios que implican daño a terceros? ¿Al igual que las personas sin experiencia en leyes, se ven afectados por la información sobre la intención del perpetrador, la elección de ciertas palabras para describir un evento, o por su propio estado fisiológico?
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