Cedetel impulsa la aplicación de sistemas de identificación por radiofrecuencia en las empresas de Castilla y León
Marta Dompablo/DICYT El Centro para el Desarrollo de las Telecomunicaciones de Castilla y León (Cedetel) coordina un proyecto de desarrollo de tecnología de identificación por radiofrecuencia (RFID) para su aplicación en las empresas de la región. Cedetel coordina este proyecto, que cuenta con el apoyo de la Agencia de Inversiones y Servicios (ADE), y que pretende integrar a universidades, empresas y proveedores, y cuyas aplicaciones están presentes en la gestión de equipajes, préstamos de bibliotecas, la identificación de personas e incluso en los micropagos. El director de investigación de Cedetel, Rubén Lorenzo, asegura que varias compañías de Castilla y León ya se han mostrado interesadas en participar en el proyecto.
El papel que juega Cedetel en esta iniciativa es detectar las necesidades del mercado y buscar a las empresas que puedan cubrirlas, así como aportar la colaboración de la universidad en el caso de que hiciera falta investigar, ha explicado a DICYT Rubén Lorenzo, que en la actualidad también ocupa el cargo de director de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Telecomunicación de la Universidad de Valladolid. La pretensión es que el proyecto piloto se pueda materializar el año que viene.
La identificación por radiofrecuencia engloba a aquellas tecnologías que utilizan ondas de radio para el intercambio de datos a distancia mediante un sistema que permite la captura y grabación de datos sin necesidad de establecer contacto entre un lector y una etiqueta (tag).
Este sistema está compuesto por la etiqueta RFID y el lector. La etiqueta RFID, también denominada tag, consta de un microchip unido a una antena flexible. Las etiquetas se clasifican en pasivas, semipasivas y activas según el lugar de donde provenga la energía que utilizan para tramitar la respuesta: pasivas si no tiene fuente de alimentación propia, semipasivas si utilizan una pequeña batería asociada y activas si tienen su propia fuente de alimentación. En la actualidad las existentes en el mercado son de tipo pasivo, ya que su fabricación es más barata. Además, las etiquetas pueden adoptar diversos formatos y tamaños en función de su aplicación, lo que hace que su precio sea diferente. Así pueden ser rígidas, flexibles, adhesivas.
Por otro lado, el lector RFID es el equipo que genera la energía necesaria para el funcionamiento del chip de la etiqueta, y su función es recibir y decodificar la información de la misma, aunque en algunas ocasiones es capaz de escribir información sobre la etiqueta. Sus componentes son una antena, un módulo de radiofrecuencia o controlador y una unidad de control.
Creación de un campo magnético
El funcionamiento de esta tecnología se basa en la creación de un campo magnético a través de la antena del lector. El radio de acción de este campo varía según sea su forma, la potencia del lector y la frecuencia con la que emita. En el caso de las etiquetas pasivas, el lector genera un campo de radiofrecuencia que activa la etiqueta y alimenta al chip para que pueda trasmitir los datos almacenados. Así, cuando el tag entra en contacto con el campo magnético, automáticamente reacciona y envía la información del tag al lector, que lo descodifica y pone en contacto con la unidad de control.
En este sistema también es necesario un software que actúe de interfaz entre el receptor y las bases de datos y se requiere de una middleware (conjunto de servicios que permiten que las aplicaciones funcionen en una red) que gestione el flujo de datos entre lectores y aplicaciones empresariales para facilitar el uso inteligente de la información generada por las etiquetas RFID. La diferencia entre la tecnología RFID y un código de barras es que a éste último es necesario leerlo.
Las aplicaciones de esta tecnología ya están extendidas en la vida cotidiana, por ejemplo en las llaves de contacto de los vehículos y en los sistemas de pago automático de peaje en autopistas. Asimismo, las nuevas aplicaciones que se desarrollan en la actualidad abarcan campos como la gestión de equipajes, bibliotecas y documentos, la identificación de personas en hospitales, parques y prisiones o los micropagos, en el caso de pequeñas compras como el periódico o una barra de pan.
El director de Investigación de Cedetel apunta que latecnología RFID puede servir para sustituir los códigos de barras y localizar cualquier tipo de mercancía. "Esta tecnología está madura, pero a punto de eclosionar. Algunas multinacionales ya las utilizan, pero el resto de las empresas tiene que percatarse de que es rentable para ellos".