Salud España , Salamanca, Martes, 02 de noviembre de 2004 a las 17:18

Científicos de la Universidad de Salamanca investigan un método de control de la dirofilariosis canina

Chemical Ibérica comercializará una de las patentes del grupo que dirige el profesor Fernando Simón, que trabaja con el apoyo de las universidades de Milán y Parma

Ana Victoria Pérez/DICYT El grupo de investigación del Departamento de Parasitología de la Universidad de Salamanca que dirige el profesor Fernando Simón forma parte de un grupo de empresas y laboratorios de investigación, entre los que también se encuentran el Instituto de Patología de la Universidad de Milán, la Universidad de Parma, la empresa española Chemical Ibérica y otras compañías portuguesas y belgas que, desde hace años, se dedican al estudio, caracterización y diagnóstico de la dirofilariosis: una patología causada por un parásito de la familia de las filarias (dirofilaria immitis) que afecta sobre todo a los perros aunque, tal y como ha confirmado a DICYT el profesor Simón, "durante los 12 años que llevamos trabajando sobre la dirofilariosis hemos comprobado que también la padecen otros animales de compañía como los gatos". El reto, una vez caracterizada la enfermedad, su diagnóstico y consecuencias, está en desarrollar métodos de control que puedan prevenir la infestación en los canes. De momento los investigadores salmantinos ya han desarrollado dos patentes, una de las cuales será comercializada por Chemical Ibérica.

La dirofilariosis es una enfermedad producida por un nematodo (un tipo de gusano) cuya difusión está estrechamente vinculada a la presencia de mosquitos que actúan como hospedadores intermediarios. El parásito en estado adulto se localiza en las arterias pulmonares. Los machos miden de 12 a 16 centímetros y las hembras 25 a 30. Cuando la cantidad de parásitos es elevada, se movilizan hacia el ventrículo derecho del corazón del animal, pudiendo alcanzar también la aurícula derecha y la vena cava. Se trata de una patología de difícil tratamiento, según Fernando Simón, ya que "hay que someter al animal a un reposo forzado y administrarle antitrombóticos, aspirina, antiinflamatorios esteroideos, etc. Una terapia en la que los europeos se gastan anualmente entre cuatro y seis millones de euros". De ahí, la importancia de realizar un diagnóstico rápido de la enfermedad y potenciar los estudios en inmunoterapia.

Un parásito y una bacteria

La labor de este equipo de investigadores se ha complicado recientemente, ya que se ha comprobado que en el momento en el que el parásito muere, bien a consecuencia de la intervención del sistema inmunitario del hospedador, bien debido a los tratamientos veterinarios, el nematodo libera una bacteria que es responsable de un proceso inflamatorio. "Hasta hace poco pensábamos que las reacciones inflamatoria se debían a que este tipo de bacteria se recubren de una molécula, un lipopolisacárido que causa estas reacciones, pero los últimos estudios demuestran que el genoma de la bacteria carece de dicha molécula. Nuestra teoría es que la bacteria se ha desecho de la molécula para poder vivir en simbiosis con el nematodo. Pero por el momento, es sólo nuestra teoría", advierte el profesor Simón.

Tanto los tratamientos que se diseñen para mejorar las terapias actuales como los estudios inmunoterapéuticos deberán tener en cuenta que el enemigo contra el que se combate es doble. Una vez eliminado el gusano hay que terminar también con la bacteria. Dichas bacterias viven en la sangre del animal cuando el nematodo hospedador muere, y aunque se conocen las reacciones inflamatorias que se originan en el cuerpo del segundo huésped como respuesta inmunitaria, aún hay que profundizar en el estudio de otros posibles efectos secundarios.

El trabajo de este equipo de investigadores ya ha dado sus frutos, y los resultados conseguidos en los laboratorios han cristalizado en dos patentes: la primera está registrada a nombre de la Universidad de Salamanca, aunque no ha llegado a explotarse comercialmente. La segunda, de la que es titular la empresa Chemical Ibérica, es un kit diagnóstico que, según el propio Fernando Simón, "está dando muy buenos resultados". Simón puntualiza, "ya está en camino una tercera patente que consiste en el diseño de un kit de diagnóstico de la enfermedad específico para gatos. Un animal cada vez más común en los hogares europeos y que se ha convertido en hospedador de la dirofilaria immitis, cada vez más frecuente.


 

Confusión con un tumor pulmonar

Los 12 años que el equipo de Fernando Simón ha dedicado al estudio de este parásito han servido para constatar que "cuando el parásito aparece en las poblaciones caninas, se detectan casos en los humanos". A diferencia de los animales, en el caso del hombre la dirofilaria provoca una patología menor. Normalmente, asegura Fernando Simón, "el parásito es eliminado por el sistema inmunitario del hombre cuando aún se encuentra a nivel cutáneo, pero en algunos casos hemos detectado que es capaz de emigrar a través del torrente sanguíneo hasta el pulmón. Una vez instalado allí, el parásito muere siendo aún una larva, y en su lugar se genera un pequeño nódulo".
El mayor peligro que entraña esta patología es que dicho nódulo puede confundirse durante una revisión médica con un tumor pulmonar, ya que es difícil diferenciarlo utilizando los métodos de diagnóstico médico convencionales. La mejor herramienta para evitar intervenciones quirúrgicas innecesarias es instruir a los médicos en el conocimiento de esta patología, cuya incidencia es muy baja, mientras que, por otra parte, se trabaja en la elaboración de un kit de diagnóstico en humanos que facilite la labor a los doctores.