Combaten enfermedades gastrointestinales con desinfectante de orégano y tomillo
JST-Tec de Monterrey/DICYT Cada año mueren hasta cinco millones de personas en el mundo a causa de enfermedades gastrointestinales, de las cuales el 25 por ciento podrían ser evitadas con una higiene constante de las manos. Para reducir estos índices de mortalidad, un alumno de la Maestría en Innovación Tecnológica y Empresarial (MNN) elaboró un modelo de negocio para comercializar un producto sanitizante que desinfecta no sólo las manos y la cara, sino también pisos y alimentos.
Se trata de un desinfectante orgánico, hecho a base de orégano y tomillo que tiene la característica de ser multiusos, lo que lo hace diferente al resto de los desinfectantes que existen en el mercado.
Producido por un estudiante de la Universidad de Stanford, su colega en el Tecnológico de Monterrey observó el potencial para países como México, donde las enfermedades gastrointestinales aún son causa de muerte.
"Este producto fue creado pensando principalmente en las comunidades que no tienen acceso al agua corriente de una manera tan sencilla, ya que se trata de un líquido económico, adaptable y fácil de producir", explica el Lic. Félix de León Rodríguez.
La aplicación multiusos representa una ventaja enorme sobre otros productos, ya que la mayoría de los desinfectantes para pisos y alimentos que existen en el mercado no pueden usarse en la piel. Asimismo, este desinfectante tiene otra ventaja competitiva: no contiene alcohol, por lo tanto, no es dañino en caso de ingesta accidental.
Plan de negocios
La meta de Félix de León es acercar este innovador producto a la población, y para ello desarrolló un plan de negocio que le permitirá comercializar el desinfectante y adaptarlo a los usos comunes de la gente. A través de estudios de mercado, descubrió que los multiusos son muy utilizados, y que este producto cumple con las características que los consumidores demandan.
"Nuestro plan de negocios consiste en producir el desinfectante localmente, instalar pequeñas plantas de producción y distribuirlo de forma local. Sus procesos de fabricación son muy económicos, por lo tanto, los costos de producción contra otras compañías se reducen y se vuelve más adaptable.
"Es algo innovador también para el mercado medio-alto pues por ahora no hay un producto que no contenga alcohol. Queremos empacarlo y venderlo también en cadenas comerciales de todo el país y con esos ingresos poder subsidiar la distribución a la población más necesitada".
Stanford lo selecciona
Por su perfil emprendedor, el alumno Félix de León fue seleccionado por la Universidad de Stanford para participar en el curso Summer Institute for Entrepreneurship, un programa de capacitación con duración de cuatro semanas que consiste en juntar personas con enfoque emprendedor para que desarrollen productos que satisfagan necesidades y resuelvan problemas cotidianos, pero que a la vez generen innovación en tecnología y en áreas sociales.
"Apliqué, y tras un proceso de selección me aceptaron. De un grupo de 96 personas, 75 eran de Stanford y 21 pertenecíamos a otras universidades. Yo era el único Latinoamericano que participó en ese programa", señaló el alumno, quien cuenta con una Licenciatura en Economía.
"Durante el programa de Stanford me uní a esta compañía, ahí desarrollé el modelo de negocio y en este momento soy consultor para Latinoamérica, pero el producto y los derechos del mismo pertenecen a un colega de Stanford", explica.
"El programa consistió en identificar las tendencias de negocios de cada persona, y en tomar clases de Mercadotecnia, Desarrollo de negocios, y Solicitud financiamiento. Trabajamos durante cuatro semanas en una metodología que se fundamenta en crear un producto basado en las necesidades de un usuario. Y al final tuvimos una presentación con inversionistas, dueños de fundaciones sociales y fundaciones basadas en productos orgánicos", concluye.