Cómo mejorar el rendimiento de balonmanistas a partir de indicadores fisiológicos y psicológicos
Antonio Martín/DICYT En las últimas fechas, con motivo de la celebración del Campeonato del Mundo en Suecia, los focos de las cámaras han apuntado al balonmano. El éxito deportivo de la Selección, que consiguió la medalla de bronce, ha motivado el interés creciente de aficionados y telespectadores. La final de consolación del domingo 28 de enero congregó a 980.000 personas delante de sus televisores. Detrás de este interés mediático está uno de los deportes colectivos con más fichas federadas de España. Miles de jugadores y técnicos profesionales, aficionados o de cantera se esfuerzan cada semana en mejorar sus resultados. Para aumentar el rendimiento en este deporte, una novedosa investigación del Instituto de Biomedicina de la Universidad de León (Ibiomed) ha analizado los entrenamientos de un equipo júnior durante una temporada.
El trabajo, según comenta una de sus responsables, María José Cuevas, aúna dos aspectos poco abordados conjuntamente en la búsqueda de mejoras deportivas: los fisiológicos y los psicológicos. El proyecto de investigación, que contó con financiación del Plan Nacional de I+D del Ministerio de Ciencia e Innovación, trataba de "identificar marcadores fisiológicos y psicológicos de los cambios en las cargas de trabajo que se producen en un equipo de balonmano durante una temporada", explica a DiCYT. Esto es, los científicos estudiaron cómo evolucionaban estos parámetros en diferentes fases de la temporada: durante las vacaciones, en la pretemporada, y en la primera y segunda vuelta de la liga. En total, el trabajo abarcó 40 semanas de preparación física y competición.
En concreto, el estudio, llevado a cabo en "un equipo de categoría nacional de jugadores masculinos de entre 18 y 22 años de un club local de León", supuso un estudio hematológico y bioquímico(incluyendo inflamación y estrés oxidativo) a partir de test sanguíneos, y de los estados de ánimo y de recuperación y estrés de los jugadores por medio de dos cuestionarios psicológicos. El objetivo era "obtener un mayor rendimiento que evite el sobreentrenamiento, porque éste tiene un efecto fisiológico en el organismo y produce alteraciones psicológicas", explica Cuevas.
A partir del estudio de los marcadores biológicos, los investigadores del Ibiomed pudieron contrastar que los mayores registros de inflamación y estrés oxidativo se producían en las épocas de competición, aunque este aumento "no era especialmente significativo". Para realizar este estudio sobre la inflamación, los investigadores emplearon marcadores como la proteína c-reactiva y la mieloperoxidasa. En el caso del estrés oxidativo, se estudiaron los parámetros de un importante antioxidante producido por las células del organismo, el glutatión, y la relación entre sus formas reducida y oxidada. Los expertos explican la ligera inflamación y estrés oxidativo porque "al incrementarse las cargas de trabajo, se produce un mayor número de radicales libres". Otros parámetros estudiados de tipo bioquímico y metabólico mejoraban de forma significativa, por lo que los científicos interpretan que "existía una adaptación al ejercicio, lo que supone que el entrenamiento era adecuado en términos generales".
Tests psicológicos
En cuanto a los marcadores psicológicos, los investigadores emplearon dos cuestionarios denominados POMS y RESTQ-Sport. Con el primero se pudo comprobar que los jugadores se sentían más vigorosos a la conclusión de la temporada". Con el segundo, que medía el estrés y la recuperación, se observó que los jugadores sentían un mayor estrés social al final de la segunda vuelta. Esto puede estar relacionado, según Cuevas, "con la presión por los resultados deportivos".
El trabajo, según sus promotores, "es la primera aportación sobre el estudio del estrés y la recuperación psicológica que se realiza en deportes de equipo en España y el primero en utilizar el cuestionario RESTQ-Sport. Este tipo de estudios científicos son más habituales en deportes individuales. El principal beneficio que aporta llevar esta metodología a los deportes colectivos, explica María José Cuevas, es que "se puede conocer el estado de los jugadores y no llegar a sobreentrenarlos". El equipo científico pretende ahora continuar su labor investigadora con otro perfil de deportistas, piragüistas, y sobreentrenar a alumnos voluntarios de la Facultad de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte de la Universidad de León para comprobar los efectos en sus organismos.