Consiguen una dieta ovina baja en cereal sin efectos en la digestión
Antonio Martín/DICYT Las ovejas son capaces de soportar una dieta hasta un 70% más ligera de cereal, si se substituye este producto por alfalfa o heno de gramíneas, sin que se vea variado el funcionamiento de su aparato digestivo. Un experimento realizado por personal de la Facultad de Veterinaria de León ha conseguido concentrados con menos presencia de cereal, importantes económicamente para el sector ganadero. Muchos piensos se basan en estos productos agrícolas y el alza de precios ocasiona importantes quebraderos de cabeza a este colectivo.
El concentrado substitutivo no afectaba la actividad en el rumen de las ovejas, ni la eficiencia de su síntesis micróbica. Tampoco ocasionaba pérdidas nítricas. Sin embargo, aporta menos energía a los animales. Este efecto se ve compensado por el hecho de que los forrajes “contienen fibras, lo que permite introducir mayor cantidad de concentrado”, explica una de las investigadoras del experimento, Dolores Carro.
Los investigadores, del Departamento de Producción Animal de la Universidad de León, tomaron seis ovejas productoras de leche y las alimentaron bajo un esquema denominado cuadrado latino. Durante cuatro periodos de un mes cada uno, se ofreció a las ovejas cuatro dietas diferentes en la que se cruzaban los dos principales dos componentes, el cereal y el forraje. Además, se dividió tanto la proporción de componentes como el tipo de forraje. Por una parte, se estimó un porcentaje de concentración de 30 ó 70% para cada una de los dos partes del experimento. Por otro, para el tipo de forraje, fuera alfalfa o heno de gramíneas.
Así, cada ejemplar se alimentaba al 70 por ciento de cereal con 30 alfalfa o heno de gramíneas y al 30 por ciento de cereal y al 70 de alfalfa o heno de gramíneas. Otras dos ovejas más se sumaron al análisis como reservas ya que “los animales son factores de variabilidad importante”. Cada oveja estaba canulada, por lo que se podía comprobar in vivo los efectos de la alimentación a la que eran sometidos.
La parte cereal de la alimentación estaba basado en cebada, cascarilla de trigo, harina de soja y palma, trigo, maíz y vitamina mineral. Los tipos de forraje tenían diferencias significativas: la alfalfa es calificada de calidad buena, por sus contenidos en proteínas; el heno de gramíneas está catalogado como de calidad media. La experiencia del grupo de invetigación se completa con trabajos sobre la búsqueda in vitro de fermentadores para observar cómo afectan las poblaciones microbianas del rumen a la digestión del ganado ovino.
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El alza de precios de la temporada 2007-08 motivó la investigación |
Durante la campaña agroganadera de 2007-08 los precios de los principales cereales crecieron espectacularmente. A pesar de que durante 25 años habían permanecido en una horquilla estable (el trigo rondó todo ese tiempo las 25 pesetas por kilo o su equivalente actual, los 150 euros por tonelada), desde el verano de 2007 todo cambió para alegría de los productores y desesperación de los compradores. El 2 de octubre, el triglo blando costaba cerca de 275 euros el kilo, según los datos del Ministerio de Medio Ambiente, y Medio Rural y Marino. La variante de trigo duro se acercó a los 450 euros entre marzo y abril de 2009, según la misma fuente. Los ganaderos, que utilizan los cereales como base de muchos piensos, empezaron a ver reducidos sus márgenes. Entonces, el grupo de investigadores del Departamento de Producción Animal salió a su rescate.
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