Alimentación Costa Rica , Costa Rica, Mi茅rcoles, 15 de febrero de 2012 a las 12:38

Desarrollan controladores biol贸gicos que reducen el consumo excesivo de agroqu铆micos

Estos biocontroladores tienen muchas ventajas, son muy efectivos, no da帽an el ambiente, ni alteran el equilibrio biol贸gico de la flora y de los suelos

UCR/DICYT Costa Rica tiene una valiosa herramienta para reducir su feroz consumo de agroquímicos y no encabezar la vergonzosa y peligrosa lista de países que más utilizan estas sustancias químicas en sus productos agrícolas. Investigadores de la Universidad de Costa Rica (UCR) desarrollaron una línea de productos naturales llamados controladores biológicos que combaten plagas y enfermedades en las plantas y cultivos sin necesidad de recurrir a agroquímicos.


Estos biocontroladores tienen muchas ventajas. Además de que son muy efectivos, no dañan el ambiente, ni alteran el equilibrio biológico de la flora y de los suelos.


Tampoco dañan la salud de quienes trabajan en las plantaciones, ni de los consumidores finales. Además estimulan la producción de reguladores de crecimiento de los cultivos. Algunos ayudan incluso a capturar el hidrógeno de la atmósfera y transmitirlo a la planta.


En cambio, los agroquímicos tienen varios puntos en contra. En el ambiente eliminan tanto insectos patógenos como benéficos, por lo que dan origen a otras plagas indeseadas y generan terrenos desgastados y con residuos tóxicos, los cuales también contaminan los mantos acuíferos, como lo demuestran múltiples estudios de la UCR.


En la salud de las personas se dan casos constantes de trabajadores intoxicados o envenenados por plaguicidas y herbicidas, e incluso niños de las escuelas de las inmediaciones.
¡Y ni que decir de los riesgos para los consumidores! Residuos tóxicos quedan en los productos vegetales que consumimos, sobre los cuales no existe ningún control del nivel de contaminación. La exposición prolongada a esas sustancias puede producir cáncer y mutaciones en adultos o malformaciones en el embrión durante el embarazo.


Un panorama diferente ofrecen los biocontroladores que utilizan bacterias u hongos con características benéficas preestablecidas por la naturaleza, las cuales son aprovechadas para combatir enfermedades y plagas de insectos en los cultivos.


Hongos y bacterias letales


Para crearlos en condiciones controladas y asegurar su calidad, pureza y preservación de sus propiedades se utiliza el arroz como caldo de cultivo. Los hongos y las bacterias son letales para las plagas, pero inofensivos para los humanos.


Al esparcirse sobre las plantas infectadas, el hongo ingresa al organismo del insecto y al crecer lo enferma y lo mata en cuestión de días. Esto simplemente reproduce un ciclo que ya se da en la naturaleza, pues el hongo lo que hace es hallar hospedaje en el insecto para vivir y desarrollarse.


En nuestro país el hongo más conocido es el Trichoderma. Pero los científicos del Centro de Investigaciones Agronómicas (CIA) de la UCR han desarrollado el control biológico con los hongos denominados Metarhizium y Beauveria, que son parasitadores de insectos.


A nivel doméstico pueden utilizarse para eliminar insectos de jardín e incluso para fumigar en hoteles, restaurantes o viviendas. En la agricultura eliminan plagas de insectos.


Por ejemplo, en un hotel en Cóbano que tiene ranchos con techo de paja tipo bungalú, se combatió “una gran cantidad de insectos que se alojaban dentro de la paja. Se hicieron aplicaciones de dos hongos y es sorprendente como desaparecieron, porque el hongo los coloniza por los espiráculos, que es la parte más suave del insecto ubicada en los costados.


“El hongo comienza a crecer y germinar hasta invadir toda la parte interna”, según explicó la Ingeniera Agrónoma Marena Chavarría Vega, investigadora del CIA y coordinadora del proyecto.
Chavarría explicó que las cepas de hongos y bacterias que se elaboran en el CIA son de origen nacional, por lo que están adaptadas a nuestro medio. Además llevan un proceso de multiplicación y selección, así como una formulación especial.


La investigadora explicó que en el país se venden productos basados en el hongo Trichoderma elaborados con cepas importadas de África, Colombia o Cuba, las cuales no se adaptan a las condiciones locales y en cuyo proceso de elaboración en el país reciben la contaminación de otros componentes, todo lo cual disminuye su efectividad.


Aparte de los hongos, el CIA también desarrolla productos para el control biológico natural que contienen las bacterias Bacillus Subtillis, Serratias, Azotobactel y Pseudomonas. Tal es el caso del producto denominado Fertibiol, que se encuentra en proceso de registro en el Ministerio de Salud para el respectivo permiso sanitario.


Recientemente la Unidad de Gestión y Transferencia del Conocimiento (PROINNOVA) de la Vicerrectoría de Investigación de la UCR registró otros biocontroladores como el Beaubiol, Nematobiol, Vertibiol, Subtibiol, Thuribiol, Metabiol, Tricobiol. Asimismo está en proceso de inscripción un descomponedor de materia orgánica llamado Degradabiol.


Un primer mal lugar


Nuestro país ha conseguido una no muy honrosa marca mundial por haberse convertido en uno de los mayores consumidores de veneno en forma de agroquímicos.


Según una publicación del Semanario Universidad, estudios de algunos organismos internacionales colocan a nuestro país el primer lugar como el principal consumidor de agroquímicos del mundo, alcanzando la temible marca de 51 kilogramos de activos por hectárea al año.


Especialistas nacionales desmienten esa cifra y estiman el consumo nacional es de unos 20 Kg por hectárea al año, lo cual sigue siendo preocupante, como lo revela el XVII Informe del Estado de la Nación (VER INFORME).


Pero aún esta cifra lo ubica como el país más consumidor de agroquímicos de Latinoamérica, muy por encima del segundo que es Colombia con 16.7 kg por hectárea y triplica al tercero que es Ecuador con solo 6 Kg.