Desvelan el misterio del tamaño de las hojas
CONICET/DICYT ¿Por qué una hoja de banano es cientos de miles de veces más grande que la de una yareta? ¿Por qué las hojas tienden a ser mucho más grandes en la selva tropical que en los desiertos? Los libros de texto dicen que se trata de un balance entre la disponibilidad de agua y el sobrecalentamiento. Pero el fenómeno es algo más complejo.
Un equipo de científicos de ocho países alrededor del globo -liderado por el ecólogo australiano Ian Wright e integrado por Sandra Díaz, investigadora superior en el Instituto Multidisciplinario de Biología Vegetal (IMBIV, CONICET-UNC) y docente en la Universidad Nacional de Córdoba-, demostró que en gran parte del planeta, el factor que limita el tamaño máximo de las hojas es la temperatura nocturna y el riesgo de daño por las heladas a los tejidos verdes.
El trabajo combinó el análisis de más de 7600 especies de plantas con un nuevo desarrollo teórico llamado “balance energético de las hojas” para predecir el tamaño máximo viable de las hojas en todo el planeta, sobre la base de dos riesgos: el de recalentamiento durante el día y el del sufrimiento de daño por congelamiento durante la noche; ambos mayores a medida que las hojas se hacen más grandes. Estos resultados tienen aplicaciones, por ejemplo, para construir modelos de vegetación más precisos y para mejorar las predicciones de sus respuestas al cambio climático.
“El tamaño de la hoja es uno de los caracteres fundamentales que definen el espectro de forma y función de las plantas”, comentaba Sandra Díaz en referencia a un artículo publicado en 2016 en la revista Nature, que presentaba los resultados de un trabajo realizado bajo su liderazgo y que contó también con la participación del doctor Wright y otros colegas que colaboraron en el nuevo artículo publicado esta semana.
“El año pasado mostramos lo importante que es este carácter en el diseño general las plantas vasculares; y este nuevo trabajo ahonda sobre las fuerzas selectivas que están por detrás de esta variación en la naturaleza”, concluye la investigadora del CONICET.