Health Spain , Valladolid, Monday, May 30 of 2005, 20:19
ESPECIAL DÍA MUNDIAL SIN TABACO

El 50% de las castellanoleoneses que acuden a una consulta para dejar el tabaco requieren de la ayuda de medicamentos

En la región se administran dos tipos: los sustitutivos de nicotina y el bupropión

Beatriz G. Amandi/DICYT Más del 50% de los fumadores que acuden a los centros de salud de Castilla y León para librarse del tabaco requieren de la ayuda de medicamentos para dejar su adicción, según ha señalado a DICYT la doctora Clara Soria, coordinadora del grupo de tabaquismo de la Sociedad Castellana y Leonesa de Medicina de Familia y Comunitaria (socalemFYC). Mañana martes se celebra el Día Mundial Sin Tabaco.

En Castilla y León se administran dos tipos fundamentales de tratamientos con este fin: los sustitutivos de la nicotina y el bupropión. Cada uno de ellos está indicado en casos diferentes, y su administración también varía. Así, para que cada paciente reciba la atención más adecuada se le hace un test de dependencia de la nicotina llamado test de Fargerström, con preguntas que dan una idea al profesional de la situación en que se encuentra el fumador.

La doctora Soria matiza que los sustitutivos de la nicotina utilizados en España son, fundamentalmente, los parches, los chicles y los comprimidos masticables. Este tipo de medicamento se administra a fumadores que consumen más de 10 cigarrillos al día. Con ellos se trata de administrar nicotina a los fumadores, pero en cantidades más bajas de las que ellos consumen habitualmente, con el fin de evitar el síndrome de abstinencia y ayudar a que dejar de fumar sea más fácil.

El objetivo de las terapias sustitutivas de nicotina es administrar la sustancia al paciente por unas vías que no sea el cigarrillo, pero en cantidad suficiente para que el síndrome de abstinencia se vea atenuado. Según explica la doctora, la concentración de nicotina en plasma de un fumador oscila entre los 10 y los 40 nanogramos por mililitro de plasma, y con los parches se reduce esta concentración hasta cantidades que oscilan entre los 5 y los 15 nanogramos por mililitro de plasma. Este tipo de tratamiento, no obstante, tiene contraindicaciones como la úlcera de estómago, que de padecerla el fumador, no podría utilizarlo.

El tratamiento con medicamentos que se utiliza en España tiene como base la administración de bupropión en comprimidos. El efecto de este medicamento es el rechazo al deseo de fumar y fue el primer medicamento utilizado para dejar esta adicción. El bupropión tiene un mecanismo de acción relacionado con la capacidad de anular la recaptación de dos sustancias, la noradrenalina y la dopamina (potentes neurotransmisores cerebrales). Este medicamento ayuda a incrementar la presencia de dopamina en el núcleo acumbenes (parte del cerebro que la produce), lo que supone un efecto de placer o recompensa, similar al provocado por la nicotina y, por consiguiente, provoca una sensación de rechazo al tabaco.

Por otro lado, en la noradrenalina tiene el efecto contrario. Esta sustancia se produce en una zona del cerebro conocida como Locus Ceruleus y es la responsable del síndrome de abstinencia que altera las funciones cognoscitivas y genera estrés en el fumador. El bupropión consigue inhibir la activación neuronal de la zona, con lo que se reduce el síndrome de abstinencia.

Tratamientos individualizados

Según explicó a DICYT la doctora Soria, los 243 centros de salud de la región disponen ya de personal médico especializado y pueden prestar ayuda a los fumadores para dejar su adicción, si este es su deseo. Para ello, los pacientes son sometidos a diferentes test y pruebas, de modo que se les pueda proporcionar el tratamiento más adecuado y hacerles un seguimiento que permita lograr el objetivo de dejar de fumar.

Clara Soria explica que el tabaco es una de las drogas que más adicción produce porque en un periodo de tiempo de entre 7 y 10 segundos comienza ha hacer efecto en el sistema nervioso central. La nicotina se absorbe, fundamentalmente, por los pulmones y en segundos, la sustancia llega al cerebro, donde su acción permanece, durante una media de dos horas. De la nicotina solo se elimina un 7% por vía renal, el resto se metaboliza en el hígado en forma de cotinina.

En el cerebro tiene un efecto de activación de los transmisores neuronales, que hacen que se produzcan las sensaciones de concentración, seguridad y relajación, entre otras.