El consumo de alcohol hace 'populares' a los jóvenes, pero no les ayuda a ganar amigos
ULE/DICYT Una tesis doctoral defendida recientemente en el Campus de Ponferrada de la Universidad de León (ULE) por la enfermera Enedina Quiroga Sánchez, bajo la dirección de los profesores Vicente Martín Sánchez y Pilar Marqués Sánchez, y titulada ‘Estudio de los factores estructurales y los patrones de consumo de alcohol en escolarizados’, obtuvo la calificación de Sobresaliente Cum Laude, al tiempo que le cupo el honor de ser el primer trabajo allí defendido por una graduada en Enfermería de la Escuela de Ciencias de la Salud.
Enedina Quiroga ha explicado que, según los últimos estudios de la Organización Mundial de la Salud (OMS), aunque los niveles de consumo de alcohol han disminuido a nivel mundial en los últimos años, “continúa siendo un problema importante de salud pública con un significativo incremento de consecuencias negativas biopsicosociales en la población”.
Hay que tener en cuenta que “aunque el consumo de alcohol puede afectar a cualquier grupo de edad, el adolescente es particularmente vulnerable”, lo que se puede explicar por su deseo de “obtener experiencias novedosas e intensas, ampliar sus propias redes de contacto, buscar autonomía y construir una identidad propia”, circunstancias que hacen que la adolescencia sea “un período de especial vulnerabilidad para el desarrollo de conductas asociadas al consumo de alcohol”.
Por todo lo expuesto, la autora de la tesis considera que “analizar el entorno social del adolescente puede ser una de las claves para aumentar el éxito de las estrategias preventivas”.
Una muestra de 195 jóvenes de entre 16 y 19 años
La muestra sobre la que se efectuó el estudio estuvo formada por 195 adolescentes con edades comprendidas entre los 16 y 19 años, pertenecientes a cuatro institutos públicos de la comarca de El Bierzo (León, España). Se administró un cuestionario online, mediante instrumentos validados y otros ‘ad-hoc’ para cubrir el interés de la investigación. La recogida de los datos relativos al consumo de alcohol se realizó mediante el cuestionario AUDIT, mientras que la recogida de los datos de tipo estructural, se enunció mediante una pregunta respecto a la red de amistad, elaborada según la literatura revisada con metodología de ARS. Para formular dicha pregunta fue necesario hacer una precisa revisión en la bibliografía que abordaba la influencia de las redes en el consumo de alcohol y otras sustancias.
Entre los resultados obtenidos hay que destacar que “del total de la muestra, 110 alumnos presentaban un consumo de riesgo de alcohol, y dicho consumo se vio asociado significativamente con el género femenino”.
Es interesante reseñar que el adolescente con consumo de riesgo de alcohol tiende conectarse más fácilmente con el resto de la red que aquellos que no presentan un consumo de riesgo. “El hecho de realizar un consumo de riesgo de alcohol, -afirma Enedina Quiroga-, se relaciona con un mayor número de contactos, se presenta como una figura sociable (degree), cercana (closeness) y de prestigio (eigenvector) para el resto de la red y de servir como puente o intermediario (betweenness) para otros contactos”.
Este hallazgo contradice el hecho de que el acto de beber se lleve a cabo con amigos íntimos, lo que se puede explicar en el rechazo que se genera, ya que “no es fácil mantener una relación de verdadera amistad con una persona que consuma alcohol, y más en márgenes de riesgo, dado que este tipo de amistad establece ciertos límites en las acciones, de manera que no alienta el comportamiento del adolescente hacia el consumo”.
En el apartado de conclusiones, la tesis defiende que los jóvenes se caracterizan por ser “muy influenciables por el entorno social en el que se hallan inmersos, de modo que el adolescente influye en sus contactos, y éstos a su vez sobre el adolescente”, por lo que “tener conocimiento sobre el patrón de relaciones de adolescentes es un punto clave para el diseño de estrategias preventivas en este importante problema de salud pública”.