Nutrition Spain , Valladolid, Friday, July 30 of 2010, 17:48

“El control del azúcar, la sal o los edulcorantes ayudará al niño a aprender a comer”

El director del Instituto de Endocrinología de la Universidad de Valladolid valora el documento de consenso nacional sobre la alimentación en las escuelas

Cristina G. Pedraz/DICYT El pasado miércoles el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud dio luz verde a un documento de consenso con una serie de recomendaciones sobre alimentación dirigidas a las escuelas de Infantil y Primaria. El objetivo de estas medidas no es otro que prevenir el sobrepeso y la obesidad infantil, una enfermedad en auge en los países desarrollados. Daniel de Luis, director del Instituto de Endocrinología y Nutrición (IEN) de la Universidad de Valladolid y especialista del Hospital Universitario Río Hortega ha valorado en declaraciones a DiCYT el acuerdo adoptado.

 

El experto recuerda que se trata de un documento apoyado por la mayor parte de sociedades científicas españolas y que, aunque el sólo no podrá remediar un problema tan “complejo”, sí recoge aspectos interesantes. “El control del azúcar, de la sal o de los edulcorantes va a permitir que el niño aprenda a comer”, asegura, tras incidir en que la norma se ciñe a los productos industriales. “A un bocadillo de toda la vida no se aplica, así como a la leche, la fruta o los frutos secos, alimentos que sobrepasan los porcentajes establecidos pero que son productos naturales presentes en nuestra dieta mediterránea”, insiste.

 

El documento regula la cantidad de alimentos y su calidad de forma que, por ejemplo, “sólo se cocinen frituras como mucho dos o tres veces al mes”. Por otro lado, se restringen los productos que se pueden comprar en las máquinas expendedoras, de manera que no se puedan adquirir aquellos que excedan las 200 calorías o tenga más de 35 por ciento de sus calorías en forma de grasas, así como todo los que contengan grasas trans.

 

A su juicio, el documento recoge aspectos importantes como la obligación a determinados productos de llevar un etiquetado informativo o el establecimiento de tiempos mínimos de duración de la comida (30 minutos). “El comedor escolar tiene como función no sólo que el niño coma, sino también la educación para la salud y la alimentación, ya que lo que ellos ven que comen allí se lo pueden transmitir a las familias”, explica. Del mismo modo, se incide en que se cuente con un monitor por cada 15 comensales cuando se trata de niños menores de 3 años, y uno por cada 30 si son mayores de esta edad.

 

Medidas complementarias

 

El especialista recuerda que, a estas medidas, se deben unir otras complementarias como la actividad física. El documento hace hincapié en lo que es la ingesta pero también “sería importante promocionar todo lo que sea actividad física entre estos colectivos, ya que si una persona come bien pero es sedentaria acaba teniendo un ahorro de energía que al final se transforma en grasa”, añade.

 

Por otro lado, la norma está dirigida a los comedores de Infantil y Primaria pero la educación para la nutrición “debería extenderse a todos los estamentos, a los adolescentes, a los adultos y a los padres de familia”. Sin embargo, incidir en los más pequeños es un factor fundamental, ya que se trata de un colectivo “influenciable”. Daniel de Luis subraya que los niños que padecen obesidad infantil están predispuestos a desarrollar diabetes, aumento del colesterol o la tensión arterial, por lo que es necesario insistir en la prevención.

 

Castilla y León, por debajo de la media nacional
Según los últimos datos del Ministerio de Sanidad, el 15’55 por ciento de los jóvenes menores de 15 años de Castilla y León tiene sobrepeso, el estado previo a la obesidad. De ellos el 7’62 por ciento ya son obesos, es decir, han entrado en estado patológico. Del mismo modo, uno de cada cien menores de 15 años (concretamente el 0’8 por ciento) se incorpora cada año a este porcentaje de jóvenes obesos. No obstante, Castilla y León se encuentra por debajo de la media nacional tanto en sobrepeso (la media es del 18’67 por ciento), como en obesidad infantil (con una media del 8’94 por ciento).