El diseño de una explotación de ovino de una ingeniera abulense despierta el interés de una multinacional israelí
Eduardo Cantalapiedra/DICYT La ingeniero técnico agrícola Noelia López ha sido galardonada con el premio Haifa al mejor proyecto fin de carrera de la Universidad Católica de Ávila, por su proyecto de mejora y ampliación de una explotación de ovino de carne en régimen semiextensivo en el barrio anexionado de la capital abulense La Aldea del Rey Niño, dirigido por el profesor Francisco Rodríguez Tocino y defendido en el curso 2003-2004 tras cuatro meses de intenso trabajo. El trabajo de esta joven ingeniera, que ha adaptado el modelo de explotación para optimizar al máximo la producción, le ha valido el reconocimiento de la multinacional israelí.
Según explica a DICYT Noelia López, la idea surgió “debido a la ausencia de proyectos referentes a ovino en la institución académica abulense y a la posibilidad de poder partir de una situación real, como es una explotación familiar”.
El proyecto parte de 300 ovejas de raza merina, con una instalación existente que se reutilizará como almacén de grano y forraje. Entre sus objetivos figura la adecuación de la instalación a la normativa existente, la gestión adecuada de las parideras de forma que los corderos puedan ser vendidos como lechales en épocas de mayor demanda, el mantenimiento de bienestar animal y el aprovechamiento del término municipal, evitando el pastoreo abusivo. Todo ello para llegar a una explotación con 600 animales.
“Partimos de la construcción de una nave diáfana, con orientación Sur, de 540 metros cuadrados y planta rectangular, capaz de albergar 400 ovejas, que son las que pueden estar paridas y con una gestación avanzada a la vez”, subraya la ingeniero técnico agrícola, quien añade que “ésta irá dividida en cuatro lotes mediante telares móviles para poder dar mayor funcionalidad en el caso de que surja la necesidad de tener lotes más pequeños”. Las puertas instaladas son metálicas y correderas para evitar aplastamientos y abortos, y las ventanas, también correderas, se encuentran situadas a tres metros del suelo para evitar corrientes. No en vano, como explica Noelia López, “la ventilación en estos animales es muy importante, debido a su sensibilidad a la humedad”.
Estos corderos estarán en el mismo recinto que las madres, con las que pasarán todo el día durante la primera semana, para ser separados posteriormente durante unas dos horas, tiempo que aprovecharán para pastar en las praderas cercanas.
Diseñado al milímetro
En toda la explotación diseñada hay bebederos y comederos junto a la pared para que no molesten a la hora de retirar el estiércol, tarea que se realiza cada mes. También dispone de un lazareto para los animales enfermos y para que los carneros comprados pasen la cuarentena. Mientras, para albergar a los carneros se reservan, separados de las hembras, ocho jaulas para realizar el efecto macho, que aumenta la fecundidad. Además, para mejorar las condiciones de los trabajadores se diseña un aseo y una oficina donde almacenar los registros de animales, medicamentos y tratamientos zoosanitarios, así como un garaje.
Una manga para los controles sanitarios, un pediluvio que se utiliza como medida preventiva al menos una vez al año para evitar problemas en las pezuñas que conllevarían mermas en la producción, un baño sanitario empleado para eliminar parásitos externos como pulgas, garrapatas o sarna forman parte de las infraestructuras de carácter sanitario que, a juicio de Noelia López, debe tener toda explotación de estas características, siempre acompañadas de los corrales, donde los animales son hacinados para obligarles a entrar en las anteriores dependencias y para que los tratamientos tengan mejores efectos.
El proyecto se completa con el diseño tanto de un estercolero totalmente impermeabilizado con capacidad suficiente para albergar los residuos generados en la explotación durante unos tres meses, esperando a su reutilización en las propias tierras de cultivo del promotor, como de una fosa aséptica subterránea que cumplirá la misma función.
“Los animales realizan un pastoreo rotacional para evitar cerrar el ciclo de los parásitos, alternando entre los pastos, las praderas, forrajes y monte bajo”, afirma Noelia López, quien añade a esa lista la rastrojera, a base de cebada, forraje, paja de cereal y concentrado.
El estudio económico de esta explotación, cuya vida útil se estimada en 30 años, determina que el proyecto tiene una rentabilidad adecuada para vivir dos personas y un plazo de recuperación de la inversión realizada de seis años, concluye la ganadora del premio Haifa, concedido por la empresa Fertilizantes Químicos, filial española de la multinacional israelí Haifa Chemicals Ltd.