Environment Brazil São Paulo, São Paulo, Tuesday, February 22 of 2022, 13:15

El manejo del fuego aumenta la diversidad funcional y la fijación de carbono en las sabanas

En el marco de un estudio realizado en Brasil, se midieron la cantidad de especies y sus atributos, como así también la dinámica del referido gas en dos áreas distintas de este tipo de bioma existente en el país, conocido con el nombre de Cerrado

AGENCIA FAPESP/DICYT – Las gramíneas que componen las sabanas tropicales evolucionaron hace cerca de ocho millones de años en presencia del fuego, mucho antes del surgimiento de la especie humana en el planeta. Y el fuego sigue constituyendo un importante factor evolutivo en este tipo de bioma.

 

Este tema, que viene abordándose en detalle en diversos reportajes de Agência FAPESP desde 2017, ha recibido ahora un significativo aporte con un nuevo estudio coordinado por la ecóloga Alessandra Fidelis, docente del Instituto de Biociencias de la Universidade Estadual Paulista (IB-Unesp) con sede en la localidad de Rio Claro, en Brasil, y coordinadora del proyecto intitulado “De qué manera la época del fuego afecta a la vegetación del Cerrado”. Y un artículo al respecto ha salido publicado en la revista Science of The Total Environment.

 

“Verificamos que el fuego promueve la diversidad funcional debido a las estrategias de regeneración de las plantas tras los incendios. Y también aporta a la fijación de carbono en el suelo y en el subsuelo”, dice Fidelis.

 

Para determinar de qué manera interfiere el fuego en los procesos que ocurren en las sabanas, la investigadora y sus colaboradoras midieron diversos parámetros en dos áreas distintas del Cerrado, la sabana brasileña: una que suele incendiarse y que estaba recién quemada y otra que se encontraba desde hacía 16 años sin quemarse. “Nos enfocamos específicamente en dos características de esas áreas: la diversidad funcional de la vegetación y la dinámica del carbono”, comenta.

 

El concepto de “diversidad funcional” difiere del concepto de “biodiversidad”, pues se refiere no solamente a la cantidad de especies distintas, sino también a los diversos atributos de cada especie, que están relacionados con su función en un determinado ambiente. En este caso, se midieron tanto la cantidad de especies como los diversos parámetros de cada una de ellas: altura, diámetro de la raíz, área foliar, etc. Estos parámetros determinan diferentes funciones que la misma especie puede desempeñar en el ecosistema. Si el área foliar de un arbusto aumenta, por ejemplo, esto permite que este albergue una mayor cantidad de plantas rastreras bajo su sombra.

 

“Con respecto a esto, es importante informar que las dos áreas que estudiamos son regiones de Cerrado más abierto, que ya ha perdido parte de su biodiversidad. Es lo que denominamos ‘pastizal sucio’, en el cual el estrato herbáceo es más importante que el estrato leñoso”, comenta Fidelis.

 

La biomasa subterránea

 

En cuanto a la dinámica del carbono, el estudio desmintió el pensamiento usual que indica que el fuego hace que la sabana pierda carbono que va hacia la atmósfera, contribuyendo así al calentamiento global. “A decir verdad, el carbono emitido se recupera rápidamente merced al rebrote de las plantas, con un aumento de la biomasa viva y, fundamentalmente, de la biomasa subterránea, formada por la red de raíces. Las áreas que permanecen mucho tiempo sin fuego empiezan a perder biomasa subterránea”, informa la investigadora.

 

En el estudio se midieron las existencias de carbono de ambas áreas, tanto del carbono fijado en la biomasa como del carbono fijado en el suelo en función de la descomposición de las hojas, las ramas, los tallos y las raíces. “Medimos lo que estaba arriba del suelo y lo que estaba hasta 20 centímetros por debajo de este.”

 

Cabe hacer hincapié en que las sabanas y los bosques tropicales constituyen realidades sumamente distintas. Un incendio de grandes proporciones tiene un efecto desastroso en la Selva Amazónica, al ocasionar la pérdida de biodiversidad y, en el límite, el colapso de toda el área afectada. Y eso sumado a su impacto sobre el clima regional y global. En tanto, en el Cerrado, el uso criterioso del fuego, con rotación de las áreas quemadas y las quemas en la época justa, constituye una técnica de manejo altamente deseable. “Nuestro estudio comprobó que la exclusión del fuego deriva en pérdidas de carbono y diversidad funcional del suelo”, culmina Fidelis.