Alimentación España , León, Lunes, 05 de julio de 2010 a las 18:27

Encuentran varias zonas del genoma relacionado con la composici贸n de 谩cidos grasos de carne de vacuno

La investigadora leonesa Beatriz Guti茅rrez participa en la investigaci贸n, un primer paso para conseguir alimentos c谩rnicos m谩s saludables

AMR/DICYT Un grupo internacional de investigadores ha determinado las regiones del genoma que están relacionadas con la composición de los ácidos grasos en la carne de vacuno. La industria cárnica está muy interesada en reducir o modificar la presencia de estos compuestos, debido a que en este tipo de ganado está muy presente y diferentes estudios han demostrado que los ácidos grasos muy saturados son perjudiciales para la salud cardiovascular. Entre los investigadores está Beatriz Gutiérrez Gil, que actualmente trabaja en el Departamento de Producción Animal de la Universidad de León. Gutiérrez Gil permaneció tres años en el Instituto Roslin, lugar donde se creó a la oveja Dolly.

 

En 1998, un año después de que Ian Wilmut alumbrara al primer mamífero clonado de la Historia, el Instituto Roslin (Reino Unido) comenzó un proyecto denominado RoBoGen (Roslin Bovine Genome Mapping). "El interés último era identificar las modificaciones genéticas de las diferentes razas de vacuno relacionadas con la calidad de su carne y leche", explica a DiCYT Gutiérrez Gil. Para ello se cruzaron machos charoleses productores de carne con vacas frisonas (o de raza Holstein), de las que se obtiene leche. Los científicos trataron de conocer "los genes que explican las diferencias entre las dos razas".

 

La fuerza de esta investigación, que se llevó a cabo entre 1998 y 2004, está en que las dos razas presentan características muy diferenciadas y las partes del genoma implicadas en cada especialización de charoleses y frisonas están distanciadas, por lo que el trabajo de análisis es más nítido. Gutiérrez Gil realizo esta labor durante hasta 2007 centrada en la producción de carne, tres años después de concluido el experimento, "lo que muestra al envergadura del mismo". Un artículo publicado en el último número de Meat Science muestra los avances conseguidos por estos científicos. En el equipo había representantes del Instituto Roslin, de las universidades de Bristol (Reino Unido) y León y del centro de investigación Parco Tecnologico Padano, de Lodi (Italia). Paralelamente a la labor del grupo en el que se encontraba Gutiérrez Gil, otro analizó las características de ácidos grasos en la leche. El proyecto RoBoGen se encuentra actualmente paralizado.

 

Segunda generación de charoleses y frisonas

 

Para realizar el estudio, un total de siete sementales charoleses fueron cruzados con más de 200 vacas frisonas lecheras. Los científicos analizaron la segunda generación de sucesores, la que provenía de los descendientes de la primera generación, un total de 315 ejemplares. A través de un barrido de genoma, los investigadores analizaron los 29 pares del cromosoma de la vaca (Bos taurus) y localizaron las regiones relacionadas con el objeto del estudio. Para profundizar en el análisis del genoma de los bóvidos, los científicos emplearon marcadores de microsatélites con los que se pudiera identificar el rastro hereditario de los primeros progenitores.

 

Adicionalmente al estudio de los rasgos de interés comercial sobre leche y carne, el proyecto abordó otros aspectos, como la respuesta inmune, el desarrollo o el color del pelaje. Este último trabajo fue publicado en BMC Genetics. El ganado charolés posee un característico tono de pelo color crema. A partir de esta investigación se sabe que este tono es causado por un gen de dilución que se encuentra en la región del cromosoma cinco.

 

Tras su periodo posdoctoral y a su vuelta a la Universidad de León, Beatriz Gutiérrez Gil aborda diferentes líneas en ganado ovino, como el estudio de genes candidatos para la producción de leche y la identificación de los genes implicados en enfermedades. Todos estos trabajos se realizan en la raza de oveja churra, autóctona de Castilla y León.