Salud Colombia , Colombia, Lunes, 19 de septiembre de 2022 a las 18:32

Estímulos sensoriales podrían anular trastornos del comportamiento en adolescentes

Un estudio realizado en ratas adolescentes muestra la eficacia de estímulos motrices, sensoriales o cognitivos

UNAL/DICYT El alcoholismo, la depresión o la agresividad son conductas que tienen como antecedentes científicos daños en la corteza cerebral causados en la niñez. Un estudio realizado en ratas adolescentes muestra que no todo está perdido, y que si se ofrecen a tiempo estímulos motrices, sensoriales o cognitivos esos daños se podrían controlar, mitigar, e inclusivo desaparecer.

 

Las experiencias infantiles tempranas son determinantes para el desarrollo emocional del adulto. El establecimiento de los lazos afectivos y el aprendizaje dependen de la sensación de bienestar, proporcionada especialmente por la madre.

 

Sin embargo, situaciones de abandono, maltrato o falta de atención en la primera infancia tienen un impacto directo en los astrocitos, células nerviosas que tiene muchas funciones, entre ellas proteger las neuronas.

 

El estudio celular realizado por el biólogo Steeven Flórez Abreu, magíster en Fisiología de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), señala que “cuando hay alteraciones de estrés temprano se afectan el funcionamiento y forma de los astrocitos, y disminuye su número en las partes del cerebro involucradas tanto en el aprendizaje como en la memoria y el comportamiento, que son la corteza prefrontal, el hipocampo y la amígdala cerebral”.

 

Para escenificar una situación similar a la separación de una madre humana de su bebé, el experimento separó de sus madres a un grupo de ratas recién nacidas durante los 21 días de lactancia natural en esta especie.

 

Se distribuyeron 74 ratas (37 machos y 37 hembras) en dos categorías: con y sin separación materna. En las separadas se generó un daño cerebral, pero después de ponerlas en un ambiente enriquecido –con motricidad, estimulación sensorial y actividad social– el daño fue revertido.

 

El magíster explica que “la investigación también busca mostrar que no todo está perdido. Si se tiene un escenario de estimulación controlada, un ambiente enriquecido, posiblemente esos daños se puedan controlar, mitigar o disminuir”.

 

Señala además que “también se analizó el efecto de la separación materna sobre el factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF), una proteína importante para el correcto funcionamiento cerebral. En ratas observamos una disminución en la expresión de BDNF; en personas que se ha reportado una reducción de esta neurotrofina se han generado suicidios, por ejemplo”.

 

Según reportes del psicólogo Harry Harlow, quien hizo pruebas con monos en 1958, el aislamiento emocional materno conduce al desarrollo de jóvenes y adultos con dificultades para mantener vínculos afectivos adecuados con sus semejantes. Lo anterior pudo explicar lo que sucedía con los niños que se criaban en orfanatos en Estados Unidos, muchos de los cuales presentaban trastornos del comportamiento y carencia de empatía social.

 

Según el Ministerio de Salud y Protección Social, en Colombia cada vez más menores de 19 años consultan diariamente por trastornos mentales y del comportamiento. Entre 2009 y 2017 se atendieron 2.128.573 niños, niñas y adolescentes que resultaron en diagnósticos de trastornos mentales y del comportamiento.

 

Es importante señalar que quienes más asistieron a consulta en ese periodo fueron infantes de entre 5 y 9 años, lo que evidencia la imperiosa necesidad de atender y analizar la salud mental en esta etapa de la infancia.

 

Prevención de trastornos con ambientes enriquecidos


El término “enriquecimiento” se refiere a los aumentos en la variedad o cantidad de estimulación multisensorial con el objetivo de provocar cambios en el comportamiento; de ahí parte el enriquecimiento del entorno.

 

Según la Secretaría de Integración Social de Bogotá, los colores, texturas, formas de los elementos didácticos en paredes, pisos y rincones de sus jardines infantiles, casas de integración familiar y espacios rurales, entre otros, son características de creación de ambientes enriquecidos, todos estos acompañados por profesionales y técnicas de atención integral a la primera infancia y adolescencia.

 

El magíster Flórez afirma que “estas herramientas evitan en un gran porcentaje la posibilidad de padecer trastornos en la vida adulta como ansiedad, depresión o adicción a sustancias psicoactivas, y así no tener que llegar a los tratamientos con fármacos”.

 

Para el investigador “dado el ‘daño’ previo al cerebro por una adversidad temprana como el abandono de la madre, la estimulación con entornos enriquecidos provoca la generación de más neurotrofinas de protección (BDNF) y eso posiblemente hace que todo se restablezca o se controle un poco más, potencializando la acción del astrocito (mantener el pH del sistema nervioso central y el equilibrio iónico extracelular)”.

 

La investigación fue dirigida por la profesora Zulma Dueñas, del Grupo de Investigación en Neurobiología y Comportamiento de la Facultad de Medicina de la UNAL.