Expertos debaten sobre el cambio hacia la “innovación responsable”
JPA/DICYT El Instituto de Estudios de la Ciencia y la Tecnología (eCyT) de la Universidad de Salamanca ha iniciado hoy su V Encuentro de Estudiantes de Doctorado, una cita que sirve para presentar investigaciones sobre las relaciones de la ciencia y la tecnología con la economía y la sociedad. En la primera conferencia plenaria, Bárbara Esteves Ribeiro, investigadora brasileña del eCyT que en la actualidad trabaja en la Universidad de Nottingham (Reino Unido), ha reflexionado sobre el concepto de innovación responsable y su vinculación con los estudios de Ciencia, Tecnología y Sociedad (CTS).
“La innovación responsable es el espejo del proyecto de los estudios CTS en los últimos 30 años”, ha declarado la ponente a DiCYT. Además, “es un concepto transversal en el programa Horizonte 2020”, que financia la investigación científica de la Unión Europea. Aunque es “muy difícil de definir”, entre los elementos que componen la innovación responsable estarían la participación pública en materia de ciencia y tecnología, la reflexión sobre aspectos éticos y sociales del desarrollo científico y tecnológico, la evaluación del impacto de las tecnologías y el fomento de la integración entre ciencias naturales, ciencias sociales y humanidades.
Frente a la idea concebida en los años 60 y 70 del pasado siglo de que la innovación tecnológica supone desarrollo económico y que todo ello siempre conlleva beneficios, la innovación responsable busca un cambio que tenga en cuenta otras consecuencias del proceso de innovar y que ya forma parte los departamentos de I+D+i de muchas empresas.
Sin embargo, los elementos que conforman “en el mapa de la innovación responsable” aparecen en mayor o menor medida en función de los intereses de cada protagonista de la innovación. “La idea general es que debemos tener en cuenta por qué innovamos, para quién lo hacemos y quién se beneficia, en relación con las necesidades sociales”, afirma.
En ese sentido, este nuevo concepto converge con los tradicionales estudios de Ciencia, Tecnología y Sociedad en cuanto a objetivos, motivaciones y metodología. Y precisamente, al extenderse el concepto de innovación responsable, existe la posibilidad de que los estudios CTS, que hasta apenas han ido más allá del ámbito académico, según ha explicado Bárbara Esteves, pasen a configurar la agenda pública.
El peligro de que se diluya la responsabilidad
Esa es la gran oportunidad, pero también existen riesgos. “La idea de innovación responsable en cuanto a responsabilidad compartida sobre los efectos del desarrollo tecnológico hace que en realidad dicha responsabilidad se diluya”, advierte la investigadora, “es cierto que tanto los ciudadanos como las empresas somos responsables de los impactos de ese desarrollo, pero no todos tenemos el mismo poder”.
Para algunos actores de la innovación, puede existir la tentación de intentar cumplir con las nuevas exigencias a través de pequeños cambios o ajustes en los procesos de siempre que se recojan en un simple informe, pero “no se trata de legitimar innovaciones irresponsables, se trata de cambiar la cultura de cómo innovamos”.
El papel de los investigadores
Para conseguirlo, “los investigadores CTS debemos involucrarnos en el debate”, propone Bárbara Esteves. Además de realizar estudios, los expertos en este campo tienen que comprometerse a promocionar un cambio en la innovación. Sin embargo, tal y como surgió a lo largo del debate tras su ponencia “ese cambio no solo se tiene que producir de abajo arriba, también podemos influir en los programas de los partidos políticos o generar un diálogo con las industrias”.