Hallan evidencias de una agricultura andina prehispánica adaptada a los cambios climáticos
CONICET/DICYT En un trabajo publicado en 'Sciences Advances', se presentan las evidencias de que una sociedad prehispánica, que habitó la zona de los salares de Uyuni y Coipasa, al sur de Bolivia, tuvo una sorprendente adaptación a los cambios climáticos que se experimentaron entre los siglo XIII y XV. Se trata de una sociedad que superó las limitaciones ambientales extremas, logrando una producción agrícola abundante.
“La paradoja es que encontramos un florecimiento de una cultura entre el siglo XIII y el siglo XV, en un momento en que las condiciones ambientales, que ya eran adversas para la agricultura se acentúan, el ambiente se vuelve mucho más seco y el frío más crudo”.
El equipo de trabajo, integrado por Pablo Cruz, investigador adjunto del CONICET en la Unidad ejecutora en Ciencias Sociales Regionales y Humanidades de la universidad de Nacional de Jujuy, y colegas del Centre National de la Recherche Scientifique (CNRS) y el Institut de Recherche pour le Développement (IRD), Montpellier, Francia, exploró una zona en la región Andina, que hasta el momento no había tenido un relevamiento tan exhaustivo.
“Cuando empezamos a trabajar en la región rápidamente nos llamó la atención el enorme número de estructuras de almacenaje de granos, teniendo en cuenta que es una región de clima extremo, no solamente por la altura, – encima de los 3700 mts- sino las condiciones de sequía y frío; hoy en día se registran de más de 260 noches con heladas anuales”, explica Cruz.
La investigación se llevó a cabo mediante la articulación de la Arqueología y los métodos de teledetección con la Ecología, la Agronomía y la Paleoclimatología sobre un área de estudio de 60 por 40 km, en los que se estudiaron 48 sitios fechados entre los siglos XIII y XV, lo que corresponde al periodo de Desarrollos Regionales Tardíos. En ellos se registraron y se analizaron más de 4.500 graneros destinados al almacenaje de quinua. “A medida que fue creciendo el estudio, se fue complementando con análisis paleoclimáticos y genéticos de los granos de quínoa arqueológicos que recuperamos de esos graneros”, cuenta el investigador que se desempeña en la Unidad Ejecutora en Ciencias Sociales Regionales y Humanidades, (UE CISOR, CONICET-Universidad Nacional de Jujuy).
Como describen en la publicación esta superación de las contingencias climáticas se basó en un sistema agrícola eficiente que se desarrolló a secano -sin irrigación- y para ello necesitó esta sociedad prehispánica de conocimientos ambientales muy específicos para economizar el agua y reducir el impacto de las heladas, principalmente mediante la creación de micro-terrazas y la práctica de un barbecho bianual -la tierra de cultivo se deja sin sembrar durante un ciclo-. Esta pericia logró grandes excedentes de quínoa que por un lado contribuyeron a garantizar la seguridad alimentaria de la población a corto y mediano término frente al riesgo climático y, por el otro, permitieron el acceso a alimentos y productos de otras regiones mediante prácticas de intercambio, uno de los pilares de la economía andina tradicional.
La capacidad de adaptarse a estas contingencias climáticas y ambientales, no están tan bien descriptas en otras zonas, sobre todo en sociedades prehispánicas andinas, aunque “hay trabajos anteriores que ponen el foco en sociedades prehispánicas en Estados Unidos y Europa”, explica el investigador. “Un punto en común de los trabajos es la conclusión a la que arribamos nosotros también es la capacidad que tienen sociedades descentralizadas, donde no hay una jerarquía, ni un elite gobernante evidente. Sino más bien mecanismos de coordinación y autoorganización, funcionan mejor, frente a estas contingencias y adversidades ambientales”, asegura.
“No hay registros claros de por qué el florecimiento de esta sociedad se detiene a mediados del siglo XV, pero se sabe que coincide con la llegada de los Incas en la región. Algunas fuentes documentales, coloniales, que refieren a los Incas, dan cuenta en algunos casos con bastante precisión acerca del traslado masivo de poblaciones indígenas de esta región a otras regiones. Los últimos trabajos que hemos realizado, y que serán objeto de una próxima publicación, apuntan en este sentido; con la llegada de los Incas cambia el modo de establecimiento de la región al mismo tiempo que decae la producción agrícola. Los incas tampoco parecen interesados en la ganadería, ni en la explotación de las minas de cobre y plata existentes en la región. El interés de los Incas parece hallarse sobre todo en el aprovisionamiento de mano de obra”, concluye.