Alimentación España Valladolid, España, Lunes, 19 de abril de 2004 a las 12:35

Hoy entra en vigor la norma de etiquetado de los alimentos transgénicos

Los productos que contengan más de un 1% de material modificado genéticamente deberán especificarlo en los envases

BGA/DICYT Los alimentos y organismos modificados genéticamente deberán mostrar en su etiquetado esta característica a partir de hoy mismo, fecha en la que entra en vigor el reglamento europeo 1830/2003 relativo a la trazabilidad y al etiquetado de los organismos modificados genéticamente y de los alimentos y piensos producidos a partir de ellos. España es uno de los países de Europa con mayor superficie dedicada a cultivos transgénicos. 

Esta normativa supone que los consumidores podrán conocer a través del etiquetado de los productos que compren en la tienda si estos están elaborados o tienen elementos procedentes de organismos modificados genéticamente en más de un 1% de su contenido.

La normativa afecta a los productos que contienen o están compuestos por organismos modificados genéticamente, a los alimentos producidos a partir de organismos modificados y a los piensos producidos a partir de este tipo de elementos.

Esta característica deberá mostrarse a través de un texto que indique que el producto contiene organismos modificados genéticamente, o bien que indique que contiene determinado producto (con su nombre) modificado genéticamente.

Modificar para mejorar


Un organismo modificado genéticamente o transgénico es el que se ha obtenido a través de técnicas de ingeniería genética, que han permitido inhibir la expresión o provocar la expresión de determinadas genes en un organismo, de modo que se modifica su expresión genética original y con ello determinadas características.

Se trata de una práctica que se viene realizando desde el principio de los tiempos de la agricultura, puesto que acciones como el cruce entre diferentes razas del mismo animal o planta ya suponen modificaciones genéticas.

Las modificaciones genéticas se realizan para conseguir determinadas características en el organismo que permitan mejoras en su desarrollo. Hay tres razones fundamentales para estas modificaciones: por un lado, mejorar las condiciones nutricionales de los alimentos; por otro, preservar el tiempo de vida útil de los alimentos y, finalmente, mejorar la producción del organismo, de modo que soporte mejor las posibles plagas y evite así un elevado empleo de pesticidas.

Hasta el momento, no se conocen efectos negativos en el organismo por el empleo de este tipo de alimentos. Únicamente existen algunos estudios que vinculan a su consumo determinadas reacciones alérgicas a determinados alimentos o generación de resistencia de algunas bacterias a determinados antibióticos.