Investigadores de cinco países latinoamericanos evalúan los efectos de los agroquímicos
CGP-UNL/OEI-AECID/DICYT Investigadores de Argentina, Brasil, Chile, Costa Rica y Ecuador estudian y comparan los efectos de la aplicación de agroquímicos. El proyecto internacional, liderado por la Agencia Internacional de Energía Atómica, monitorea indicadores ambientales para evaluar las prácticas agrícolas de los productores. Expertos de Río Negro desarrollan el capítulo argentino y presentaron los resultados preliminares en el Workshop de Pesticidas, organizado por la Universidad Nacional del Litoral (UNL). “Cada país recolectó datos sobre el uso de la tierra y los plaguicidas utilizados, como así también datos específicos del sitio que permitirían la estimación de la carga de plaguicidas para cada cultivo”, detalla el informe.
En el estudio, los expertos de cada uno de los países, seleccionaron un área de estudio y aplicaron un modelo para evaluar el potencial riesgo que representa el uso de plaguicidas y su impacto sobre la calidad del agua, tanto superficial como subterránea. “Todos los estudios de caso mostraron que los plaguicidas usados se encuadran en el rango de alta y muy alta movilidad superficial, principalmente insecticidas en Argentina, Chile y Ecuador; herbicidas en Chile, Costa Rica y Ecuador y fungicidas en Chile y Ecuador”, continúa.
Estos resultados, correspondientes al período 2007-2008, indican cuáles son los plaguicidas que requieren mayor monitoreo en cada una de las áreas. En el caso de Argentina, el área estudiada corresponde al Alto Valle de Río Negro y Neuquén y está a cargo de un grupo de investigadores de la Universidad Nacional del Comahue (UNCO).
“En nuestro caso hicimos un relevamiento exhaustivo del área en estudio, incluyendo encuestas a los productores con el fin de alimentar el modelo con datos lo más ajustados posible a la realidad”, comentó Miriam Loewy, directora del proyecto a nivel nacional.
Así, recabaron información sobre materia orgánica del suelo, pendiente y erosión. También datos relacionados con las prácticas agrícolas sobre riego, dosis de aplicación, período y frecuencia de aplicación de esa zona de importante producción frutícola. A esto sumaron, también, datos climáticos referidos a precipitaciones y temperatura.
Aplicación de un modelo
Con esa información aplicaron un modelo para obtener un ranking relativo de la potencialidad que los plaguicidas aplicados tienen para alcanzar las aguas superficiales y las aguas subterráneas. “Es un modelo de aplicación sencilla y su validez está ligado a la confiabilidad de los datos que en él se utilicen”, explicó la investigadora. “El proyecto está todavía en etapa de ejecución, se han realizado muestreos en aguas superficiales, más concretamente desagües que transportan los excedentes del riego en el área seleccionada, cuyos resultados corroboran los anticipados por el modelo de predicción”, aseguró.
“Actualmente se continúa con los monitoreos y análisis de residuos y al mismo tiempo se están haciendo mediciones de caudal en los desagües muestreados con el fin de estimar la carga total de residuos que ingresa al sistema ambiental. La expectativa es que, en tanto y en cuanto las buenas prácticas agrícolas se cumplan, los compartimentos ambientales no deberían exceder los límites permitidos”, afirmó Loewy.
Además de evaluar el estado de situación, los investigadores pretenden establecer una metodología de trabajo donde los resultados no sólo se expongan en los foros científicos, sino que puedan alcanzar en forma directa a aquellas instituciones y personas ligadas a la toma de decisiones. “En este caso hemos invitado a participar como contrapartes al INTA Alto Valle, la Autoridad Interjurisdiccional de las Cuencas del Río Negro y Neuquén, la Cámara Argentina de Fruticultores Integrados, la Dirección Provincial de Medio ambiente y Desarrollo Sustentable de Neuquén y la Dirección Municipal de Protección Ambiental de la ciudad de Neuquén”, detalló.