Investigan la presencia de metales pesados en pescado a través de sondas fluorogénicas
Cristina G. Pedraz/DICYT Según la OCU (Organización de Consumidores y Usuarios), la presencia de mercurio en diversos pescados está detrás de muchas alertas de seguridad alimentaria, aunque la población más sensible (niños y mujeres durante el embarazo y lactancia) no debe eliminar este alimento de su dieta, sino limitar el consumo de determinadas especies. El mercurio se encuentra de forma natural en suelo, agua, plantas y animales, aunque es la actividad humana la que aporta grandes cantidades al medioambiente a través de la incineración de residuos sólidos, el uso de combustibles fósiles o el uso del mercurio en diversas industrias, tal y como señala esta organización. Este metal pesado pasa al pescado a través de su alimentación, de forma que los peces más depredadores, que suelen ser los más grandes, son los que acumulan mayor cantidad de mercurio.
En los últimos años, investigadores del Departamento de Química de la Universidad de Burgos han estudiado una nueva familia de sondas fluorogénicas capaces de desarrollar fluorescencia en presencia de ciertos analitos. Estas investigaciones tienen una vertiente aplicada, ya que sus resultados pueden ser aplicados a la presencia de contaminantes en aguas o peces o en el campo de la Farmacología.
Entre estos contaminantes se encuentra el mercurio, lo que ha centrado el trabajo fin de carrera de un alumno de la Universidad de Burgos, José García Calvo. Bajo el título Síntesis de sondas fluorogénicas detectoras de cationes de mercurio y metilmercurio, el joven investigador se ha basado en las moléculas con las que trabajan en el Departamento para detectar mercurio en pescados. “A partir de unas moléculas ya sintetizadas de partida tratamos de ver si realizando distintos procesos se puede derivar en otras que detectan ese material. Se realizaron distintas pruebas y se sinterizaron muchas, aunque finalmente solo algunas valían y comprobamos que daban buenos resultados”, señala a DiCYT.
En principio, agrega, se trataba de detectar mercurio “pero en la práctica se ha detectado también paladio u oro, aunque el mercurio lo detectaba en muchos casos”. Tal y como señala, “el metilmercurio y el mercurio son tóxicos que pueden estar en determinados alimentos que son bioacumulativos y pueden ser peligrosos por ejemplo para el sistema nervioso”. A través de estas sondas la idea sería, añade, recibir “una determinada partida de pescado, como el atún que puede tener niveles de mercurio demasiado altos, y pasar por encima del pescado húmedo el compuesto para que detecte si hay presencia de este metal por encima de los límites permitidos o no, de manera rápida y sencilla”.
Tras presentar este trabajo fin de carrera, José García Calvo realizará el próximo año el Master en Química Avanzada de la Universidad de Burgos y su objetivo es seguir trabajando en esta línea de investigación. “Ahora estoy probando la misma sonda con polímeros y parece que está dando incluso mejores resultados de los que comprobé en el proyecto fin de carrera”, avanza.
Sondas fluorogénicas | |
Investigadores de la Universidad de Burgos dirigidos por Tomás Torroba trabajan en estos compuestos que generan cambios bien en el color o bien en la fluorescencia, en presencia de ciertos metabolitos. El trabajo se inició estudiando la posibilidad de que estas estructuras pudieran incorporar cambios de color, pero luego evolucionaron hacia los compuestos fluorescentes y el estudio de sus propiedades. De una selección de estos compuestos fluorescentes previos, la investigación se centró en la búsqueda de sensores para posibles aplicaciones. Esta actividad incluyó tanto ensayos analíticos como medidas fisicoquímicas de cinética e interacción, y sus resultados fueron publicados en revistas científicas de Química multidisciplinar y Química orgánica de alto impacto como Chemical Communications y Organic Letters. |