Ciencias Sociales España Salamanca, Salamanca, Viernes, 16 de marzo de 2007 a las 17:59

La Agencia Nacional de Evaluación y Prospectiva cumple 20 años mejorando el sistema I+D+i español

Un consejero técnico explica en Salamanca que la ANEP ya cuenta con la colaboración de 24.000 expertos de todos los campos

JPA/DICYT La Agencia Nacional de Evaluación y Prospectiva (ANEP) se creó en 1986 con el objetivo de establecer criterios que permitieran medir la importancia de los diferentes proyectos de investigación españoles y así contribuir a un reparto de fondos más eficaz. A lo largo de los últimos 20 años ha contribuido de manera decisiva al desarrollo del sistema de I+D+i y en la actualidad ya cuenta con la colaboración de 24.000 expertos de todos los ámbitos, según ha explicado hoy en Salamanca Julio Bravo de Pedro, consejero técnico científico de la agencia.

 

"Lo primero que se hizo hace 20 años fue establecer un sistema de calidad dentro de la red de investigación, para saber qué debíamos considerar investigación de calidad y así contribuir a que la financiación se distribuyese de manera óptima", ha explicado a DICYT Julio Bravo. "Se crearon unos baremos y un método de evaluación y se extendió esto a toda la comunidad científica, haciéndola partícipe de la evaluación a través de comités de expertos", apunta. La ANEP es un organismo independiente y, por lo tanto, no es la encargada de asignar fondos, sino de medir la calidad científica y técnica. "Y es muy bueno que se mantenga aislada e independiente de quien convoca y otorga financiación", afirma el consejero, presente en Salamanca para dar una conferencia en la Universidad Pontificia sobre el papel de su agencia.

 

El reto tecnológico

 

En la actualidad, el apartado que más preocupa a los responsables de la ANEP es el tecnológico. "La Ciencia contribuye a que mejore el conocimiento de la sociedad y no ha habido problemas para hacerla pública, pero la tecnología siempre ha estado más sujeta a patentes y a procesos industriales y ha costado más difundirla", señala Bravo. En el mismo sentido, apunta que "la calidad científica es más fácil de regular, puesto que hay publicaciones y existen una serie de baremos que la comunidad científica admite, pero la calidad de la tecnología es difícil de establecer, ya que los resultados no son tan tangibles ni tan transparentes y además tienen una repercusión económica mucho mayor". El reto, por lo tanto, es determinar criterios para juzgar los avances tecnológicos tan transparentes como los científicos.


La ANEP ha ido cambiando al mismo tiempo que el sistema español de I+D+i. "Al principio la idea de cómo debía funcionar estaba clara, pero se han ido depurando los mecanismos y quizá el cambio mayor fue hace una década, al intentar hacer partícipe a toda la comunidad científica. Ahora el número de expertos que utiliza la ANEP es igual al número de investigadores que tiene el sistema, estamos trabajando con 24.000 especialistas en España y fuera, ya que hay un 10% que residen en el extranjero. Todos nos evaluamos a todos, es una evaluación por homólogos, por personas con conocimientos similares al que es evaluado", indica Bravo.