La depresión y la ansiedad están presentes en gran parte de los pacientes con parkinson
DICYT - Un estudio llevado a cabo en pacientes con parkinson del Principado de Asturias ha revelado una alta prevalencia de depresión y ansiedad en estas personas: casi el 33 por ciento presenta depresión y el 68 por ciento ansiedad. Asimismo, se encontró que el 31 por ciento sufría ambos trastornos. El trabajo advierte de la necesidad de tener en cuenta los síntomas neuropsiquiátricos cuando estos pacientes acuden a consulta, ya que producen un gran impacto en su vida personal y familiar.
La investigación, recientemente publicada en la revista ‘Journal of geriatric psychiatry and neurology’, ha sido desarrollada como parte de la labor de la doctoranda de la Universidad de Valladolid (UVa) Fany Chuquilin Arista, médico especialista en Psiquiatría y en Medicina de Familia.
Como detalla a DiCYT Manuel Menéndez González, director de la tesis e investigador del Hospital Universitario Central de Asturias y del Instituto de Investigación Sanitaria del Principado de Asturias, los estudios clásicos de la enfermedad de Parkinson se habían centrado en las manifestaciones motoras de la enfermedad, “porque probablemente son las que suelen dominar la sintomatología cuando el paciente acude por primera vez a consulta”.
Sin embargo, también existen diversos síntomas no motores de diversa índole, como la anosmia –pérdida de la capacidad olfativa-, el estreñimiento, trastornos del sueño o síntomas neuropsiquiátricos, entre los que se encuentran la depresión y la ansiedad.
“Queríamos poner de manifiesto la relevancia de estos síntomas neuropsiquiátricos”, apunta el investigador, quien explica que el objetivo principal del estudio fue establecer la prevalencia de la clínica ansioso-depresiva y comprobar su impacto en la calidad de vida de estos pacientes. Para ello, contaron la participación voluntaria de los pacientes que acuden a la Asociación Parkinson Asturias.
De este modo, acudieron a las diversas sedes que la asociación tiene en Asturias y, tras aplicar diversos criterios de exclusión, analizaron los datos relativos a 95 pacientes a quienes se realizó diversas preguntas y se les aplicó diversos test para recabar las características clínicas de la enfermedad, la depresión, la ansiedad y la calidad de vida.
Una elevada prevalencia
La prevalencia de la depresión fue cercana al 33 por ciento, más frecuente en las mujeres (43 por ciento) que en los varones (25 por ciento). Asimismo, el 68 por ciento presentaba ansiedad, sin diferencias importantes entre hombres y mujeres, y un dato preocupante: se encontró la presencia de síntomas depresivos y ansiosos a la vez en el 31 por ciento de los pacientes estudiados.
Al cruzar estos datos con las otras variables analizadas, los investigadores observaron que los pacientes con más de 10 años de evolución de la enfermedad tenían casi 36 veces más riesgo de depresión que aquellos con menos de tres años de evolución. Además, se detectó la gran influencia de la calidad de vida tanto en la sintomatología ansiosa como en la depresiva: aquellos con peores puntuaciones en calidad de vida tenían 469 veces más riesgo de ansiedad y 2521 veces más riesgo de depresión.
“Para mejorar la calidad de vida de los pacientes es fundamental tratarlos de forma integral, prestando atención tanto a los síntomas motores como los no motores, y entre estos últimos los neuropsiquiátricos”, subraya Menéndez González. Para ello, continúa, “es necesario ser conscientes de su prevalencia, ya que frecuentemente los pacientes no suelen referir estos síntomas por iniciativa propia, tal como sí hacen con los síntomas motores”.
A su juicio, que los clínicos mantengan un elevado “nivel de alerta” ante estos síntomas ayudará a realizar una detección precoz, que es fundamental para garantizar un abordaje adecuado. “El tratamiento del paciente debe ser multidisciplinar, abarcando al médico de familia, el neurólogo, los psicólogos, psiquiatras, trabajadora social y fisioterapeutas, entre otros. Las asociaciones de pacientes también juegan un papel fundamental”, concluye.
Referencia | |
Chuquilín-Arista, F., Álvarez-Avellón, T., & Menéndez-González, M. (2019). Prevalence of depression and anxiety in Parkinson disease and impact on quality of life: a community-based study in Spain. Journal of geriatric psychiatry and neurology https://doi.org/10.1177%2F0891988719874130 |