La digestión también usa accesorios, y son bioquímicos
Alina Gabriela Monroy-Gamboa y Sergio Ticul Álvarez-Castañeda/CIBNOR/DICYT Uno de los órganos accesorios más importantes es el hígado, donde se realizan una gran cantidad de funciones, se podría decir que el laboratorio químico de nuestro cuerpo. El hígado es en realidad una glándula situada en la porción superior derecha del abdomen y es el que tiene el mayor volumen de todos los órganos en el humano. Presenta una coloración rojo vino, la cual se debe a la gran presencia de sangre. Su forma es relativamente simétrica, se compone por cuatro lóbulos, los más grandes se encuentran en la parte superior y los de abajo son más pequeños y se llaman lóbulos cuadro y lóbulos caudado o de Spiegel.
El hígado presenta una capa extra a la peritoneal, denominada cápsula de Glisson, que junto con los vasos sanguíneos le dan sostén. A simple vista está conformado por el denominado espacio porta, que es un árbol conjuntivo con ramas de venas, arterias, conductos linfáticos y biliares. Si lo vemos bajo un microscopio, veríamos que tiene muchos lobulillos y cada uno de ellos tiene sus propios espacios porta (entre 5 y 6), unidos por tejido conjuntivo y vasos sanguíneos. Al hígado lo conforman células especializadas llamadas hepatocitos que se alinean en cordones o láminas.
El hígado también funciona como el banco del organismo, debido a que administra recursos esenciales para el buen funcionamiento en general, como son la grasa, vitamina A, B12, fierro y glucógeno. Cuando estos recursos están en alto nivel en la sangre los retira de circulación y los almacena, posterior a la digestión y cuando están limitados y son necesarios los pone en circulación a disponibilidad de las células, como en los casos de ayuno. También es responsable de eliminar y transformar sustancias para el mantenimiento, como el caso de la metabolización de amoniaco para ser desechado a través de los riñones; degrada y excreta algunas hormonas esteroides, fármacos y drogas. Además, produce muchas de las proteínas que conforman la sangre.
Otro órgano accesorio es la vesícula biliar. Se encuentra ubicada debajo del hígado, tiene forma de bolsa y presenta un conducto denominado cístico que se conjunta con el conducto hepático y conforman el conducto biliar o colédoco. Su principal función es almacenar bilis secretada por el hígado. La bilis o hiel es una secreción líquida amarillenta, cono tonos marrón o de color verde oliva que se compone por sales biliares, proteínas, bilirrubina (que le aporta su color amarillo-verdoso característico y que es un producto de desecho de la degradación de la hemoglobina de los glóbulos rojos), colesterol y hormonas. Su función comienza cuando llega el quimo al duodeno, sirve como emulsificante (disuelve las grasas en el agua). Esto se consigue porque las sales biliares son hidrófilas (afinidad por el agua) por un lado e hidrófobas (repelen al agua) por el otro. Este diferencial hace que de un lado de la molécula se una al agua y del otro a los lípidos (triglicéridos y fosfolípidos), por lo que la gota de lípido queda encapsulada para formar una micela. Las micelas pueden ser transportadas en un medio acuoso, como es la sangre o la linfa. Las sales biliares también son muy importantes en la absorción de las vitaminas liposolubles, como es el caso de la A, D, E y K, vitales para los organismos.
El páncreas es la glándula de participación activa en la digestión segregando el jugo pancreático que se compone principalmente de agua, sales minerales, bicarbonato y varias enzimas y protoencimas. Una de las principales funciones del jugo pancreático es elevar el potencial de hidrógeno (pH) del quimo, es decir, quita el alto nivel de acidez que se obtuvo del tratamiento de los alimentos en el estómago; lo estabiliza en un pH neutro para que las enzimas digestivas puedan trabajar óptimamente. Entre las enzimas que se liberan, se agrupan en tres tipos amilolíticas, lipolíticas y proteolíticas. Las amilolíticas hidrolizan el almidón produciendo oligosacáridos y maltosa (ejemplo amilasa). Las lipolíticas hidrolizan las grasas (ejemplos lipasa, fosfolipasa A y colesterol esterasa). Las dos últimas necesitan la presencia de sales biliares para poder tener actividad. Las proteolíticas hidrolizan a las proteínas (ejemplos tripsina, quimotripsina, aminopeptidasas y carboxipeptidasas) para generar aminoácidos y degradan los ácidos nucleicos hasta formar nucleótidos libres (ejemplo ribonucleasas, desoxirribonucleasas y ribonucleasas). La cantidad de jugo pancreático que se vierte puede variar mucho dependiendo del tipo y cantidad de alimento, para el caso del humano puede ser de 1.5 a 3.0 litros por día.
El páncreas se ubica en la parte posterior del estómago y tiene forma similar al de las glándulas salivales en los animales, por lo que también se le conoce con el nombre de glándula salival abdominal. En el humano presenta forma semejante a un martillo. Se subdivide en tres partes. La más voluminosa se le denomina cabeza, en la región central se encuentra el cuerpo y al final la cola. Se compone de acinos, que son células que producen jugo pancreático. El conjunto de acinos, conforman los islotes de Langerhans que forman parte del sistema endócrino.
Los accesorios del sistema digestivo son glándulas que secretan enzimas muy importantes que con su actividad bioquímica ayudan a descomponer las moléculas complejas de los alimentos para que nuestro organismo las pueda aprovechar y así mantenernos saludables.
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