Alimentación España Le贸n, León, Martes, 13 de mayo de 2008 a las 16:32

La disminuci贸n de la plaga de topillos ha sido igual en las zonas no tratadas que en las tratadas

Seg煤n los expertos, la plaga de topillo campesino ha desaparecido pr谩cticamente de forma natural, por la propia presi贸n demogr谩fica

Isidoro García Cano/DICYT La plaga de topillo campesino (Microtus arvalis) que afectó el año pasado a los cultivos de Castilla y León prácticamente ha desaparecido. Sin embargo, los venenos utilizados para provocar su desaparición, una de las medidas habituales durante las plagas de este tipo de micromamífero, no se han mostrado del todo eficaces hasta el punto de que la extinción de los topillos mediante este sistema es similar a la que se da en zonas no tratadas. Así lo han puesto de manifiesto hoy en León un grupo de científicos durante una jornada de estudio de la plaga de topillos, organizada por el Laboratorio de Diagnóstico de Plagas y Enfermedades Vegetales de la Escuela Superior y Técnica de Ingeniería Agraria de la Universidad de León.

 

Francisco Purroy, catedrático de Zoología, ha explicado a DiCYT que, en la actualidad, "no hay plaga". En su opinión, "los topillos han vuelto a sus herbazales hasta que en los próximos años vuelva a producirse otro repunte". La plaga de topillos se debe al ciclo biológico de la especie, que experimenta explosiones demográficas "que coinciden con años de inviernos secos y suaves y primaveras lluviosas". Según Purroy, esta explosión demográfica se colapsa al otoño siguiente como consecuencia de comportamientos asociados a la alta densidad (estrés que provoca la pérdida de la camada y agresividad entre ellos).

 

Así, "los tratamientos de la Junta han coincidido con el propio decaimiento natural, hasta el punto de que la extinción ha sido similar en las zonas tratadas que en las no tratadas", según sus datos. De hecho, para el experto "los tratamientos han tenido repercusiones negativas en liebre ibérica, codorniz y perdiz roja", especies con valor cinegético, así como también en pájaros típicos del secano como la alondra o la calandria. Sin embargo, según Máximo Braña Argüelles, coordinador del Grupo de Trabajo Fitosanitario de Vertebrados Perjudiciales, "para realizar un control a gran escala de estos roedores hay que utilizar (venenos) anticoagulantes como los que ha utilizado la Junta, pero se deben utilizar bajo control".

 

Pérdidas de sólo el 2 por ciento de las cosechas

 

Para el experto, perteneciente al Laboratorio de Sanidad Vegetal del Principado de Asturias, las principales medidas para evitar una plaga de topillos son preventivas, esto es, "establecer un sistema de alerta que controle zonas concretas para predecir la evolución futura de la población y establecer si hay que hacer una intervención química". Sin embargo, "el problema de implantar este sistema es el coste". Braña habló de la evolución de estas especies de roedores en la Península Ibérica los últimos 30 años, destacando que "no es cierto que la especie se haya introducido, lo que pasa es que en los últimos años ha colonizado más espacio". Según el experto, "hay publicaciones científicas de problemas con topillos en Castilla y León de los años 60 y 70".

 
Francisco Purroy coincide en este punto. "El topillo campesino siempre ha vivido en ambientes de herbazal y vaguada de la meseta norte", dice. "No es una especie introducida, pero, a raíz de la extensión de los cultivos, ha ocupado nuevos ambientes". Para el zoólogo, "la mejor manera de luchar contra los topillos es recuperar la naturalidad del terreno agrícola", creando por ejemplo nidos para cernícalos, sus principales depredadores. Según Máximo Braña, hay otras especies de roedores que provocan problemas en España. Incluso en el norte de León existen problemas con otro roedor, Arbicola terrestris, muy parecido topillo campesino. En lo que hay discrepancias es en la importancia de las pérdidas: según Purroy, los daños máximos que ha detectado su grupo de investigación han sido del 2 por ciento en cultivos de alfalfa, no del 20 por ciento como aseguran los agricultores. 

 

 

El topillo como transmisor de enfermedades al hombre

Además de los daños y la ecología de las poblaciones del topillo campesino, la jornada de estudio de hoy ha tratado su papel como vector en la transmisión de enfermedades en humanos (zoonosis). Elías Rodríguez Ferri, catedrático de Sanidad Animal de la Universidad de León, se centró principalmente en la tularemia, una enfermedad infecciosa producida por la bacteria Francisella tularensis, aunque también trató otras enfermedades asociadas a estos microroedores como pseudo-tuberculosis, salmonelosis o antavirosis, que se dan fundamentalmente en países del centro y este de Europa. En su opinión, aún hay que confirmar de forma científica que el contagio de la tularemia en humanos del pasado año se produjo efectivamente a través de los topillos (los anteriores brotes de la enfermedad, de finales de los 90, se produjeron a través de las liebres). Según Ferri, la vía de contagio más sencilla es el contacto directo con un animal enfermo o estar expuesto a una carga microbiana.