Ciencias Sociales España Valladolid, Valladolid, Martes, 16 de septiembre de 2003 a las 18:41
Entrevista con José Antonio Gil Verona, director del Museo de la Ciencia de Valladolid

“La gran función del museo es transmitir que la ciencia nos incumbe a todos”

AVPR/DICYT Ningún visitante en la ciudad de Valladolid queda ajeno a su presencia. Ha surgido como de la nada, en el lugar que ocupaba una antigua fábrica de harinas en el margen izquierda del Pisuerga. Ahora sus 11.000 metros cuadrados se alzan majestuosos, como un castillo de cuento, con sus paredes de ladrillo negro, sus tejados verdes y esa torre que vigila la ciudad. El museo de la Ciencia de Valladolid que ha abierto sus puertas este año constituye por si sólo una obra de arte, a la que, tanto su arquitecto Rafael Moneo como su director José Antonio Gil, han querido librar de la pátina mística que rodea la Ciencia y lo han convertido en un lugar abierto, donde lo prohibido es no tocar.

El museo quedó inaugurado el uno de mayo, ¿Cuál es la valoración de estos cuatro meses y medio de rodaje?

Es un museo que ha generado en la Comunidad muchísimas expectativas, Se inauguró en mayo y aún hay una parte en obras, concretamente el aparcamiento y el auditorio, pero la respuesta nos ha sorprendido. A pesar de estos inconvenientes ya lo han visitado unas 72.000 personas. Hemos recibido visitas de todas las provincias de la Comunidad y de otras comunidades cercanas como Cantabria o la Rioja. El público es variado, y como curiosidad diré que han visitado las salas del museo grupos de niños saharauis que pasan el verano en Valladolid, también algunos niños ucranianos e incluso el embajador ruso en España.

Se ha catalogado a los museos científicos como las catedrales del siglo XXI; parece que cada ciudad puja por tener uno más grande y llamativo que el de sus vecinos, pero, a menudo, se han quedado sin contenido ¿Cómo se rebate esta idea en el caso de Valladolid?

Es algo en lo que ya hemos pensado y nuestra gran baza será la programación. Uno de nuestros objetivos es individualizar el museo. Tenemos el único planetario digital de España que funciona en directo, y cuando la sala de conferencias esté terminada, existe la idea de organizar charlas para informar a los visitantes de una manera rigurosa y amena de aquellos temas científicos y tecnológicos que les afectan y que aparecen cada día en los medios, por ejemplo: ¿por qué no hacer un homenaje al descubrimiento del ADN del que se cumplen ya 50 años? En cualquier caso es complicado porque hablamos de un museo que comienza. Es el primero de Valladolid, el único de Castilla León y aún le falta rodaje, pero con el tiempo conseguiremos dotarlo de entidad y poner en marcha nuestras propias exposiciones y montajes.

En este sentido, ¿se ha previsto cuál va a ser la relación del museo con la comunidad científica de Castilla León?

Hay que pensar primero que este es un museo de Valladolid, aunque, por supuesto, queremos compartirlo con toda la Comunidad y esta abierto a todo el Estado. Pero en realidad, es un museo municipal, construido con el esfuerzo de los vallisoletanos, así que nuestro primer acercamiento ha buscado el apoyo de los profesores de la Universidad de Valladolid. Les hemos remitido una carta para que ellos sepan que tienen un espacio en el museo y que sus investigaciones pueden verse representadas aquí, siempre conjugando proyectos científicos que a la vez sean atractivos para la sociedad.

Nuestra intención es ahora enviar un carta similar al resto de universidades de la Comunidad Autónoma, y en colaboración con ellos y con el Gobierno regional organizar una semana de la ciencia en Castilla León, además de crear una Galería de sabios e inventos de la Comunidad.

¿Es probable entonces, que a medio plazo exista una exposición itinerante, impulsada por el museo, que recorra diversas provincias?

Nuestra idea es concretar las exposiciones que vamos a albergar hasta el 2005 y dejarlas cerradas en este mes de septiembre, ya tenemos siete u ocho exposiciones previstas que se irán renovando a menudo, con una frecuencia de tres meses, y una vez concluido esto comenzaremos a diseñar una exposición de calidad, con una temática propia, que haremos itinerante.

La novedad del museo ha supuesto algún impedimento para conseguir convenios de colaboración con instituciones culturales y con otros museos?

En absoluto, el Museo de Ciencia y Tecnología de Madrid es el que nos ha prestado la parte histórica, y el Museo de Ciencias Naturales nos está facilitando la adquisición de exposiciones mediante un alquiler simbólico. Nuestra próxima exposición, Titanic, procede del Museo de A Coruña, aunque nuestras dimensiones nos permiten ampliarla con una parte que viene de Londres. En general el resto de museos de Ciencia se han portado muy bien; sus directores son gente especial, yo mismo he visitado algunos como el de Granada, y cada vez que nos hemos puesto en contacto con cualquiera de ellos hemos encontrado apoyo y ánimo para seguir trabajando.

¿Cómo contribuirá el museo a mejorar la percepción de la ciencia por parte de los ciudadanos de la Región?

La imagen que los ciudadanos tienen de la Ciencia muestra esta disciplina como algo distante, algo que no tiene mucha relación con ellos y en este sentido el museo puede ayudar a comprender que estamos hablando de realidades muy concretas con las que nos encontramos cada día, cosas como nuestra relación con el agua, por qué los barcos pueden subir y bajar diferentes niveles... La gran función del museo nos es enseñar fórmulas o leyes físicas, sino transmitir que la Ciencia nos incumbe a todos. Por este motivo nos esforzamos especialmente en los materiales que preparamos para los niños. Talleres como La Ciencia Divertida consiguen que los más pequeños aprendan la diferencia entre la ciencia y la magia: las dos nos maravillan, pero la Ciencia nos explica los porqués.