La incidencia del cáncer de tiroides sube en las áreas de mayores ingresos y más acceso a los exámenes
AGENCIA FAPESP/DICYT– La incidencia del cáncer de tiroides en el estado de São Paulo, en Brasil, varía considerablemente de acuerdo con el nivel socioeconómico de los pacientes y con la accesibilidad a los estudios preventivos. Con todo, las tasas de mortalidad son similares entre las distintas poblaciones. Esto fue lo que se constató en el marco de un investigación publicada en la revista Endocrine Practice por científicos vinculados al Hospital de Amor –el antiguo Hospital do Câncer de Barretos, en el norte del estado– y a la Agencia Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (Iarc). Según sus autores, este resultado sugiere la posibilidad de “un exceso de diagnósticos” en las áreas de mayor poder adquisitivo.
El cáncer de tiroides es la enfermedad endócrina maligna más común en el mundo, con una mayor incidencia entre las mujeres (representa a uno de cada 20 diagnósticos de cáncer). En 2020, fueron casi 600 mil nuevos casos y más de 40 mil muertes según la Iarc, una agencia ligada a la Organización Mundial de la Salud (OMS). Si bien es más común en los países más ricos, ha venido aumentando también en las economías en transición como Colombia, Costa Rica, Ecuador y Brasil, hecho que los científicos atribuyen a la realización más frecuente de estudios de rutina y al mejor potencial de detección de estos estudios.
En Brasil, el cáncer de tiroides ocupa el séptimo lugar entre los tipos de cáncer más comunes, y la cantidad de ecografías de tiroides y de biopsias de nódulos ha aumentado rápidamente en el sistema público de salud durante los últimos años. Científicos del Hospital de Amor y de la Iarc investigaron la incidencia geográfica y socioeconómica de cáncer en los 18 municipios de la zona de Barretos entre los años 2003 y 2017 y compararon los datos recabados con información referente a la capital del estado, la ciudad de São Paulo (2001-2015), en donde hay una alta accesibilidad a los test de función de la tiroides, ecografías, resonancias magnéticas y tomografías, entre otros exámenes. En el caso del cáncer de tiroides, la discrepancia entre las dos regiones fue especialmente notoria: la incidencia registrada en la ciudad de São Paulo fue tres veces mayor (5,7 en la región de Barretos y 15,9 en São Paulo, por cada 100 mil personas y por año).
A modo de comparación, de acuerdo con el Instituto Nacional del Cáncer (Inca) de Brasil, la incidencia del cáncer de tiroides en el país es de 4,8, cifra que asciende a 6,6 en el mundo según Global Scan Observatory, una plataforma de estadísticas sobre cáncer de la Iarc. Asimismo, mientras que la región de Barretos no se registró una variación significativa de la incidencia entre pacientes de distintos niveles socioeconómicos, lo que da cuenta de una uniformidad en las prácticas de diagnóstico, en São Paulo, cuanto más elevada era la clase social, más cánceres de ese tipo se detectaron (31,6 en las áreas de nivel socioeconómico más alto ante 8,1 en las de nivel más bajo).
El impacto psicológico
Este estudio, que contó con el apoyo de la FAPESP (proyectos 17/03787-2 y 21/10806-9), mostró también que las tasas de mortalidad fueron bajas en términos relativos tanto en la zona de Barretos como en la capital paulista –en el área más desarrollada analizada, fue de 0,3, en tanto que en la menos desarrollada fue de 0,4–, lo que llevó a los investigadores a estimar que el exceso de diagnósticos es el potencial responsable de la diferencia en dichas incidencias.
“Cuando hacemos referencia al sobrediagnóstico, nos referimos a tumores que, en caso de que se los detectase, no resultarían en síntomas o en muertes: las personas podrían incluso vivir más de 90 años sin ninguna manifestación y no morirían por esta causa”, explica Adeylson Guimarães Ribeiro, actualmente director adjunto de Información y Epidemiología de la fundación Oncocentro de São Paulo (Fosp) y primer autor del estudio. “Pero cuando se concretan los estudios y se arriba al diagnóstico, se pone en marcha un protocolo de tratamiento que genera impactos físicos y psicológicos.”
Al aportar para lograr una mejor comprensión de la fuerte relación entre el nivel socioeconómico y el riesgo de diagnóstico y muerte, según sostienen los autores, los resultados de este trabajo sugieren que una revisión en las prácticas y en las políticas de los estudios de rutina y de los diagnósticos es bienvenida, incluso para disminuir la realización de procedimientos innecesarios y de efectos indeseables en la vida de los pacientes.