Health Brazil São Paulo, São Paulo, Thursday, February 03 of 2022, 15:49

La inmunoterapia con extracto de ácaros disminuye los síntomas de la dermatitis atópica

Investigadores, en Brasil, estudiaron los efectos de la inmunoterapia, aplicada en gotas instiladas debajo de la lengua en los pacientes durante 18 meses

AGENCIA FAPESP/DICYT – Un tratamiento con un extracto de los ácaros presentes en el polvo residencial se mostró eficaz para disminuir los signos y los síntomas de la dermatitis atópica, una enfermedad inflamatoria crónica que provoca picazón y lesiones en la piel. Investigadores de la Facultad de Medicina de Ribeirão Preto de la Universidad de São Paulo (FMRP-USP), en Brasil, estudiaron los efectos de la inmunoterapia, aplicada en gotas instiladas debajo de la lengua en los pacientes durante 18 meses.

 

Al cabo de ese período de tiempo, la comezón y las lesiones en la piel disminuyeron y, en algunos casos, prácticamente desaparecieron, con escasos efectos colaterales: se registraron únicamente reacciones locales leves y transitorias. El resultado de este trabajo, apoyado por la FAPESP y por el Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (CNPq), salió publicado en el Journal of Allergy and Clinical Immunology: in Practice.

 

La inmunoterapia consiste en la administración de vacunas producidas con los propios agentes causantes de alergia (alérgenos) en dosis crecientes, con el fin de disminuir la sensibilización e inducir tolerancia en la persona alérgica a ácaros, pólenes y venenos de insectos, por ejemplo.

 

El ensayo clínico aleatorizado, doble ciego y controlado por placebo –considerado el estándar oro para evaluar la eficacia de fármacos– se llevó a cabo entre mayo de 2018 y junio de 2020 en la Unidad de Investigación Clínica del Hospital de la FMRP-USP. A un grupo de 66 pacientes se le administró placebo o inmunoterapia sublingual con extracto de ácaros de polvo residencial tres días por semana durante 18 meses. Los pacientes fueron sometidos a un seguimiento a cargo de la médica Sarah Sella Langer, posgraduanda en la FMRP-USP y primera autora del artículo.

 

“Ya existían estudios que mostraban que la inmunoterapia para ácaros funciona bien en casos de rinitis, conjuntivitis y asma alérgica, pero para la dermatitis atópica los resultados aún eran discordantes, fundamentalmente cuando el tratamiento se realizaba con inyecciones subcutáneas. Luego del surgimiento de la inmunoterapia sublingual, que tiene menos chances de provocar efectos adversos, entre ellos una reacción sistémica, resolvimos investigar y observamos que los resultados eran positivos”, afirma la profesora Luisa Karla de Paula Arruda, una de las supervisoras de la investigación.

 

La investigadora explica que el hecho de que el extracto sea en gotas también constituye una ventaja, pues permite utilizar dosis crecientes en el transcurso del tratamiento, evitando así la aplicación de una dosificación fija, como en el caso de las pastillas sublinguales, por ejemplo.

 

Para esta investigación, durante los tres primeros meses de inducción, las diluciones se prepararon en la proporción de 1:1 millón volumen a volumen (v:v), progresando a 1:100 mil v:v, 1:10 mil v:v y hasta llegar a 1:10 v:v, una dosis mantenida durante 15 meses. La solución placebo era idéntica al diluyente del extracto y con el mismo esquema de administración.

 

El extracto empleado en el estudio se desarrolló con ácaros de polvo residencial de la especie Dermatophagoides pteronyssinus, considerada la más común. Elaborado por una empresa de España, con autorización de comercialización en Brasil, este producto es el resultado del procesamiento de un cultivo de esos ácaros, que se maceran, se diluyen y se centrifugan para obtener el extracto.

 

“El control ambiental de los ácaros −que incluye la colocación de fundas impermeables en los colchones y en las almohadas, aparte del retiro de almohadones, tapices y alfombras− y el tratamiento tópico, con hidratación y uso de medicamentos específicos, son importantes para los pacientes con dermatitis atópica, pero a veces son insuficientes para controlar adecuadamente los síntomas. La inmunoterapia da ese paso extra y aporta una mejoría clínica que no lográbamos antes, aun adoptando las otras medidas. Nuestra investigación mostró una aplicación práctica, que pueden utilizar los alergistas con sus pacientes”, dice la profesora.

 

La dermatitis atópica causa la inflamación de la piel, provocando picazón y lesiones cutáneas que pueden volverse espesas y formar costras. Acomete fundamentalmente en los pliegues de los brazos y de las piernas, y puede estar asociada al asma o a la rinitis alérgica.

 

Algunos factores ambientales pueden contribuir para el desarrollo de la enfermedad en personas con predisposición genética, como la alergia a ácaros, polen, moho y mascotas, y la exposición a productos químicos y de limpieza. La baja humedad del aire, el frío intenso, el calor, la transpiración y el estrés empeoran la enfermedad. Las infecciones de la piel causadas por bacterias, como Staphylococcus aureus, y también por virus y hongos, son comunes debido a un defecto en la barrera cutánea, y pueden agravar los síntomas.

 

No existen datos precisos sobre la prevalencia de la dermatitis atópica. Se estima que puede variar de un 0,2 por ciento a un 20 por ciento de la población. Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) apunta que alrededor del 30 por ciento de las personas en el mundo exhiben algún tipo de alergia, y la rinitis y el asma alérgica se encuentran entre las más comunes.

 

Los resultados

 

Para analizar las respuestas al tratamiento, una de las herramientas que los investigadores utilizaron fue la Puntuación de Dermatitis Atópica (SCORAD, por sus siglas en inglés). Esta consiste en una evaluación por regiones del cuerpo y tipo de lesión, e incluye también un análisis de la comezón y los trastornos del sueño, asignándole una puntuación de acuerdo con la gravedad de la enfermedad: menor que 25 puntos es considerada dermatitis atópica leve; entre 25 y 49, moderada, y a partir de 50, grave.

 

Al cabo de los 18 meses, el 74,2 por ciento de los pacientes que se sometieron a la inmunoterapia exhibieron una baja mayor o igual que 15 puntos en el SCORAD. Con relación a la puntuación inicial, hubo una disminución del 55 por ciento en los valores del SCORAD en pacientes que recibieron la inmunoterapia sublingual tras esos 18 meses, lo que indicó una disminución de la gravedad de la enfermedad, mientras que en el grupo que al que se le aplicó placebo la merma fue del 34,5 por ciento, una diferencia estadísticamente significativa y que muestra el beneficio del tratamiento. Al analizar el denominado O-SCORAD (SCORAD objetivo), que evalúa únicamente las lesiones, el resultado fue similar.

 

Otra herramienta utilizada fue el IGA, que representa la evaluación global del investigador. Este indicador varía de 0 (piel sin lesión) a 5. Hubo una cantidad mucho mayor de pacientes con el indicador 0 y 1 (piel limpia o casi limpia) entre los que se sometieron a la inmunoterapia (14 de 35 individuos arrojaron IGA 0/1) en comparación con el grupo del placebo (en el cual 5 entre 31 pacientes arrojaron el mismo resultado).

 

También se aplicó un cuestionario de calidad de vida en dermatología, pero las diferencias entre ambos grupos no fueron significativas.

 

“El diseño del estudio fue innovador. Otro punto destacado reside en el hecho de que contamos con informaciones de pacientes brasileños. Solemos utilizar como base investigaciones de otros países, pero en el caso de las alergias, los resultados pueden variar mucho. Creo que es importante tener estudios de nuestro medio, con nuestros pacientes, para apuntar hacia tratamientos adicionales mejor orientados”, añade la profesora.