Nutrition Spain , Salamanca, Tuesday, October 20 of 2009, 15:58

La investigación con nuevos microorganismos amplía las posibilidades de los biocombustibles

El curso ‘Microorganismos y Biotecnología en la agricultura del futuro’ ha abordado hoy una cuestión de máxima actualidad

JPA/DICYT Parte de la investigación en biocombustibles se orienta en la actualidad a la búsqueda de nuevos microorganismos que hagan posible el aprovechamiento de materias primas distintas a los cultivos destinados a la alimentación para la producción de biodiésel o bioetanol, según se ha puesto de manifiesto hoy en la segunda jornada del curso Microorganismos y Biotecnología en la agricultura del futuro, que se celebra en la Universidad de Salamanca. El objetivo de los científicos es evitar el empleo de productos cuyo fin es la alimentación, como los cereales, y utilizar desechos como la madera para la producción de biocombustibles, un reto para el que es necesario investigar en ese proceso de transformación.

 

Uno de los grandes problemas que se plantean para el desarrollo de los biocombustibles es que se utiliza como materia prima cultivos que hasta ahora sólo estaban destinados a la alimentación y que en la actualidad se orientan a la producción de bioetanol y biodiésel. “Para muchos países tienen prioridad estos nuevos usos frente a la alimentación y, si hay una mayor demanda de este tipo de cultivos, se produce un incremento en los precios que va a tener implicaciones socioeconómicas muy grandes, por eso hay que buscar alternativas a cultivos como el trigo, la cebada o el maíz”, afirma en declaraciones a DiCYT Raúl Rivas González, investigador del Departamento de Microbiología y Genética de la Universidad de Salamanca y uno de los ponentes de la jornada de hoy.

 

¿Cuál es la solución? Los microorganismos tienen parte de la respuesta. “En el proceso de bioetanol es fundamental la intervención de los microorganismos, porque son los responsables de formar el etanol”, explica. Es el caso de levaduras como Saccharomyces cerevisiae, que está involucrada en el proceso de elaboración del vino o del pan, y que también se utiliza junto con otras para elaborar el bioetanol mediante la fermentación de azúcares provenientes de almidón de cereales como el trigo, el maíz e incluso de la caña de azúcar.

 

Las alternativas

 

"El objetivo es aislar y aplicar microorganismos que para obtener bioetanol, en vez de utilizar y fermentar polisacáridos como el almidón, proveniente de semillas y granos utilizados en alimentación, utilicen polisacáridos sin implicaciones socioeconómicas como es el caso de la celulosa, la cual podemos encontrar en cantidad abundante en residuos vegetales, serrín, madera y restos de cultivos que habitualmente son desechados en agricultura", señala Raúl Rivas. En el caso del biodiésel, que utiliza colza o soja, el objetivo es producirlo mediante ingeniería genética, con bacterias modificadas sometidas a unas determinadas condiciones de cultivo para la producción del biocombustible.

 

En este sentido, otro tipo de cultivo alternativo muy boyante en los últimos años son las microalgas. De hecho, la compañía Repsol ha lanzado nuevas líneas de investigación a nivel mundial que se reflejan incluso en sus anuncios comerciales, como el llamado Proyecto Microalgas. “Se trata de buscar otros biocombustibles de segunda y tercera generación en los que no intervengan problemas socioeconómicos”, comenta el investigador de la Universidad de Salamanca.

 

Tras las dos primeras jornadas del curso Microorganismos y Biotecnología en la Agricultura del futuro, que ya va por su tercera edición, la próxima semana se abordarán cuestiones como los transgénicos en la agricultura, la fijación de nitrógeno en sistemas forestales, las interacciones entre plantas y microorganismos. Los alumnos tendrán la oportunidad de conocer las investigaciones de los expertos en este campo pertenecientes a la Universidad de Salamanca y al Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Salamanca (Irnasa), del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).