La lengua azul adelanta el regreso del ganado trashumante a Castilla y León
Ana Victoria Pérez/DICYT Los brotes de lengua azul registrados recientemente en Andalucía y Extremadura han dejado en las explotaciones de castellanoleonesas de ovino y bovino un saldo total de 57 animales infectados. Según han confirmado a DICYT la Dirección General de Producción Agropecuaria de la Junta, todos los ejemplares en los que se identificó el virus de la lengua azul procedían de dehesas andaluzas y extremeñas. Por este motivo, y en previsión de que con la llegada del buen tiempo aparezca de nuevo el mosquito responsable que transmite la enfermedad, los responsables de la administración regional han decidido adelantar el regreso del ganado trashumante a las explotaciones de la comunidad autónoma, fijando como fecha límite el próximo viernes 1 de abril.
Por lo general, los ganaderos de la región mantienen las reses en dehesas extremeñas y andaluzas desde el comienzo del invierno hasta el mes de junio, a comienzos del verano, por lo que adelantar el regreso de los animales a los pastos de Castilla y León supone para los ganaderos pérdidas económicas muy importantes. Por una parte abandonan unas fincas con pastos abundantes cuyas rentas han pagado por adelantado, y por otro deberán asumir el coste de la compra de piensos y forraje para alimentar a los animales durante los próximos dos meses en la nueva ubicación.
Según los datos recogidos por los técnicos de la Dirección General de Producción Agropecuaria durante la campaña de vigilancia de lengua azul, realizada antes de que se detectaran los brotes de la enfermedad en Andalucía y Extremadura en octubre, ninguno de los animales analizados en las 1.255 explotaciones que formaban parte de la muestra resultaron portadores de la enfermedad. Estos resultados cambiaron durante la campaña de vigilancia que se inició tras la declaración de los primeros focos. Los técnicos concentraron sus visitas en aquellas explotaciones de ovino y bovino a las que habían llegado animales procedentes de Andalucía y Extremadura. En total se visitaron 474 explotaciones de bovino y 71 de ovino, y entre las dos especies se tomaron muestras serológicas (de suero) de 49.363 animales. De todos ellos, los resultados mostraron que en total 57 ejemplares habían resultado infectados durante los periodos de trashumancia.
En total, 14 de los animales afectados procedían de campos andaluces, mientras que 43 habían permanecido durante los meses de primavera en Extremadura. Por provincias, Segovia y Salamanca fueron las que presentaron mayor número de casos, lo que se corresponde con el hecho de que ambas sean las que más cabezas de ganado vacuno reciben de otras regiones. En total Segovia recibió 5.334 reses, mientras que en la provincia salmantina la cifra de cabezas de ganado traídas de dichas regiones ascendió a 2.688.
Protocolos de control
Los servicios zoosanitarios de la Junta de Castilla y León basan la lucha contra la lengua azul en un programa de vigilancia zoosanitaria que, por un lado, favorece la detección precoz de los focos emergentes y, por otro, evita su difusión al resto del territorio nacional. En el momento en el que se detecta un solo caso los responsables de la explotación están obligados a notificarlo a la administración regional, inmovilizar a los animales afectados y a sacrificarlos si con ello se contribuye al control de la enfermedad. En cualquier caso y según advierte la legislación europea, no todos los animales afectados por lengua azul son susceptibles de ser sacrificados, ya que con ello no se está atacando al verdadero trasmisor de la patología y se causan notables pérdidas a los ganaderos.
Parte de los protocolos de control son también los análisis periódicos realizados en las explotaciones. Durante los mismos se toman muestras de suero y sangre de los animales y muestras de tejidos procedentes del bazo, el hígado o los ganglios linfáticos de los animales muertos. Dichas muestras se remiten a los laboratorios refrigeradas, no congeladas, ya que esto dificulta el aislamiento del virus.
También se realizan estudios entomológicos mediante la colocación de trampas que permiten conocer las especies de mosquitos que habitan en un área determinada y si estos son susceptibles de transmitir la enfermedad.
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Reaparece tras 40 años de ausencia |
La lengua azul o fiebre catarral ovina es una de las enfermedades de declaración obligatoria al estar incluida en la lista A de la Oficina Internacional de Epizootias, y su difusión entraña un grave riesgo sanitario e importantes repercusiones desde el punto de vista comercial. Se trata de una enfermedad vírica trasmitida por mosquitos, principalmente del género culicoides, que afecta a rumiantes de todas las especies, pero que sólo manifiesta en ovejas una sintomatología aguda que en un alto porcentaje conduce a la muerte de los animales infectados. Tras varios años en los que parecía erradicada, la enfermedad resurgió en la cabaña ganadera europea en 1999, manifestándose varios focos en Túnez y Bulgaria. Dichos focos se extendieron durante el 2000 y la enfermedad se declaró finalmente en Argelia, Francia, Italia. Ese mismo año la enfermedad reapareció de nuevo en España, afectando únicamente a las Islas Baleares, tras 40 años de ausencia en el país. Desde entonces la administración nacional viene desarrollando un programa de epidemiovigilancia para mejorar la detección precoz de la enfermedad y evitar que su propagación. |