Medio Ambiente Brasil S茫o Paulo, S茫o Paulo, Mi茅rcoles, 10 de enero de 2024 a las 09:33

La notificaci贸n incompleta de los accidentes con serpientes puede perjudicar las acciones sanitarias

Aparte de servir de apoyo a las investigaciones, la existencia de datos m谩s confiables podr谩 orientar la distribuci贸n de suero antiof铆dico

AGENCIA FAPESP/DICYT – Los accidentes ofídicos, tal como se las denomina técnicamente a las picaduras de serpientes venenosas, constituyen todavía un problema estructural en Brasil y en otros países, sobre todo en lo concerniente a sus poblaciones rurales. Como parte de la estrategia tendiente a enfrentar este problema, desde el año 1986 es obligatoria la notificación detallada de esos episodios en el Sistema Único de Salud (SUS, las siglas por las cuales se la conoce en Brasil a la red nacional de salud pública). La idea es que dichos datos puedan servir de apoyo a acciones de salud como la distribución de soro antiofídico.

 

No obstante, un estudio publicado en la Revista da Sociedade Brasileira de Medicinal Tropical muestra que esos formularios no siempre llegan completados en su totalidad, amén de contener información probablemente incorrecta, dada la incoherencia entre los síntomas mencionados y la especie que provocó el accidente. En dicho trabajo, se identificaron 17.658 casos entre 2009 y 2019, y se llama la atención al respecto de la necesidad de capacitar a los profesionales de la salud en la notificación de esos episodios.

 

“Los profesionales de la salud no están capacitados para completar adecuadamente las fichas de notificación obligatoria, lo que dificulta la planificación pública sanitaria para este tipo de accidentes. Asimismo, falta conocimiento sobre las especies más comunes y los síntomas que provocan”, afirma Sâmia Caroline Melo Araújo, autora principal del estudio, realizado durante su maestría en la Universidad del Estado de Maranhão (Uema), en Brasil.

 

Por eso mismo, las autoras abogan por la concreción de acciones a corto plazo con miras a capacitar a los profesionales de la salud en el reconocimiento de los accidentes ofídicos de especies clínicamente importantes, aparte de la promoción de una atención adecuada de los pacientes y el rellenado correcto de los formularios de notificación obligatoria de los accidentes ofídicos. Así es como podrán avanzar las investigaciones sobre el tema.

 

“Existen datos nacionales y mundiales sobre al respecto, pero son de al menos cinco años atrás. El mayor problema reside en que los trabajos se concretan con datos incompletos, toda vez que este tipo de accidentes no se notifican o se subregistran. Notamos que en Maranhão, el segundo estado en lo que hace a accidentes de esta índole en Brasil, se repite este problema”, comenta Thaís Guedes, investigadora del Instituto de Biología de la Universidad de Campinas (IB-Unicamp).

 

Actualmente, Guedes coordina el proyecto intitulado “Evolución y biogeografía de la herpetofauna: patrones, procesos e implicaciones para la conservación ante un panorama de cambios ambientales y climáticos”, apoyado por la FAPESP. Uno de los objetivos del proyecto es precisamente el mapeo de áreas de riesgo de accidentes ofídicos en Brasil (lea más en: agencia.fapesp.br/40702/).

 

La zona rural

 

Dicho mapeo reveló que la mayor parte (el 66 %) de las víctimas de picadas de serpientes vivía en la zona rural, donde también acaecieron en su mayoría los accidentes (el 82 %). Del total de incidentes, 535 (el 3 % de las fichas) no disponían de información sobre el domicilio de residencia de las víctimas y 425 (un 2 %) de la zona en donde sucedió el accidente. Las víctimas eran en la mayor parte de las ocasiones (un 45 %) trabajadores rurales, aunque en un 31 % de los casos no estaba registrada la información concerniente a la ocupación. La inmensa mayoría correspondía a varones (un 77 %).

 

Las serpientes que más causaron accidentes fueron del género Bothrops, en el que se encuadran las yararás (en un 67 % de los casos), seguidas por las serpientes de cascabel (del género Crotalus, un 24 %) y una pequeña parte de serpientes de coral (Micrurus) y las de cascabel mudas (Lachesis), cada una con un 1 % de los casos. Las picaduras fueron mayoritariamente (el 53 %) en los pies y un 10 % en las manos. Las víctimas en su mayoría (un 58 %) fueron atendidas hasta tres horas después de los accidentes, el tiempo límite para disminuir las chances de agravamiento del cuadro y de muerte. Probablemente por eso se trató mayoritariamente de envenenamientos leves (un 52 %), y un 81 % de las víctimas que se recuperaron. El desenlace fatal se registró tan solo en un 1 % de los episodios (139 casos).

 

Las principales asociaciones ocurrieron entre la severidad del envenenamiento, la edad de la víctima, el género de la serpiente y el tiempo transcurrido entre la picadura y la atención médica. Las personas entre 51 y 60 años quedaron más propensas a desarrollar casos graves, seguidas por las víctimas de más de 60 años. No obstante, las investigadoras remarcan que la cantidad de casos está probablemente subestimada, algo común en ese tipo de accidentes y no solamente en Brasil. Según la Organización Mundial de la Salud, entre 4,5 millones y 5,4 millones de personas son picadas por serpientes anualmente. De esa cifra, hasta 2,7 millones desarrollan síntomas, mientras que entre 81 mil y 138 mil se mueren como consecuencia de complicaciones derivadas de estos accidentes.

 

De acuerdo con un documento de la agencia de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), los grupos de alto riesgo comprenden, además de los trabajadores rurales, pescadores, cazadores y niños que trabajan. En el estudio brasileño, la segunda ocupación más declarada por las víctimas era “estudiante” (un 16 %). “Observamos que gran parte de los accidentes en el estado de Maranhão suceden durante los meses de enero y marzo, períodos de gran actividad rural, cosa que posibilita el encuentro de los seres humanos con las serpientes. Se estima que el uso de botas, perneras y guantes entre los trabajadores rurales reduce hasta un 90 % los accidentes con serpientes de importancia médica. La atención y la notificación adecuada pueden hacer disminuir la cifra de víctimas con secuelas y muertes”, culmina diciendo Guedes.