Medio Ambiente Brasil São Paulo, São Paulo, Martes, 31 de octubre de 2023 a las 10:17

La participación de la población es eficaz para organizar la prevención de catástrofes ambientales

Una investigación muestra que en Brasil la movilización de los ciudadanos en las áreas vulnerables a crecidas e inundaciones mejora el recabado de datos y aumenta la resiliencia

AGENCIA FAPESP/DICYT – Un mapa digital de las áreas vulnerables a las inundaciones en las ciudades brasileñas de São Paulo y Rio Branco confeccionado por alumnos de escuelas públicas, un historial de las crecidas registradas en un barrio pobre de São Paulo y elaborado con base en el relato de los propios habitantes, nuevos canales de comunicación implementados con Defensa Civil para mejorar el sistema de alertas de la comunidad: estos son algunos de los instrumentos de participación y movilización ciudadana que se han mostrado eficaces en el marco de iniciativas tendientes a aumentar la resiliencia frente a los riesgos de catástrofes urbanas.

 

E integran ahora una metodología publicada en un artículo de la revista científica Global Environmental Change. En este trabajo, producto de una investigación desarrollada durante más de tres años y a cargo de 17 científicos brasileños y de otros países, se arriba a la conclusión de que las soluciones transformadoras de los datos urbanos deben abarcar no solamente el desarrollo y la implementación de nuevas tecnologías digitales, sino también la coproducción de la comprensión, las perspectivas, las prácticas sociales y los ordenamientos de gobernanza. Esto incluye una combinación de herramientas de análisis de datos con una amplia gama de métodos participativos que haga posible transformaciones justas y sostenibles.

 

Los cambios climáticos asociados al aumento de las poblaciones vulnerables en todo el mundo elevaron los impactos socioeconómicos y ambientales relacionados con las catástrofes. Se estima que 1.810 millones de personas (el 23 % de la población global) se encuentran directamente expuestas a riesgos significativos de padecer inundaciones, de las cuales el 89 % vive en países de bajos y medianos ingresos.

 

En Brasil, se considera que cuatro de cada diez municipios son vulnerables a las catástrofes relacionadas con inundaciones o deslizamientos, de acuerdo con datos del Centro Nacional de Monitoreo y Alertas de Desastres Naturales (Cemaden) del país, que monitorea actualmente 1.038 municipios mediante el seguimiento diario y la emisión de alertas cuando existen riesgos de lluvias fuera de los niveles promedio considerados “normales”.

 

“Este artículo sintetiza la trayectoria de un proyecto, su conclusión y, especialmente, su continuidad como política pública de educación ambiental para la disminución de los riesgos de catástrofes a través del Programa Cemaden Educación. Su principal aporte científico es la metodología elaborada, con una nueva manera de producir los datos incorporando tecnologías de la información y un proceso de coproducción con las comunidades y sus habitantes. También buscamos una mirada multidisciplinaria, con un grupo de profesionales vinculados a la administración pública, a los estudios urbanos, la geografía, la ciencia de la computación y la educación ambiental, y también de los campos de las humanidades y desarrolladores de software”, sintetiza João Porto de Albuquerque, investigador de la Universidad de Glasgow (Escocia) y autor corresponsal del artículo.

 

Estos resultados forman parte del proyecto “Datos a Prueba de Agua” (WPD, por sus siglas en inglés), desarrollado mediante una colaboración entre las universidades de Glasgow y Warwick (Reino Unido), y Heidelberg (Alemania), aparte del Cemaden y la Fundación Getúlio Vargas (FGV) en Brasil. El grupo cuenta con el apoyo de la FAPESP, del Fondo de Investigación e Innovación del Reino Unido y del Ministerio de Educación e Investigación de Alemania, en coordinación con el Research Funding Agency Cooperation in Europe (Norface), el Belmont Forum y el Consejo Internacional de Ciencia. El artículo contó con financiación de la FAPESP mediante otros tres proyectos (19/06616-0, 19/06595-2 y 18/06093-4).

 

Con la crisis climática, han venido ocurriendo eventos extremos con mayor frecuencia y mayor intensidad, de acuerdo con el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) de las Naciones Unidas. Un relevamiento realizado en enero de este año por el Servicio Geológico de Brasil (vinculado al Ministerio de Minería y Energía nacional) mostraba que alrededor de 3.930.000 brasileños vivían en 13.500 áreas de riesgo dispersas por el país. Un informe difundido en 2018 por el Cemaden y el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE) apuntaba que 8.200.000 habitantes vivían en zonas sujetas a deslizamientos de tierra e inundaciones en 872 municipios.

 

Estas regiones son las más afectadas por las lluvias, las inundaciones y deslaves o deslizamientos de tierra, como los que afectaron al estado del Rio Grande do Sul al comienzo de septiembre, con decenas de muertos y la destrucción en varios municipios, que se sumó a la catástrofe registrada en distintas ciudades del litoral norte de São Paulo a comienzos de año, cuando más de 60 personas murieron y se registraron cuantiosas pérdidas económicas.

 

La generación de datos

 

“Nuestro trabajo tiene una aplicación muy clara en temas vinculados con la emergencia climática y la toma de decisiones basada en evidencias. Tenemos un problema concreto en Brasil y en varios otros países que es la falta de datos, una desigualdad que debe tenerse en cuenta en el diseño de políticas públicas. El proyecto demostró que existen formas de cambiar la manera a través de la cual el gobierno opera con la cuestión de los datos mediante la inclusión de la gente y de los territorios”, afirma en declaraciones a Agência FAPESP la profesora de la FGV Maria Alexandra Cunha, coautora del artículo.

 

La investigación ya ha resultado en una aplicación gratuita (disponible para Android) que permite recabar datos en sitios estratégicos mediante ciencia ciudadana para obtener informaciones tales como el volumen de lluvias, la existencia de anegamientos y el nivel de agua de los ríos. Estos datos se transmiten en tiempo real a una plataforma digital (con mapas interactivos), a la cual pueden tener acceso las comunidades locales.

 

Y se integró la plataforma al sitio web del programa Cemaden Educación, que trabaja con escuelas y comunidades, y viene utilizándosela como parte de una campaña nacional de prevención de catástrofes.

Con miras a amplificar los aprendizajes del proyecto hacia otras regiones, se creó una Guía de Aprendizaje, que puede adoptarse para la participación de estudiantes y voluntarios en la producción de datos y conocimiento sobre catástrofes provocadas por el exceso de agua o la falta de drenajes urbanos (lea más en: agencia.fapesp.br/39749).

 

“El Programa Cemaden Educación creó metodologías participativas y transformadoras y logró consolidar una red de escuelas, jóvenes, habitantes y comunidades locales. Proyectos como ‘Datos a Prueba de Agua’ entran en este proceso. Esto nos ayuda a salir de estudio de casos y escalar. Esperamos que esta metodología se aplique cada vez más”, dice el investigador del Cemaden Victor Marchezini, coautor del estudio.

 

Los pasos

 

En el transcurso del trabajo, los investigadores emplearon innovaciones en datos dialógicos, pautados por la línea del educador Paulo Freire y basados en la creación de redes de construcción de conocimiento. De este modo, desarrollaron iniciativas ligadas a 1) análisis situacional (basado en experiencias vividas por la comunidad y temas generadores de debates); 2) datos generadores (planteando nuevas comprensiones por medio de datos); 3) una comprensión crítica de la realidad (cambiando las perspectivas de acción); 4) situaciones límite (identificando condiciones de vida insostenibles) y 5) inéditos factibles (coproduciendo resultados que abren caminos para producir nuevas soluciones).

 

Produjeron así intervenciones metodológicas que contribuyeron para volver a las experiencias de los habitantes visibles por medio de datos, lo que llevó a que las comunidades participasen y compartiesen esas historias y sus experiencias. En uno de los casos, un habitante de Jaboatão dos Guararapes (en el estado de Pernambuco, en la región nordeste de Brasil) llegó a componer un poema de literatura de cordel (forma literaria de cuño popular típica de la zona) en el cual describía las prácticas de datos en las cuales participaron.

 

Estos resultados, además de generar información y datos producidos por la comunidad, permitieron una mayor circulación y utilización de los mismos, lo que abrió nuevos caminos hacia nuevas soluciones y transformaciones. “Un primer paso en la búsqueda de una solución de los problemas consiste en volverlos visibles produciendo datos, evidencias y conocimiento en cada comunidad. Nuestra idea es que el proyecto siga llevando este abordaje incluso a otros países como Colombia, en donde ya hemos trabajado”, añade Porto de Albuquerque.