Alimentación España , Salamanca, Martes, 04 de enero de 2005 a las 15:33

La recuperación del conejo de monte, principal esperanza del águila de Bonelli en Las Arribes del Duero

Tres universidades y la empresa Europarques trabajan conjuntamente para mejorar las condiciones de vida de este tipo de aves

Ana Victoria Pérez/DICYT La paulatina desaparición del conejo de monte en el parque natural de Las Arribes del Duero, ubicado a caballo entre las provincias de Salamanca y Zamora, y en el parque do Douro Internacional, nombre que recibe este paraje en el vecino Portugal, ha puesto al borde de la extinción al águila de Bonelli, de la que sólo se cuentan 19 parejas. Actualmente en algunos tramos del parque, como el comprendido entre las localidades de Castro y Miranda, habita solamente una pareja de estas rapaces que tiene, además, grandes dificultades para reproducirse. Por este motivo, tres universidades portuguesas, españolas e italianas han unido sus fuerzas con la empresa Europarques para reintroducir el conejo de monte en la zona, mejorando el hábitat de estos animales y asegurándoles una fuente de alimento.

Los 122 kilómetros de acantilados fluviales labrados por el río Duero en la zona conocida como Las Arribes albergan una de las poblaciones de águila de Bonelli más importantes de Europa. Pero el deterioro paulatino de este hábitat, así como la desaparición del conejo de monte, una de sus principales fuentes de alimento, han puesto en una situación difícil a las 19 parejas censadas en Las Arribes hispanolusas, que tienen grandes dificultades para reproducirse.

Según el estudio, que los técnicos de los parques español y portugués iniciaron en 1995, se han detectado como principales causas del fracaso reproductor la infertilidad de algunos progenitores, motivada por una alimentación deficiente, y el estrés que les producen otros factores como los tendidos eléctricos o la caza furtiva.

Durante el desarrollo del estudio se ha realizado un seguimiento intensivo de los territorios habitados por estos animales, entre los meses de febrero y julio, mientras que en seis casos concretos se ha mantenido dicho seguimiento intensivo fuera del periodo reproductor. Considerando los datos de las seis épocas de nidificación estudiadas, los responsables del estudio advierten que la productividad media ha sido tan sólo de 0’57 pollos por pareja. En algunos casos concretos, como el de la pareja que nidifica entre las localidades de Castro y Miranda, se han advertido periodos de hasta cuatro años sin conseguir que los polluelos salgan adelante.

Universidades de tres países

Para poner remedio a esta situación tres universidades europeas, entre las que se encuentran la Universidad de León (España) la Universidad Federico II de Nápoles (Italia), y la Universidad Vila Real e Alto Douro (Portugal), firmaron en 2002 un acuerdo de colaboración al que se unía como único finaciador la empresa Europarques, que gestiona los cruceros fluviales por el Duero en el entorno de la localidad lusa de Miranda do Douro, con el objetivo final de reintroducir en la zona el conejo de monte genética y sanitariamente controlado.

El proyecto ya está dando sus frutos, y se ha convertido en todo un ejemplo de desarrollo sostenible, ya que, tal y como ha explicado a DICYT el coordinador trasnacional de Europarques, David Salvador Velasco, "todos los fondos que la empresa dedica a esta labor de investigación y conservación de este hábitat provienen de la recaudación obtenida gracias al crucero medioambiental que Europarques organiza a bordo de su navío Aula Ecológica".

El turismo ecológico está sirviendo para financiar los estudios que garantizan la calidad genética del conejo de monte, y que en estos momentos desarrolla el equipo del profesor Henrique Güedes, del Departamento de Genética de la Universidad portuguesa de Vila Real e Alto Douro. Pero también el turismo ecológico constituye una garantía para el desarrollo, a largo plazo, de un proyecto de mejora del hábitat del águila de Bonelli que, por el momento, se está aplicando de manera experimental en cinco hectáreas de terreno adquiridas por los responsables del proyecto, donde se supervisa la cría del conejo de monte.