Ciencias Sociales España , España, Martes, 25 de septiembre de 2012 a las 12:00

La sonda espacial de la NASA Curiosity estrena algunos instrumentos en una roca marciana

La roca fue bautizada Jake Matijevic en honor a un ingeniero recientemente fallecido

JHB/DICYT Después de más de 40 días marcianos de misión en los que Curiosity ha alternado etapas de calibración y testeo de sus numerosos instrumentos con etapas de desplazamiento sobre sus seis ruedas, el pasado 19 de septiembre los controladores de misión acercaron el rover hasta una llamativa roca con forma de pirámide a la que llamaron Jake Matijevic en honor a uno de los ingenieros principales de la misión que falleció recientemente.

 

Durante los últimos días marcianos, o soles, Curiosity desplegó su brazo robótico de más de dos metros de largo y lo puso en contacto con la roca, que ya habían fotografiado varias cámaras situadas en el cuerpo del robot. En el extremo de este brazo robótico se encuentran una multitud de instrumentos capaces de fotografiar, analizar y taladrar cualquier objetivo de estudio.

 

Sólo dos instrumentos han tenido la oportunidad de analizar esta roca: APXS, un espectrómetro de rayos X con el que los científicos pueden averiguar la composición de la roca; y MAHLI, una cámara muy precisa que permite observar las rocas de cerca. Los otros instrumentos del brazo robótico debutarán próximamente en otras zonas de estudio.

 

Pero Curiosity también tiene en su arsenal un llamativo instrumento capaz de investigar objetos a una distancia de hasta 7 metros, sin necesidad de contacto, la ChemCam, una cámara que descompone la luz emitida por una pequeña área vaporizada previamente por un potente láser. Este instrumento ya fue usado en los primeros días de la misión sobre otra roca que pasó a la historia como Coronation.

 

Una vez finalizados los análisis de Jake Matijevic, Curiosity ya se mueve hacia el primer gran objetivo de la misión, una zona conocida como Glenelg en la que los geólogos han observado en imágenes de satélite la presencia de tres tipos diferentes de terreno, que harán de Glenelg un buen escenario para seguir poniendo a prueba las capacidades de la sonda espacial.