La Universidad Central de Venezuela y el Irnasa buscan mejorar la productividad agrícola
JPA/DICYT El Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Salamanca (Irnasa), perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) colabora con la Universidad Central de Venezuela en un proyecto que pretende identificar y caracterizar nuevos microorganismos presentes en las selvas tropicales y que puedan tener un aprovechamiento agrícola como fertilizantes naturales. La investigación, respaldada por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), ha conseguido hallar especies aún no descritas gracias al trabajo de identificación molecular que se lleva a cabo en el Irnasa.
Marcia Toro García, profesora del Instituto de Zoología y Ecología Tropical de la Universidad Central de Venezuela, ha visitado Salamanca para aumentar esta colaboración con el equipo de Álvaro Peix Geldart, científico del Irnasa. Según ha explicado en declaraciones a DiCYT, el objetivo es encontrar microorganismos que interactúen con las plantas de manera que éstas puedan beneficiarse de los fosfatos que hay en los suelos tropicales. "Hemos conseguido especies raras no descritas y gracias a la contribución de Álvaro Peix podemos hacer una identificación molecular bastante precisa", afirma. El proyecto ya está en su segundo año de recorrido.
Marcia Toro García ha aprovechado su estancia en el Irnasa para ofrecer un seminario de investigación a los expertos del Irnasa acerca de su trabajo, muy relacionado con el proyecto apoyado por AECID, puesto que se centra en los microorganismos y sus relaciones con las micorrizas, hongos que se unen a la raíz de la mayoría de las plantas. "Hice mi doctorado sobre las micorrizas y su interacción con otros microorganismos del suelo que también facilitan la nutrición de las plantas liberando ciertos elementos", señala. "En Venezuela trabajamos con las micorrizas y pretendemos llevar este conocimiento a los sistemas agrícolas venezolanos, porque los suelos son poco fértiles y trabajar con este tipo de organismos es una manera amigable con el ambiente de que las plantas tengan una mayor productividad", apunta.
Las micorrizas tienen la capacidad de colonizar la raíz de la mayoría de las plantas y su presencia es importante porque ayuda a la planta "a tomar elementos poco móviles como el fósforo". Estas características hacen que las micorrizas puedan ser consideradas como biofertilizantes, ya que son "organismos vivos que podemos cultivar, reproducir y añadir a la planta mediante inoculación", señala la investigadora. Con ellos, la planta presenta mejor desarrollo, mayor productividad y un mejor contenido nutricional.
Según ha explicado, esta investigación es aplicable a casi todas las aplicable a casi todas las plantas de interés hortícola, puesto que las micorrizas se pueden unir a la raíz de casi todas ellas. En concreto, la Universidad Central de Venezuela ha trabajado con maíz y leguminosas para conseguir una mayor productividad.
Dentro de este campo, la científica ha comentado la importancia de la glomalina, una proteína que producen estos hongos que se unen a la raíz de las plantas y que tiene una propiedad muy particular: "es muy pegajosa, de manera que ayuda a la agregación de las partículas del suelo". En definitiva, "si fomentamos la presencia de la micorriza, la estructura y la condición física del suelo va a mejorar notablemente", asegura la experta.