La Universidad de Chile probará en pacientes la primera vacuna contra el alcoholismo
UCHILE/DICYT Hace 63 años, el académico de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, Jorge Mardones Restat, demostró en ratas que el alcoholismo se heredaba. Con el tiempo, sus investigaciones permitieron la creación de ratas transgénicas adictas al alcohol, un modelo experimental que en 2007 permitió a un grupo de científicos chilenos probar con éxito la primera vacuna contra el alcoholismo. Una terapia génica que hoy ajusta su dosis en Brasil para ser aplicada por primera vez en humanos en 2013, en una veintena de pacientes del hospital San Borja Arriarán.
Un hito que tiene atenta a toda la comunidad médica, ya que, de funcionar, se trataría de la primera vacuna de su tipo en el mundo.
La vacuna inyecta un gen presente en el 20% de la población asiática y que se sabía los hacía más intolerantes al alcohol. Este gen -que ingresa al cuerpo dentro de un virus modificado y se aloja en el hígado para infectar las células de este órgano- actúa bloqueando la acción de una enzima encargada de degradar el alcohol ingerido. ¿Para qué? Al hacer que la enzima deje de cumplir su función, se exacerban los malestares que provoca el consumo de alcohol y los pacientes sienten rechazo.
Cuando una persona en tratamiento bebe alcohol, aunque sea poca cantidad, el cuerpo lo digiere. Pero hay una parte de él -llamado acetaldehído- que no se degrada. Este se acumula en el organismo, provocando una serie de malestares físicos (como rubor en la cara, mareos, náuseas, sudoración y palpitaciones, entre otros), lo que causa que las personas en un momento de su ingesta sientan rechazo por la bebida y dejen de tomar.
La mayoría de las terapias actuales contra el alcoholismo bloquean esta enzima con el fin de que estos malestares aparezcan inmediatamente. ¿La diferencia? Al ser parches o píldoras, depende del paciente usarlas o mantener el tratamiento. En el caso de la vacuna, el bloqueo es genético y, según Pablo Caviedes, subdirector del Centro de Investigación Clínica y de Estudios Farmacológicos (Cicef), basta una sola dosis para producir este efecto por un año en el paciente, tiempo que se estima suficiente para generar un cambio de hábito.
La investigación, que cuenta con el apoyo de Fondef y de la farmacéutica Recalcine, es encabezada por los doctores Juan Asenjo y Bárbara Andrews, de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas, en colaboración con el Cicef, ambos de la U. de Chile.
Bloqueo de enzima
Roberto Segovia, gastroenterólogo del Instituto Chileno Japonés de Enfermedades Digestivas del Hospital San Borja Arriarán, dice que el hecho de que la dosis de la vacuna dure al menos un año no es menor. "Los actuales tratamientos tienen un nivel de fracaso importante. Con los mejores procedimientos antialcohólicos, sólo el 30% de los casos tiene éxito a los dos años de terapia, por lo que siempre se ha buscado un tratamiento que sirva en el largo plazo. A los seis u ocho meses de iniciado el tratamiento es el período más difícil de la abstinencia y es aquí donde están las grandes recaídas", dice.
Por el momento, este mecanismo génico de bloqueo se ha probado sólo en ratas. Los resultados muestran que el 50% dejó de consumir alcohol, aunque genéticamente están programadas para tener apetito por esta sustancia.
El diseño de la vacuna ya está listo. Actualmente el progreso de la investigación está fuera del país: en Canadá se está realizando el escalamiento de la inyección para tener la cantidad de dosis necesarias para los estudios preclínicos que se inician el próximo mes en el Instituto Butantan de Brasil. "Como todas las investigaciones científicas, ha resultado difícil. Lo más complicado ha sido el trabajo de ingeniería genética, hacer crecer las células, que es lo que hicimos en mi laboratorio y aun cuando se ha tenido que externalizar parte del proceso, todo el conocimiento y el trabajo que hay detrás es know how chileno", dice Juan Asenjo, del Departamento de Ingeniería Química y Biotecnología.
Protocolo
El trabajo que hoy se realiza en Brasil determinará, con pruebas en animales, las dosis exactas que se usarán en el estudio fase uno en humanos que se parte en marzo o abril de 2013 en Chile.
Según explicó Segovia, la terapia será probada en al menos 20 pacientes voluntarios sin daño hepático ni enfermedades asociadas como diabetes o hipertensión, que tengan algún grado de dependencia del alcohol.
Caviedes agregó que en los estudios se ha probado principalmente la administración endovenosa y probablemente será esa la vía que usen en humanos. La fase uno del estudio también incluirá la intervención de siquiatras, sicólogos, hepatólogos, asistentes sociales y una batería de exámenes que se realizarán durante todo el tiempo que dure la investigación.