Las cinco características claves de las Áreas Marinas Protegidas
CONICET/DICYT La resolución 65/161 de las Naciones Unidas declaró el período 2011-2020 como el Decenio de las Naciones Unidas para la Biodiversidad. En esa sintonía, el monitoreo de las diferentes especies que habitan los mares y océanos del planeta es prioritario, no sólo para su preservación sino además para poder explotar en forma sustentable los stocks pesqueros sin mermar las poblaciones.
Un nuevo estudio publicado en la revista Nature y del que participaron investigadores de doce países, entre ellos Argentina, relevó datos de campo a escala mundial para evaluar la eficiencia de las Áreas Marinas Protegidas (AMP), zonas geográficas donde los recursos naturales y biodiversidad gozan de mayor protección.
Alejo Irigoyen y David Galván, investigadores asistentes del CONICET en el Centro Nacional Patagónico (CENPAT-CONICET), participaron del estudio que abarcó alrededor de 4.800 censos visuales por buceo en más de 2 mil sitios – incluyendo 87 AMPs -, distribuidos en 40 países y que reúne información sobre más de 2 mil especies. “Este es la mayor colección de datos de tamaño y abundancia de peces asociados a fondos rocosos y coralinos lograda hasta el momento”, indican.
El análisis de la información recogida permitió determinar cinco factores que influyen en la efectividad de las AMP para proteger la biodiversidad. “Las AMPs que mostraron un valor de conservación muy elevado, es decir con un gran número de peces, fueron típicamente zonas cerradas a la pesca, con control y vigilancia efectivos, de más de diez años de antigüedad, de gran tamaño y aisladas de áreas de pesca por aguas profundas o zonas de arena”, explican Irigoyen y Galván.
Según indican, estas AMPs tienen en promedio ocho veces más peces de gran tamaño, nueve veces más peces de alto valor comercial y veinte veces más tiburones en comparación con las zonas abiertas a la pesca.
Estos cinco factores clave explicarían las diferencias observadas en relación a otras AMPs y zonas sin protección: la investigación muestra que el 59 por ciento de las AMPs estudiadas que tienen sólo una o dos de las características clave no son distinguibles desde el punto de vista ecológico de los sitios de pesca tradicionales.
Sin embargo, en el reporte los científicos explican que hay otros factores que también condicionan las poblaciones – incluso en áreas protegidas – como la movilidad de ejemplares, dispersión de larvas, fecundidad, longevidad, interacciones indirectas entre especies o el contexto ambiental, entre otras, y que no estarían asociados a los cinco parámetros propuestos.
Para Irigoyen y Galván, este nuevo estudio puede aportar herramientas para debatir los beneficios de la creación de estas áreas. “Hasta ahora sólo existían evaluaciones particulares de los efectos, éxitos y fracasos de la implementación de AMP, y faltaban trabajos que evalúen la performance de las AMPs a escala mundial en forma directa, con datos tomados a campo para este objetivo especifico”, dicen.
El Centro Nacional Patagónico brinda asesoramiento y establece propuestas desde la vinculación tecnológica en temas referidos a la creación, conservación y prácticas de manejo de áreas protegidas desde hace más de 40 años. En la actualidad Irigoyen y Galván son parte de un grupo de investigadores que, desde el CENPAT, está iniciando un proyecto de investigación en el Parque Interjurisdiccional Marino Costero Patagonia Austral, recientemente creado en la provincia del Chubut.
Este grupo de investigadores, junto a organismos de la provincia del Chubut y del Estado nacional elaboran recomendaciones para un manejo efectivo de las AMPs, en términos de conservación de la biodiversidad y en la permanente búsqueda de armonía con los distintos sectores sociales y de la producción.