Ciencias Sociales España , Valladolid, Martes, 05 de febrero de 2013 a las 17:37

“Las primeras expediciones polares tuvieron objetivos políticos, económicos y estratégicos”

El físico e historiador de la Ciencia Mariano Esteban Piñeiro habla sobre la ciencia, la técnica y la exploración en los viajes polares en el Museo de la Ciencia

Cristina G. Pedraz/DICYT Se estima que entre 1818 y 1928 más de 200 científicos participaron en expediciones a las regiones polares. No obstante, los intereses de estos viajes no eran de índole científica, como explica el físico e historiador de la Ciencia Mariano Esteban Piñeiro. “En 1818 empiezan de verdad las exploraciones a la zona polar ártica, ya que hubo un fenómeno de calentamiento y se pensó que podría abrirse el paso del norte. Había que conseguir un trayecto lo más corto posible para llegar a las costas del este americanas y a la India sin tener que dar toda la vuelta al continente americano o al continente africano. El fin de estas expediciones era ese, conseguir atravesar los hielos y evitar esos viajes larguísimos”, explica el experto.

 

Esteban Piñeiro participa hoy a partir de las 19 horas en el ciclo de conferencias Memoria Helada, asociado a la exposición del mismo nombre en torno al explorador noruego Roald Amundsen, que se exhibe desde el pasado mes de noviembre en el Museo de la Ciencia de Valladolid.

 

El físico e historiador señala que a veces, al hablar de expediciones polares, se piensa que se realizaron simplemente por aventura, lo que a su juicio “está muy lejos de la realidad”. “Lo primero fueron objetivos fundamentalmente políticos, económicos y estratégicos”, aclara. Así, a partir de 1818 y hasta décadas más tarde “prácticamente todas las expediciones estaban organizadas por los gobiernos y tenían esos objetivos”.

 

Sin embargo, en estas primeras incursiones a las regiones polares “para encontrar bien el camino era necesario cartografiar y lógicamente llevaban a cartógrafos”. Después, llevaron científicos de más especialidades, como oceanógrafos, astrónomos o geólogos. “En las más de 100 expediciones que hubo en este periodo, entre 1818 y 1928, fueron más de 200 científicos”, aunque bien es cierto “que esas expediciones costaban mucho dinero y si no había una cierta probabilidad de rentabilizarlas lógicamente no se financiaban”.

 

A lo largo de la conferencia, Esteban Piñeiro ha explicado a DiCYT que repasará los resultados científicos que se fueron obteniendo y cómo estas expediciones utilizaban los progresos tecnológicos que iban apareciendo en los siglos XIX y XX, nuevas tecnologías que posibilitaron que las expediciones “fueran más fáciles y con menos riesgo”, aunque a pesar de ello se estima que murieron “más de 600 personas” en esa etapa.

 

En cuanto a Roald Amundsen, protagonista de la exposición que puede visitarse en el Museo de la Ciencia, fue el primero en surcar el paso del noroeste (la ruta marítima que bordea el norte de Norteamérica, atraviesa el Ártico y conecta los océanos Atlántico y Pacífico) en un único barco, aunque después cosechó otros muchos: fue uno de los primeros en pasar un invierno en la Antártida y el primero en alcanzar el Polo Sur, en volar a la latitud 88º norte y elevarse por encima del océano Ártico. “Consiguió ese el paso del noroeste, pero se llegó a la conclusión de que no era útil para la navegación comercial por el enorme riesgo que había de chocar con el hielo, y por ese motivo en 1869 se abrió el canal de Suez y en 1914 el de Panamá”, recuerda el historiador.

 

Mariano Esteban Piñeiro es miembro del Grupo de Historia de la Ciencia y de la Técnica del Instituto de Historia Simancas de la Universidad de Valladolid y de la Academia de Historia de Portugal. Es investigador principal o adscrito en quince proyectos de investigación sobre temas relacionados con la historia de la Ciencia y la Técnica y autor o coautor de ocho libros y más de un centenar de artículos sobre historia de la Ciencia y de la Técnica. Es además, comisario o asesor de una veintena de exposiciones de naturaleza científica y de distintas instituciones sobre divulgación, comunicación y museología científica.