Las simulaciones por ordenador permiten diseñar audífonos personalizados
José Pichel Andrés/DICYT La posibilidad de generar modelos computacionales que reproduzcan con fidelidad los problemas de audición de una persona serviría para programar mejor los audífonos, según explica uno de los expertos reunidos en Santa Marta de Tormes (Salamanca) con motivo de la celebración del 15th International Symposium on Hearing. Ray Meddis, investigador de la universidad británica de Essex trabaja en este campo en busca de aplicaciones concretas, mientras que otros científicos siguen exponiendo investigaciones más básicas sobre la forma que tiene el cerebro de percibir los sonidos en este simposio que se celebra por primera vez en España y que concluye mañana, viernes 5 de junio.
Ray Meddis ha explicado a DiCYT que hasta ahora la forma en la que se programan los audífonos se basa en el método de prueba y error, es decir, que los audífonos se programan sobre la base de una serie de medidas que hace el audioprotesista. Con estos datos se realiza una programación inicial y, tiempo más tarde, el paciente regresa a la consulta si algo falla, lo que ocurre con mucha frecuencia. Por eso, el objetivo de la simulación por ordenador es "que los modelos computacionales reflejen la audición de cada paciente de forma individual", es decir, que "el modelo computacional es una especie de maniquí como el que usaría un sastre a medida, que en este caso es el programador del audífono", apunta el experto.
Después de 25 años estudiando el habla y la audición el objetivo de este investigador es desarrollar modelos computacionales de la audición humana. En este sentido, su línea de trabajo más reciente se enfoca a aplicar dichos modelos a entender los problemas de audición asociados a la edad o al daño acústico, de manera que se puedan diseñar mejores audífonos. El problema más común de las personas que van perdiendo audición con la edad es poder entender el habla de otros en entornos con ruido, como cafeterías o restaurantes, hasta el punto de que "hay personas que acaban por aislarse y perder el contacto social", señala Meddis.
Las investigaciones actuales sugieren que personas con diferentes problemas de audición pueden necesitar diferentes tipos de audífonos. "Hasta ahora, los aparatos que se empleaban eran iguales, pero cuanto más avanzan los estudios más nos damos cuenta de que el funcionamiento del audífono tiene que depender del tipo de pérdida auditiva para el cual está indicado, no se puede utilizar el mismo para todo el mundo", explica.
Localización de un sonido
La mayoría de las investigaciones que están presentando los científicos en este foro no tienen un carácter tan aplicado, pero resultan fundamentales para entender el funcionamiento del sistema auditivo. Una presentación muy destacada, según los expertos, ha sido la de Matthew Goupell, que trabaja en el Acoustics Research Institute, acerca de la localización de los sonidos. En este sentido, Enrique López Poveda, organizador del simposio, ha explicado que "uno de los métodos que usa el ser humano para localizar sonidos es la diferencia de tiempo que tarda un sonido en llegar a un oído y al otro, es decir, si un sonido se produce a la derecha de una persona, llega antes a su oído derecho que al izquierdo, y el cerebro usa esa diferencia de tiempo como una pista para determinar la procedencia de lo que ha escuchado". Partiendo de esta base, el estudio de Goupell analiza diversos aspectos, como el hecho de que esa diferencia de tiempo es más eficaz cuando hay un cierto grado de ruido en las respuestas del cerebro debido a que las neuronas están enviando información al cerebro auditivo incluso cuando no hay estímulo acústico.
El hecho de que se produzca esa falta de sincronía en los estímulos que envían las neuronas al cerebro auditivo facilita la detección correcta del sonido y esto tiene implicaciones importantes para las investigaciones que buscan perfeccionar los implantes cocleares. Estos dispositivos estimulan el cerebro con un patrón regular de descarga y lo que sugiere este estudio es que, si los impulsos que los implantes mandan al cerebro no estuvieran sincronizados en ambos oídos, el paciente oiría mejor.