Medio Ambiente México , Baja California Sur, Miércoles, 06 de octubre de 2021 a las 18:03
ARTÍCULO DE DIVULGACIÓN

Las vibraciones se pueden escuchar

El oído no nada más es para oír, te ayuda a no caerte debido a que es el centro del equilibrio

Alina Gabriela Monroy-Gamboa y Sergio Ticul Álvarez-Castañeda/DICYT Solamente los mamíferos tienen sentido del oído y pueden trasformar e interpretar las ondas sonoras. El origen del oído en los mamíferos surge a partir de la capacidad de detectar las vibraciones en el suelo como lo hacen los anfibios y reptiles. Los organismos de estos grupos detectan las vibraciones principalmente por medio de la mandíbula al tocar o estar muy cerca del suelo o sustrato en el que se encuentren. Por lo que los huesos del oído medio de los mamíferos están ubicados en la sección articular de la mandíbula con el cráneo. En el momento que los mamíferos se separan del piso, es decir, su tamaño aumenta, por lo que sus miembros pasan de ser paralelos al piso a perpendiculares, entonces desarrollaron la capacidad de captar las vibraciones del aire en lugar de las del sustrato. La evolución causa que los huesos de la mandíbula encargados de la detección de las vibraciones se muevan al cráneo y formen el oído medio.


El oído en los mamíferos está constituido por tres secciones, cada una con elementos anatómicos y funciones diferentes. La primera sección es la externa en la que se encuentra la oreja o pina. Es una estructura cartilaginosa que varía de forma y tamaño entre las diferentes especies, su función es concentrar las ondas sonoras para que entren de la manera más eficiente al conducto auditivo y lleguen al tímpano. El desarrollo de las pinas está relacionado con la capacidad auditiva de las especies, las hay en las que el oído es una de sus principales sentidos, como los fénecs o en los que es completamente secundario como las especies hipogeas (que tienen hábitos subterráneos) en las que las vibraciones del sustrato son captadas por todo el organismo y el sonido se vuelve no relevante. El conducto auditivo está protegido en todas las especies por un tipo de cera y vellosidades, cuya función es la captura del polvo y limitar el acceso a insectos o algún otro cuerpo extraño al oído, para protegerlo de infecciones y un mal funcionamiento.


El oído medio es donde se separan las vibraciones del aire para que puedan ser trasmitidas a un medio acuoso. Una de las estructuras principales es el tímpano el cual se conecta con los huesecillos martillo, yunque y estribo, y éste a su vez con la membrana de la ventana oval. La función del oído medio es ordenar los cambios de presión en el tímpano por la redirección de las vibraciones de las orejas en un código que pueda ser interpretado por el oído interno y discriminando todas aquellas vibraciones que no puedan ser interpretadas. El oído medio no está del todo cerrado se comunica con el sistema respiratorio, por la parte de atrás de la nariz y la parte superior de la garganta a través de la trompa de Eustaquio, cuya función es igualar la presión en ambos lados del tímpano para evitar que se rompa y además contribuye drenar líquido excesivo que pudiera encontrarse en el oído.


El oído interno es donde se traducen los impulsos mecánicos del fluido a información eléctrica que es enviada al cerebro y donde es interpretada como sonido. El oído interno tiene dos funciones diferentes pero muy importantes. La primera es la traducción del sonido y la segunda en mantener el equilibrio del organismo. En el caso del sonido las vibraciones del estribo en la membrana oval pasan a la cóclea o caracol que tiene forma de espiral, está formada por tres secciones que se subdividen por dos membranas y que en su interior tiene dos sustancias acuosas de diferente densidad, la endolinfa y la perilinfa. Las vibraciones causadas por el estribo sobre la ventana oval producen una variación de ondas diferencial entre los fluidos que a su vez estimula diferentes células ciliares, denominadas como órgano de Corti y que emiten una estimulación eléctrica diferencial que el cerebro interpreta como diferentes sonidos. También del vestíbulo del oído interno parte los tres canales semicirculares con una orientación en función de los planos x, y, z, es decir, tridimensional, que son los que permiten mantener el equilibrio.


En los ambientes en los que la visión es limitada se utilizan métodos sonoros para desplazarse como el caso de los mamíferos marinos o los voladores de hábitos nocturnos, como los murciélagos. Este fenómeno se le conoce como ecolocación, y consiste en la capacidad de detectar objetos (presas y obstáculos) a través del sonido en el espacio, lo que les permite navegar en el aire o el agua. Pero, también se presenta en otras especies, en las cuales el fenómeno es menos conocido, como son aquellos pequeños mamíferos en los que la simple vegetación puede ser un impedimento visual para ver a sus congéneres, por lo que es más fácil comunicarse por sonidos, como es el caso de las musarañas que utilizan sonidos de baja frecuencia para detección de objetos. En contraparte, también existen grandes mamíferos como los elefantes que pueden comunicarse a gran distancia con un ultrasonido.


El sentido del oído es muy importante para poder interpretar las señales que existen en el ambiente y así poder actuar a tiempo de una amenaza, poder alimentarse e incluso para la comunicación. Pero no solamente sirve para eso, también ayuda a mantener el equilibrio.

 

Autores

El doctor en Ciencias Sergio Ticul Álvarez Castañeda es investigador titular E, adscrito al Programa de Planeación Ambiental y Conservación en el Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste (CIBNOR). La doctora Alina Gabriela Monroy-Gamboa es posdoctorante en el mismo Programa del CIBNOR (correo: beu_ribetzin@hotmail.com).

 

 

Dirigir sus comentarios al doctor Álvarez-Castañeda, en el correo sticul@cibnor.mx.