Los expertos creen que la gripe A será más extensa pero no más grave que la gripe común
José Pichel Andrés/DICYT La gripe A, recientemente declarada pandemia por la Organización Mundial de la Salud (OMS), afectará a muchas más personas que la gripe común cuando llegue el próximo invierno, pero no será más grave salvo que el virus A/H1N1 mute, una posibilidad que no se puede descartar, pero que hasta el momento no se observado. Así lo han explicado hoy los expertos reunidos en el X Congreso Nacional de Virología que se celebra en Salamanca.
“Es una pandemia porque la OMS la ha definido así por la extensión que ha tenido, pero sus características la hacen distinta de lo que lo que podíamos esperar de una pandemia”, asegura en declaraciones recogidas por DiCYT Pilar Pérez Breña, investigadora del Centro Nacional de Microbiología del Instituto de Salud Carlos III. “El virus es nuevo, pero es cercano a los actuales, de manera que el nivel de anticuerpos para hacerle frente es bueno en humanos”, concreta. En cualquier caso, “la gripe evoluciona”, advierte, de manera que “debemos seguir vigilando y tenemos que estar preparados para la posible aparición de casos más graves”.
El riesgo de que pueda mutar existe, pero “no sabemos si es un riesgo alto o bajo, es impredecible”, apunta Juan Ortín, científico del Centro Nacional de Biotecnología. Además, en los análisis realizados hasta ahora no se han observado diferencias entre el virus en unas personas y en otras. En cualquier caso, la propagación del virus se produce porque “la población no tiene un nivel de protección adecuado” y presenta una combinación de genes “que no es habitual”, comenta, aunque está dentro de lo posible en una infección como la gripe.
Menos riesgo en las personas mayores
En este sentido, “el pico de casos en el hemisferio Norte se producirá en el invierno”, como ocurre con la gripe común, aunque en este caso se están detectando algunas particularidades. “Sabemos pocas cosas acerca de los factores de riesgo, pero sí creemos que la edad es importante, ya que las personas mayores de 60 años presentan algún tipo de protección y se ven menos afectadas”, puntualiza. La explicación a este fenómeno podría ser que en algún momento de su vida hayan tenido una infección similar que les haya activado las defensas frente al nuevo virus, pero aún no se ha podido comprobar.
Los síntomas de la enfermedad son la tos, la fiebre y los dolores musculares, aunque “sabemos que hay infecciones que no presentan síntomas, algo que se desconocía al principio”, y casos de cuadros leves que no se detectan, han explicado los expertos. El contagio se produce por vía aérea, como con todas las formas de gripe, así como por el contacto con superficies en las que ha estado presente el virus.
Los investigadores no le dan mucha importancia al hecho de que España sea uno de los países que presenta más casos, ya que este hecho se debe a dos factores: la gran relación que había con México en el momento en que se manifestó el problema en este país, así como al sistema de rastreo de los casos. “El sistema de rastreo en España es de los mejores del mundo, mientras que en otros países es posible que haya casos que no se contabilizan”, señala Juan Ortín.
Una muerte por cada 1.000 casos
Asimismo, el hecho de que en México se hayan registrado más muertes que en otros lugares puede ser también cuestión de estadística, debida a que fue el primer lugar donde se detectó la nueva variedad y apunta que “no sabemos en qué momento comenzó la gripe ni cuántos casos se habían producido antes, quizá hubo decenas de miles de casos", de los que no haya habido constancia, puesto que la determinación del virus fue posterior. El experto plantea la fiabilidad de otros registros más recientes como los de Estados Unidos o Canadá, donde “hay una muerte por cada mil casos, una cifra similar a la de la gripe normal”, aunque vaticina que habrá muchos más casos porque se trata de un virus nuevo. Por otro lado, los investigadores advierten de que en los países menos desarrollados las consecuencias de la enfermedad pueden ser más graves porque no hay sistemas de control para saber lo que está pasando, porque las personas tienen más contacto con animales y porque factores como la desnutrición pueden ser agravantes.
Los expertos consideran que la vacuna contra la gripe A, que se está fabricando en la actualidad, estará lista para el próximo invierno, aunque no creen que se deba plantear una vacunación generalizada de la población hasta no observar cuál es la evolución de la enfermedad. Asimismo, destacan que los antivirales, que en lugar de prevenir se usan para curar, han demostrado su eficacia frente a A/H1N1, aunque desaconsejan su utilización salvo en los casos que presenten complicaciones, puesto que podrían provocar que el virus se hiciera más resistente. Por lo observado hasta el momento, el periodo de incubación es el mismo que en la gripe común y el principal remedio es guardar reposo.