Los mayas de Tikal practicaron la conservación de los bosques antes de acabar con sus recursos
Eva Aguilar/DICYT Entre los siglos VIII y IX, durante un periodo de auge cultural y orgullo tribal, los mayas de Tikal recurrieron a los bosques que rodeaban la ciudad para construir los magníficos templos que todavía hoy pueden contemplarse, agotando los recursos madereros que habían estado en pie durante varios siglos. Hasta entonces, sin embargo, los habitantes de esta ciudad precolombina habían conservado la vegetación tropical y practicado un manejo agroforestal estable, según se desprende de una investigación publicada en la revista Journal of Archaeological Science, y cuyas conclusiones apoyan la hipótesis de que la explotación exhaustiva de los recursos naturales de los que dependía una población que crecía rápidamente, puede haber contribuido al abandono definitivo de Tikal en el siglo X.
Investigadores de la Universidad de Cincinnati y el Colorado College (ambos en Estados Unidos) analizaron 135 muestras de madera obtenidas de los seis templos de mayor tamaño y de dos palacios del periodo clásico tardío para determinar las especies de árboles que fueron utilizadas en su construcción. Encontraron únicamente dos especies, Manilkara zapota (conocida en algunos lugares de Norte y Centro América como chico zapote y del que se extrae el material para fabricar chicle) y Haematoxylon campechianum (palo campeche). En uno de los templos el árbol de chico zapote que se utilizó para un dintel tenía al menos 280 años, lo que podría ser un indicativo de que si éste no provenía de bosque virgen, sí habría sido cortado de un bosque muy antiguo.
"Con nuestra investigación hemos descubierto que los mayas conservaron los recursos forestales deliberadamente", dice David Lentz, profesor de ciencias biológicas de la Universidad de Cincinnati y autor principal del estudio, citado en un comunicado de prensa de la institución académica. "No tenían permitido cortar lo que nosotros hemos denominado los ‘bosques sagrados’".
No obstante, esto cambió durante el periodo clásico tardío con Jasaw Chan K'awiil I, una de las grandes figuras del periodo precolombino en Mesoamérica. Los mayas de Tikal habían sufrido severos reveses militares y una vez llegó al poder, Jasaw Chan K'awiil lideró un ejército al corazón de la ciudad enemiga de Calakmul, capturó a su gobernante, lo llevó de vuelta a Tikal y lo sacrificó.
Animados por la victoria, los mayas reconstruyeron Tikal levantando grandes templos que requerían de árboles que fueran lo suficientemente fuertes para soportar las toneladas de peso de las piedras que componen los edificios. Y para lograrlo, el gobernante maya hizo uso de los "bosques sagrados". Los investigadores han descubierto que una vez que se quedaron sin chico zapote, los mayas recurrieron al palo campeche, aunque varias décadas después volvieron a utilizar el árbol de chicle.
"La sapodilla [otro de los nombres que recibe la Manilkara zapota] es suave cuando se corta, por lo que puede ser esculpida en formas hermosas. Pero cuando se seca, es dura como el hierro", explica Lentz. "El palo campeche, por su parte, es como el hierro desde el principio y se conserva de esa manera".
De vuelta a las buenas costumbres
¿Por qué los mayas no continuaron utilizando el palo campeche y en un momento dado volvieron a utilizar el chico zapote? Lentz piensa que, después de que los bosques sagrados fueron talados, los mayas replantaron nuevos árboles.
"Después de 40 años puedes tener un árbol lo suficientemente fuerte como para construir con él", señala el investigador.
Además de utilizar la madera para la construcción, los mayas también explotaron los bosques para proveerse de combustible, comida, fibras y medicamentos. ¿Tuvo esto algo que ver con el desplome de su civilización?
"Cuando se cortan los bosques, se altera el ciclo del agua”, dice Lentz. "Sin árboles, el suelo pierde la capacidad de absorber el agua, se seca, hay menos transpiración y también menos lluvias".
Además, los árboles retienen dióxido de carbono -un elemento que los mayas sumaban a la atmósfera a través de la quema de la madera para obtener combustible- y éste vuelve al aire cuando los bosques se talan.
"Los bosques proveían recursos esenciales a los mayas de la misma forma en que lo hacen hoy en día”, dice Lentz.
Un equipo de expertos de la Universidad de Cincinnati volverá a Tikal en el 2010 con el propósito de continuar con las investigaciones que ayuden a develar otros misterios: cómo controlaban los mayas sus recursos hídricos, cuándo ocurrió la deforestación, cuándo y qué tipo de árboles fueron utilizados, dónde estaban localizados los "bosques sagrados" y de qué tamaño eran sus huertos.
"Estamos diciendo que, al final, los mayas no fueron afortunados. Pero todavía fueron capaces de sobrevivir por un siglo más, así es que algo deben haber hecho bien", concluye Lentz.