Medio Ambiente Colombia , Colombia, Miércoles, 01 de marzo de 2023 a las 11:47

Mapas de ecosistemas susceptibles a huracanes

Investigadores crean protocolos de restauración de ecosistemas que incluyen una herramienta con mapas para restaurar ecosistemas marinos

UNAL/DICYT El paso del huracán Iota por el Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina en 2020 no solo acarreó problemas sociales, económicos y de infraestructura, sino que los diferentes ecosistemas también se vieron gravemente afectados. Del trabajo articulado entre la Corporación para el Desarrollo Ambiental del Archipiélago (Coralina) y la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Caribe se generó el diseñó de protocolos de recuperación por afectaciones en los ecosistemas por estos fenómenos naturales.

 

El biólogo marino Julián Prato, candidato a doctor en Biología Marina de la UNAL, señala que “aunque los procesos enfocados en la resiliencia social y económica después de los huracanes pueden ser comunes, hasta el paso de Iota en Colombia no existían protocolos de recuperación frente a huracanes para los diferentes ecosistemas marinos afectados: manglares, pastos marinos y corales, la base del bienestar general del Archipiélago”.

 

A esta iniciativa también se unieron expertos de entidades como la Corporación Centro de Excelencia en Ciencias Marinas (CEMarin), las fundaciones Ecomares y Blue Indigo y las Sedes Medellín y Bogotá de la UNAL.

 

“Formamos grupos de trabajo interdisciplinarios e integrales que incluyeron temas de gestión de riesgos de desastres y jurídicos para definir las responsabilidades de cada institución para recuperar los diferentes ecosistemas luego del paso de un huracán”, comenta.

 

Resultado de esta alianza se crearon protocolos de restauración de ecosistemas que incluyen una herramienta con mapas para restaurar ecosistemas marinos después de huracanes en lugares donde las capacidades son limitadas, y ante la inmensidad del mar “podemos predecir cuáles serían los sitios más impactados según la trayectoria del evento ciclónico”.

 

Según el investigador, los escenarios más generales que pueden ocurrir son dos: “(i) si el huracán tiene trayectoria por el norte de la Isla, como en el caso de Iota para San Andrés, la afectación más grave será en el occidente, y (ii) cuando pasa por el sur de la Isla, como Bonnie o el huracán Julia, los mayores impactos serán en el oriente. Esto es lo básico que las personas deberían saber, y es vital para priorizar las evacuaciones y además para prevenir riesgos en la comunidad situada en las costas”.

 

El propósito principal de los mapas es priorizar las zonas de posible afectación y acelerar los procesos de recuperación, pues los manglares, corales y pastos, por ser organismos vivos, requieren atención oportuna para aumentar las probabilidades de que sobrevivan y se recuperen.

 

“Allí se ven los sitios con mayor afectación o que pueden ser más golpeados por el oleaje, lo cual se basa en la profundidad –o batimetría–, en la modelación del oleaje y en la ubicación de los ecosistemas en las islas, es decir se ponen olas a correr en un modelo matemático en un computador y una simulación nos muestra dónde van a ver olas más grandes y dónde puede interactuar más con el fondo”, explica el biólog Prato.

 

Metodología


El diseño de los mapas se basa en momentos clave: el primero es la modelación del oleaje a través de simulaciones, que muestran la altura de la ola con respecto a la isla en diferentes casos.

 

“Simulamos el oleaje de un huracán con vientos de categoría 1 y 5 (110 y 240 km/h respectivamente), para ver cómo serían las olas en cada escenario para San Andrés y Providencia. Se hicieron 32 simulaciones, incluyendo ocho puntos cardinales sobre varias direcciones de oleaje: norte, noroccidente, occidente, suroccidente, sur, suroriente, oriente y nororiente”.

 

Con sistemas de información geográfica (SIG), de las simulaciones se crearon nuevas capas que se cruzaron con la ubicación de los ecosistemas, con capas de la profundidad a la que se encuentran, para así poder determinar dónde hay olas grandes, dónde corales y a qué profundidad.

 

“Dependiendo de la profundidad el impacto es mayor o menor. A mayor profundidad el impacto es menor, por eso agregamos una capa de profundidad de los alrededores de la Isla y eliminamos las zonas mayores a 25 m”, anota el investigador.

 

Los mapas se complementan con zonas priorizadas por la comunidad, según su importancia para el bienestar y la protección de la vida humana, ya que estos ecosistemas protegen las costas del oleaje y los vientos fuertes.

 

“Con esta información buscamos aportar una guía a la comunidad: es muy necesario generar más conocimiento y conciencia; debemos ser más autosuficientes a la hora de prepararnos para la temporada de huracanes, que todos los años llega entre junio y noviembre”.

 

Recientemente el investigador Prato estuvo en el Congreso Internacional de Ciencias Marinas (ICMS) 2023, uno de los eventos más importantes para las ciencias marinas en Colombia y América Latina, realizado este año en Cartagena.