Alimentación Argentina , Argentina, Lunes, 11 de enero de 2016 a las 11:24

Miel de meliponas, un recurso clave para comunidades de las yungas

Las abejas silvestres sin aguijón proveen de polen, cera y propóleos a los habitantes de Baritú, Salta. Investigadores del CONICET estudian los usos y características de estos productos para su conservación y puesta en valor

CONICET/DICYT Antes de la introducción de la “abeja europea” (Apis mellifera), distintas especies de meliponas –un grupo de abejas nativas sin aguijón-, eran las principales proveedoras de miel de los pobladores originarios en el continente americano. En la zona de las yungas salteñas algunas comunidades mantienen el hábito de recolectar colmenas de estas abejas nativas, y emplean con fines medicinales y alimenticios tanto sus mieles, como pólenes, ceras y propóleos.

 

Estudios desarrollados por investigadores del CONICET lograron describir los métodos de recolección y el uso que los pobladores de Baritú, en Salta, hacen de las meliponas locales. También se realizó una caracterización botánica de las mieles, lo que permitió determinar que estas abejas se alimentan principalmente de las flores de especies nativas, por lo que sus productos reúnen características únicas.

 

“Los estudios revelaron que prácticamente todos pobladores emplean de forma similar los productos obtenidos de las colmenas de las mismas meliponas locales. La miel y el polen son usados como alimentos e ingredientes de bebidas y preparados medicinales, la cera para la fabricación de velas y los propóleos como elemento combustible en contextos rituales”, explica Norma Hilgert, investigadora independiente del CONICET en el Instituto de Biología Subtropical de la provincia de Misiones (IBS, CONICET–UNaM).

 

El objetivo de estas investigaciones científicas, que se desarrollan en conjunto con el Centro de Investigaciones y Transferencias de Jujuy (CIT, CONICET-UNJU), es valorizar y aprovechar el potencial que estos recursos tienen para la comunidad. Se trata de una perspectiva inédita ya que combina el abordaje propio de las etnociencias –área que se interesa en la interfaz entre la biología y la antropología- con el de la palinología -disciplina de la botánica dedicada al estudio del polen-.

 

El relevamiento de la relación entre los insectos melíferos y los pobladores de la localidad de Baritú en Salta comenzó en 2011 y fue desarrollado por el equipo integrado por Norma Hilgert, investigadora en el IBS de Puerto Iguazú; Liliana Concepción Lupo, investigadora adjunta en el CIT Jujuy y Fabio Fernando Flores, becario doctoral del CIT Jujuy.

 

Uno de los estudios estuvo orientado específicamente a la caracterización botánica y geográfica de las mieles de la “mansita” (Plebeia intermedia), una de las especies de abejas meliponas más conocidas y valoradas localmente. Los exámenes cualitativos revelaron que esta especie utiliza como fuente de alimento principalmente árboles nativos. “Este factor es muy interesante porque el hecho de que sean el producto de flora y abejas nativas genera una miel única, potencialmente más interesante a nivel comercial por esa exclusividad”, destaca Lupo.

 

Los pobladores yungueños que participaron de este estudio practican la agricultura familiar y la ganadería de trashumancia. Su economía familiar es de subsistencia y la mayoría de los productos que obtienen de las meliponas son empleados para el autoconsumo. Sin embargo, en algunas familias las mieles adquieren una importancia particular, ya que se utilizan como elemento de trueque con otras comunidades.

 

En ese sentido, Hilgert menciona que desde un proyecto en ejecución en el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación se está gestionando la incorporación al Código Alimentario Nacional de la miel de la Tetragonisca fiebrigi (jatei), otra especie de melipona presente en el norte de Argentina, generando la posibilidad de avanzar en la comercialización del producto como un recurso prácticamente exclusivo de estas comunidades. “Nuestros trabajos demuestran que también hay otras especies melíferas menos conocidas que también son clave para algunas comunidades y que tienen mucho potencial para desarrollarse en el futuro”, dice.

 

Para avanzar con el objetivo de convertir a las mieles en una nueva fuente de ingreso para los pobladores, en Baritú comenzaron a desarrollarse otras acciones. “Junto a un productor apícola santafesino empezamos una prueba piloto de cría de la “mansita” con dos familias locales. Practicamos el trasiego de la colmena desde el árbol a un cajón de cría e identificamos los cuidados necesarios a tener en cuenta para esta especie en particular”, comenta Fabio Flores. “Tenemos previsto hacer un seguimiento de la evolución y estado sanitario de las colmenas en cada una de las visitas a Baritú”, agrega.

 

Los trabajos que desarrolla el equipo integrado por científicos de Misiones y Jujuy permitieron obtener los primeros aportes, desde la perspectiva etnobiológica y palinológica, acerca de las mieles silvestres en las poblaciones andinas y de las fuentes alimentarias seleccionadas por las meliponas. Mediante el avance de esta temática los investigadores esperan generar herramientas para la producción de estos recursos, promoviendo tanto la conservación de los ambientes naturales donde prosperan estos insectos como la economía de los pobladores locales.