"Muchos de los delirios que padecen personas con enfermedades psicóticas, como la esquizofrenia, son de contenido religioso”
MMG /DICYT El I Simposio Internacional sobre Psiquiatría y Religión, que organizan la Cátedra López Ibor de Salud Mental del Centro Internacional Teresiano Sanjuanista (CITES) en colaboración con la Asociación Mundial de Psiquiatría ha arrancado esta mañana en Ávila. Al frente de los más de 250 expertos de distintos ámbitos reunidos en la Universidad de la Mística se encuentra el profesor Juan José López Ibor, presidente de la Fundación Internacional que lleva su nombre y director del Instituto de Psiquiatría y Salud Mental del Hospital Clínico San Carlos, de la Universidad Complutense.
Ibor ha resaltado el hecho de que “en los últimos años, este tema (la relación psiquiatría y religión) ha despertado un gran interés y cada vez hay más investigaciones en esta dirección, que van desde tratar de localizar las áreas cerebrales o mejor dicho los circuitos que intervienen en las experiencias religiosas, a otro tipo de trabajos que tratan de analizar la influencia religiosa en los síntomas”. Y es que en este sentido, según el profesor López Ibor “muchos de los delirios que padecen personas con enfermedades psicóticas como la esquizofrenia son de contenido religioso”.
“Y hay otros estudios”, continúa López Ibor, “que tratan de ver la influencia de las creencias espirituales y religiosas en la vivencia de la enfermedad y en aspectos tan importantes como la elección de tratamiento y adherencia al mismo”.
¿Se recupera antes de una enfermedad mental una persona con fe?, preguntamos al profesor. “Existen datos de que las personas que tienen creencias espirituales y religiosas son capaces de afrontar mejor el proceso de enfermar”, responde, tras apuntar “que en toda enfermedad no sólo existen síntomas y signos, sino también un sufrimiento personal y social, por lo que también influyen los valores personales y las creencias: se trata de una nueva corriente de la medicina que pretende que se tengan en cuenta estos aspectos”.
Lo que también tiene claro López Ibor es que el papel del enfermo mental es diferente en las tres religiones monoteístas. “Por ejemplo, en el Islam”, apunta, “el hecho de oír voces o de estar retraído y asilado socialmente, como sucede en la esquizofrenia, suele ser tomado como un privilegio de mayor cercanía a Alá”.
Y en lo que respecta al cristianismo, concretamente al misticismo tan presente en Ávila, López Ibor considera que “existen muchos fenómenos místicos y religiosos que se parecen a síntomas de enfermos psquiátricos o no, como es el caso de Hildegarda de Bingen, de Juana de Arco y de la propia Santa Teresa de Jesús, sin embargo las diferencias son sustanciales. En el caso de estas tres mujeres estos fenómenos les sirvieron para dar testimonio de una Fe religiosa y para contribuir al desarrollo de una obra muy creativa. En el caso de las personas con enfermedades mentales, los fenómenos como voces o visiones empiezan y terminan en el propio enfermo. La tragedia de la enfermedad mental es precisamente éste aislamiento”.
Para concluir, el profesor López Ibor también hace referencia a las repercusiones de la clausura en la salud mental. “La clausura en si misma no afecta a la salud mental”, considera, “lo que sucede es que a lo largo de la historia, la clausura y los hábitos han sido un refugio para algunas mujeres que hoy en día son diagnosticadas de anorexia nerviosa: mujeres que se resisten a adoptar el papel de mujer adulta, ama de casa, si quiere ‘neolíticas’, y que se refugian en el ascetismo y la intelectualización”.